CADENA NACIONAL
La Tecla
Redacción
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Serga.NET
Jazmín Stuart vivió una situación conmovedora
Tras caerse y tener la cara repleta de moretones, la actriz hizo un pedido a la farmacia y el repartidor la quiso ayudar en caso que existiera violencia de género en ese hogar
En plena cuarentena por la expansión del coronavirus, el gobierno decretó que todas las personas se aislen de forma preventiva en el interior de sus hogares. En este marco, la actriz Jazmín Stuart se cayó dentro de su casa y golpeó su cara contra un mueble.
Horas después, ella hizo un pedido a la farmacia y el repartidor se preocupó por su estado de salud, la experiencia fue revelada en un posteo en su red social "Recién me pasó algo que quiero compartir. Hace un par de días tropecé en casa y me hice un chichón en la ceja, que unas horas después me dejó los dos ojos morados (sí, malísimo...menos mal que fue en cuarentena y no en el medio de un rodaje) El tema es que hoy tuve que pedir un par de cosas a la farmacia (estoy con hijo y no puedo ir yo). Cuando vino el repartidor intenté no mostrar mucho la cara, un poco por coquetería y otro poco para ahorrarle la impresión, pero en algún momento cruzamos miradas brevemente".
Por último, dio a conocer la excelente actitud del muchacho, celebrando el momento vivido "Terminó de entregarme el pedido y se fue. A los cinco minutos volvió y tocó el timbre. 'Perdoname, quiero saber si estás bien. ¿Necesitás ayuda?' Uy, ¿te preocupaste porque estoy moretoneada? Me golpeé yo, como una boluda".
Horas después, ella hizo un pedido a la farmacia y el repartidor se preocupó por su estado de salud, la experiencia fue revelada en un posteo en su red social "Recién me pasó algo que quiero compartir. Hace un par de días tropecé en casa y me hice un chichón en la ceja, que unas horas después me dejó los dos ojos morados (sí, malísimo...menos mal que fue en cuarentena y no en el medio de un rodaje) El tema es que hoy tuve que pedir un par de cosas a la farmacia (estoy con hijo y no puedo ir yo). Cuando vino el repartidor intenté no mostrar mucho la cara, un poco por coquetería y otro poco para ahorrarle la impresión, pero en algún momento cruzamos miradas brevemente".
Por último, dio a conocer la excelente actitud del muchacho, celebrando el momento vivido "Terminó de entregarme el pedido y se fue. A los cinco minutos volvió y tocó el timbre. 'Perdoname, quiero saber si estás bien. ¿Necesitás ayuda?' Uy, ¿te preocupaste porque estoy moretoneada? Me golpeé yo, como una boluda".