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Jueves, 26 diciembre 2024
Argentina
11 de septiembre de 2019
INFORME

Vidal - Macri, el divorcio que viene

“Bajo el mismo techo pero en camas separadas”, así describen cerca de la Gobernadora su relación actual con el Presidente. Las circunstancias que llevaron a este escenario y cómo se perfila ella para encarar su futuro político

Vidal - Macri, el divorcio que vieneVidal - Macri, el divorcio que viene
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“Es un matrimonio que en los últimos tiempos salía a cenar, iba al cine, se mostraban juntos y siguen viviendo en la misma casa, pero duermen en camas separadas. Y ahora tampoco van a sobreactuar la relación hacia fuera”. Así, en la analogía de una pareja que se amó y que aún se quiere, “porque siguen compartiendo las cosas buenas”, pero que va en el camino irreversible del divorcio, un funcionario provincial graficó el presente entre Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.

“Es la metáfora perfecta para entender lo que pasa entre Nación y Provincia”, coincidió uno de los hombres de la mesa chica de la Gobernadora. Y agregó: “No hay divorcio ahora, para eso se va a esperar a que pase la elección. Ella no va a dejar de ser macrista ahora, pero sí va a estar menos con Macri y con Marcos Peña”.

El reproche se alimenta de la bronca por el resultado electoral, y se potencia porque las advertencias emanadas desde la Provincia (y también desde otros altos despachos de la Capital Federal y de distintos poderes), nunca fueron tenidas en cuenta en la Casa Rosada. De todos modos, son conscientes en el emergente vidalismo de que “no se van a conseguir mejores resultados ahora por pelearte con Mauricio”.

“Cualquier situación que surja hay que caretearla hasta el 27 de octubre”, se sinceró un ministro en diálogo con La Tecla. Evidente muestra de que la buena onda con la que se intentarán mostrar cuando los cruce la campaña nacional con la provincial es impostada. Mientras tanto, Vidal va a centrarse en la Provincia y evitará todo lo posible hablar de temas nacionales.

Hasta el 11 de agosto, los funcionarios provinciales se esforzaban por excluir al Presidente de la ya desgastada relación entre Olivos y calle 6, y la carga de los cuestionamientos recaía en Marcos Peña. Después de las PASO, ya no se los diferencia; entonces ahora, “Peña y Macri son lo mismo”, sobre todo después de que el propio Presidente dijo públicamente que “quien critica a Marcos me critica a mí”.

Tampoco se llevaba la exclusividad de los cuestionamientos el jefe de Gabinete. Desde principios de año, las negociaciones con los gobernadores peronistas encaradas por el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, incendiaron los humores bonaerenses. En el vidalismo se quejan porque compensaciones a otras jurisdicciones perjudican a las arcas de la provincia de Buenos Aires. En Nación responden que nunca dejaron de asistir a Vidal en todo lo que necesitaba, y que su provincia fue la más beneficiada económicamente tras la recomposición del Fondo del Conurbano.

“Acá importa Vidal y allá importa Macri”, repiten en La Plata, como si de pronto aquello de “somos un equipo” se hubiera desintegrado cual copa de cristal al caer contra el mármol. La tensión entre los colaboradores que secundan al Presidente y a la Gobernadora, que al final termina impactando en ambos, encierra los celos que, por defender al jefe propio, terminan por cegar la visión de la conveniencia para el conjunto.

En el glosario de propuestas políticas emanadas desde la Provincia y rechazadas por los conductores nacionales se centra buena parte del enojo de los vidalistas, que entienden que, por tratar de salvar sólo el traje del jefe Estado, se puso en peligro a todo el espacio y a todas las figuras con posibilidades de sostenerlo en lugares de poder. 

“En diciembre, nosotros avisamos que para María Eugenia no era una buena jugada polarizar tanto con un solo sector, pero Nación eligió polarizar con Cristina. En enero planteamos el desdoblamiento (de las elecciones provinciales), y tampoco convenció en la Rosada. En marzo surgió lo del plan V (Vidal Presidenta), pero Mauricio no quiso; y después Cristina dio un paso al costado, lo puso a Alberto y ganó. En abril se planteó lo de las colectoras, y tampoco fue aceptado. Las alertas las dimos todas y en ninguna nos escucharon”. Palabras de uno de los colaboradores de la Gobernadora que apoyaron esas batallas sin éxito.

La suerte está echada y, bajo el mismo techo de Juntos por el Cambio, Macri y Vidal deben encarar el proceso proselitista para las elecciones de octubre. Ella bajó la directiva de que quiere “una campaña para ganar”, aunque asuma que la empresa es harto difícil. Además, en Provincia reconocen que “tampoco se puede ser autista ante la campaña nacional”. En ese contexto, todavía buscan en el entorno de la Gobernadora el discurso que la muestre independiente de la Rosada, pero sin renegar de lo que es el espacio.

“Quiero ganar, quiero llevar adelante la propuesta que tengo; y si no gano voy a seguir representando a los vecinos de la Provincia”, les dijo la mandataria a los industriales la semana pasada. Anticipó la intención de seguir en la arena política.

“Va a asumir la representación del tercio de votos que tiene en la provincia de Buenos Aires, va a estar al frente del espacio político”, reafirmó un funcionario con despacho en la Gobernación.

Si la derrota de Juntos por el Cambio se consolida en el país, Mauricio Macri quedará relegado definitivamente de la política, y la entonces oposición tendrá que buscar nuevos referentes. Entre Horacio Rodríguez Larreta, Vidal, Martín Lousteau, los intendentes del espacio que logren conservar sus distritos y la recomposición del radicalismo aparecerán esas opciones. La actual Gobernadora pretende, por lo menos, ser la conductora política en la provincia de Buenos Aires.

“María Eugenia tiene que hacer una campaña para ganar, positiva, y después ver lo que te queda; no podés hacer nada que no sea intentar ganar, pero sabemos que es una misión casi imposible”, reconocen cerca de la mandataria. Algunos ya hablan de “portadora sana de macrismo”, y se aferran a que su imagen pública no ha sufrido un daño irreparable pese al resultado de las PASO. 

Mientras culpan a la estrategia nacional, se lamentan por las oportunidades perdidas y porque las peleas quizá no se dieron con la intensidad que debieron darse para quebrar las negativas constantes de la Rosada, en el vidalismo dicen que después del divorcio hay una nueva vida política para la actual Gobernadora, que tiene como base una concepción filosófica diferenciadora de Macri y los suyos.

Así lo expresó a La Tecla un funcionario provincial: “La lealtad para nosotros es una avenida de ida y vuelta, pero para Nación es de una sola mano”. 

Vidal - Macri, el divorcio que viene

Los niños y las mujeres, primero

Por Hilario Moreno (*)

Cambiemos perdió las elecciones y desató una estampida al interior de la fuerza estrella de la política argentina durante los últimos cuatro años. Todo lo que hasta ayer sobraba y era armónico empezó a explotar de un día para el otro, como la comunidad de intereses entre Macri y Vidal.

Comencemos por uno de los contrapuntos que más trascendieron entre el Presidente y la Gobernadora: la fecha de elecciones provinciales. Vidal y Larreta fueron los únicos que acompañaron a Macri en la misma boleta que la presidencial. La Gobernadora tenía a principios de año imagen suficiente para afrontar por sí misma la elección provincial y, en cambio, su principal contrincante, Axel Kicillof, estaba en plan de remontar una amplia brecha que lo separaba de Vidal. Pero, aparentemente, Macri decidió que ambos unifiquen fechas de elección. Y eso implicó que automáticamente el economista sea arrastrado por la candidatura de CFK, con una imagen superior al 40% en la Provincia.

La Gobernadora también resignó fondos en el marco de las necesidades del Gobierno nacional, tanto en las negociaciones con otras provincias como cuando hubo que afrontar las cada vez más dañadas cuentas nacionales. Pero mientras Macri y Vidal conservaban el aura de éxito electoral, estás diferencias parecían quedar en segundo plano. Hasta que se perdió la elección. Y hoy, ambos gobiernos, nacional y provincial, enfrentan una estampida de aliados políticos, periodistas, financistas de campaña y hasta otrora jueces amigables.

El corolario es que las derrotas son así, precipitan todas las facturas pendientes juntas. Y emergen también las facturas entre socios. Hoy, la situación no tiene vuelta atrás. La elección, muy difícilmente sea remontable para Cambiemos, y los lugares políticos de Macri y Vidal van quedando tan devaluados como el peso. Difícilmente esa relación subsista luego de octubre, y si eso ocurre será solo como una compañía entre dos que, luego de tenerlo todo, lo han perdido todo.

(*) Director de Dicen Consultora


El rol de María Eugenia Vidal si le toca ser oposición 

En caso de no alcanzar el objetivo de retener la Gobernación, María Euegenia Vidal tiene aspiraciones de ser figura central de la oposición en la provincia de Buenos Aires, y en su entorno le asignan vital importancia a mantener bloques fuertes en la Legislatura, sobre todo en el Senado, donde Juntos por el Cambio podría tener la mayoría, o, de lo contrario, mantener una bancada, sin la cual el oficialismo pueda alcanzar los dos tercios. 

¿Podrá María Eugenia Vidal, sin un cargo electivo por los próximos dos años, sostener la energía y la labor política que demanda ser jefe de la oposición? 

El espejo en el que todos se quieren mirar es el de Sergio Massa, quien se mantuvo en la agenda mediática fuera de todo cargo y pudo conservar casi intactos sus bancadas tanto en la Legislatura provincial como en el Congreso.

“Hay que contener lo que queda, al grupo que va a defender la actual gestión y la va a defender a ella en la Legislatura, en los distritos. Ella está dispuesta a hacerlo, y esa es una función que no se puede delegar. Los que la acompañamos estaremos a su lado, pero la conductora del espacio tiene que ser María Eugenia”, sentencia ante La Tecla uno de sus estrechos colaboradores. Reconoce el funcionario que esa es una tarea a la que hay que ponerle el cuerpo todos los días. 


Separaciones consumadas

Pese al esfuerzo por mantener los bloques unidos en las dos cámaras, el vidalismo perderá aliados, más allá de lo que suceda con los radicales. Uno de los casos es el del monzoísmo, ya excluido por parte de la Gobernación en el cierre de listas. Aunque el espacio sólo tendrá una senadora (Ana Laura Geloso) y un diputado (Guillermo Bardón) hasta 2021, es la punta de lanza para la composición de nuevos espacios legislativos, que puedan rejuntar a los sueltos, como, por ejemplo, los diputados Mario Giacobbe y Fernando Pérez.

El senador Gabriel Monzó comenta que nunca nadie lo llamó para explicarle por qué no estaba incluido en las listas, y tampoco tenía participación en la campaña, con lo cual repite constantemente que se siente “expulsado” de Cambie-mos. “Tampoco me llamó nadie para explicarme qué había hecho mal para no estar”, responde cada vez que le preguntan las razones por las cuales él, Marcelo Pacífico y Marcelo Daletto no fueron tenidos en cuenta. El espacio está afuera y ellos dicen que no buscaron el divorcio, sino que los echaron de la casa. 


Socios mayoritarios

Es clave para el vidalismo conservar la alianza con la UCR, aunque eso dependerá más del camino que tome ese partido tras sus discusiones internas. “Vamos a trabajar con ellos para mantener la unidad”, dicen en la Gobernación.

En el entorno de Vidal se aferran a que los boinas blancas carecen de una figura excluyente que pueda liderar al partido en la Provincia. “María Eugenia expresa como nadie los valores y los principios del radicalismo, expresa perfectamente al votante radical medio”, se entusiasma un hombre de la mesa chica de la Gobernadora.

“Los radicales van a tener las turbulencias internas, pero veo coincidencias como para que podamos seguir juntos. La discusión de ellos va a pasar por si (Daniel) Salvador sigue o no al frente, pero con todos los que hablamos nos dicen que quieren seguir siendo conducidos por ella. Después veremos lo de los bloques”, cuenta otro funcionario provincial a este medio.


El reclamo económico que pone a Lacunza entre la espada y la pared

Los enojos de Provincia con Nación trascienden lo político y tienen también un trasfondo económico. Cuando el Go-bierno central debió cumplir una de las metas del FMI trasladando a las provincias competencias que hasta allí eran suyas (como subsidios a las eléctricas y al transporte) se vio obligado a negociar con los gobernadores peronistas, y estos exigieron recortar recursos a la provincia de Buenos Aires y a la Ciudad Autónoma. Macri cedió a ese pedido y perdieron María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. La dama se vio más perjudicada.

El por entonces ministro de Economía bonaerense, Hernán Lacunza, comenzó a solicitar una actualización de lo que la Provincia debía recibir por el Fondo del Conurbano, que había quedado desfasado por la escalada inflacionaria. Las cuentas dictaminaron que la diferencia era de 19.000 millones de pesos. Pero nunca se firmó el compromiso, y Lacunza se cansó de reclamarle a Ha-cienda esos recursos, con la esperanza de contar con dinero para más obras y la quimera de dejar las cuentas bonaerenses en equilibrio. La plata, nunca llegó.

Ahora, en el momento de más tensión interna entre La Plata y Balcarce 50, es Lacunza quien está a cargo de las finanzas nacionales, y quien debería enviar el dinero. “El conoce como nadie la legitimidad del reclamo”, expresa a La Tecla un alto funcionario bonaerense, aunque desconfía de que, finalmente, Macri y Marcos Peña le permitan al titular de Hacienda girarle los fondos a Vidal. 

“Esperemos que los mande antes de diciembre. Esa no es plata para la campaña, es la plata que nos permite cerrar con equilibrio y nos permitirá dejarle al próximo gobierno asegurados los sueldos y los aguinaldos de diciembre. Si nos toca irnos, no queremos dejarle al que venga las cuentas como las recibimos nosotros, sin plata y con deudas”, asevera a este medio un miembro de la mesa chica de la Gobernadora.

Los 19.000 millones de actualización del Fondo del Conurbano están dentro de una serie de peticiones que son cada vez más intensas por parte de Provincia. Por caso, desde el Ministerio de Infraestructura, específicamente desde el área de Viviendas, apuran las partidas para terminar casas en plena etapa de construcción. Es que la administración bonaerense recepciona cada vez más acalorados reclamos por parte de los intendentes porque el dinero no llega y se demoran las inauguraciones. En este aspecto se pasan la pelota entre las oficinas de La Plata y las del Gobierno nacional, en una muestra más de que “el equipo” no está todo lo coordinado que se quiere mostrar.


Mejor no hablar de ciertas cosas

La invitación para hacer una entrevista le llega al ministro, y éste, amable, responde: “Qué momento difícil para hablar. Por ahora, no, gracias. Más cerca de las elecciones, o después, mejor”.

“Nadie va a querer salir a hablar, porque si no tiene que putear a la estrategia nacional que nos llevó puestos a todos”, se excusa un vocero para justificar el silencio del gabinete provincial sobre la actualidad política.

En el mismo tono respondieron desde la oficina de prensa de un intendente del Conurbano, que quiere evitar la tentación de salir a decir en público lo que piensa y sólo comparte con su círculo íntimo acerca de los errores cometidos que lo dejaron también a él al borde del precipicio.

Ya de antes de las elecciones primarias algunos marcaban diferencias con el Gobierno nacional, aunque no todos se animaron a decirlo en público. 

Uno que sí lo hizo fue Víctor Aiola, alcalde de Chacabuco, quien en mayo ya había advertido que “Mauricio ha cumplido una etapa muy importante y debe culminar. Y a mí me gustaría que María Eugenia Vidal sea candidata a Presidenta”.


Los intendentes de Cambiemos apuestan todo a lo local

Ganadores y perdedores, interior y Conurbano. La estrategia en los distritos gobernados por intendentes macristas y radicales parece calcada, como si una orden hubiese bajado desde arriba. Sin embargo, eso resulta imposible. Es que el plan a llevar adelante es municipalizar la campaña, aunque, vale aclararlo, muchos ya lo usaron en la previa a las primarias. Lo llamativo del caso es que no importa cuál fue la performance de las categorías “Presidente” y “Gobernador” en los comicios del 11 de agosto, no importa si Macri y Vidal ganaron en el distrito; de cara a las generales se apunta a lo local, nada más que a lo local.

“No vamos a hacer notas con medios nacionales”, responde ante La Tecla el jefe de prensa de un mandamás amarillo del Conurbano al que no le fue mal, aunque tampoco le fue tan bien. Agrega que “lo que nos sirve hoy es municipalizar la campaña al ciento por ciento, hablar de los temas locales, defender lo que hicimos y confrontar con el kirchnerismo”.

A unos cien kilómetros, un intendente boina blanca de la Quinta que tiene casi asegurada la reelección va en igual sentido: el camino elegido es el de no abrir el juego provincial y nacional, mencionar lo menos posible tanto a la Gobernadora como al Presidente. 

La única diferencia pasa por la relación con los candidatos de la oposición. En este caso, no hay pelea, no hay cruces. “No nos vamos a pelear con el peronismo, no hace falta, sería darles una visibilidad que actualmente no tienen; vamos a hacer hincapié en las obras realizadas y vamos a presentar varios proyectos para los próximos años”, señala la fuente consultada.

Claro está, la economía y los números que arrojaron las PASO son la principal razón que lleva a los postulantes locales de Juntos por el Cambio a “esconder” el resto de las definiciones; todo lo contrario a lo que hacen desde la oposición, que busca de mil maneras poder subirse a la ola triunfante de los Fernández y Axel Kicillof y llevar a los jefes comunales oficialistas al barro de la crisis social y económica.

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