Todos y todas con tapabocas y sin fiebre: Kicillof, Bianco y Gollán en el Dorado
Si bien los ministros se lo sacaron para hablar, todos y cada uno de los presentes en la Casa de Gobierno bonaerense se mostraron con su respectivo tapabocas. Claro, a partir de hoy es obligatorio. De todos colores, caseros y súper caseros. Además, por el ingreso por calle 51 (los otros estaban cerrados), se le tomaba la temperatura a la gente que llegaba al Palacio
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Se extreman las medidas sanitarias en la ciudad de La Plata y en gran parte de la provincia de Buenos Aires. Y la Casa de Gobierno, ubicada en el centro platense, por supuesto no es la excepción. Por caso, desde hoy rige a nivel bonaerense la obligatoriedad del uso del barbijo en lugares públicos cerrados, como lo es el Salón Dorado. Pero en la capital se amplía, y tampoco se puede circular sin protección.
Allí, en el Dorado, se presentaron el gobernador Axel Kicillof, el Jefe de Gabinete Carlos Bianco y el titular de la cartera sanitaria Daniel Gollán. También la ministra de Comunicación Pública, Jésica Rey, aunque se quedó parada a un lado; el derecho para más precisión, controlando el correcto desarrollo de la conferencia de prensa. Cerca varios de sus asesores y funcionarios y el Secretario de Medios, Fabián Conu Rodríguez.
La prensa, bien distanciada y con protección
Estos dos últimos, más los jefes de prensa de los ministros mencionados, no se quitaron el tapabocas en ningún momento. Formaba parte de sus rostros. En cambio, Kicillof, Bianco y Gollán, sí lo hicieron. A la hora de hablar se sacaron los tapabocas. Incluso, los tuvieron sobre el escritorio todo el tiempo que duró la conferencia. No es que se lo ponían cuando no les tocaba hablar. No. Todo el tiempo sin tapabocas.
En el estrado además, cada uno contaba con micrófono propio, protegido con un plástico, una copa con agua (Bianco la tomó casi toda) y un potecito-frasquito de alcohol en gel del Instituto Biológico Tomás Perón de la ciudad de La Plata (dependiente de la Subsecretaria de Planificación y Contralor Sanitario del ministerio de Salud) , visitado por el mandamás hace aproximadamente un mes.
Finalizada la presentación, los tres protagonistas principales de la historia se levantaron lentamente, y antes de irse volvieron a colocarse la protección. Kicillof y Bianco, rapidísimo. A Gollán le costó un poquito. Es más, amagó como para arrancar sin el barbijo, pero al ver que sus dos acompañantes se lo colocaban, obviamente, él también lo hizo. Quizá ahí está la verdadera razón de la demora.
Bianco, Kicillof y Gollán, sin tapabocas para hablar
La prensa también respetó a rajatablas el decreto. Todos y cada uno de los diez o doce periodistas presentes en el Dorado llegaron, se saludaron, escucharon y hasta hicieron las preguntas con el tapabocas puesto. "No se escucha", le comunicó un funcionario de prensa a una de las periodistas que preguntó (sólo fueron cuatro). ¿Hablaba bajo? No. Igual que siempre. El problema era que el "enfilmado" micrófono no lograba tomar de manera correcta la voz filtrada por la tela.
Negros, coloridos, descartables, de tela, pañuelos, cuellitos acondicionados para la ocasión, lindos y feos. Salvo los profesionales, que están prohibidos en el citado decreto, había de todo en el pequeño ecosistema de tapabocas generado por ministros, funcionarios, asesores, periodistas y cámaras. Kicillof y Gollán, blancos. Bianco, negro.
Párrafo aparte y aplauso, medalla y beso para el tema de las distancias. A diferencia de lo ocurrido durante la visita de Alberto Fernández, también en el Salón Dorado, la prensa estaba más cómoda, ocupando los lugares y las sillas que otrora ocuparon ministros, intendentes e invitados. Esta vez toda esta gente no estuvo. Sólo los cuatro ministros y apenas un par de asesores que se mantuvieron de pie y a un costado.
En el final, unas líneas para el ingreso, que esta vez fue por calle 51 y no por 6 como habitualmente se entra a la Casa de Gobierno. Además del “presente”, ya que había que acreditarse con anticipación para ser parte de la conferencia, una señora, muy amable por cierto, se encargaba de tomarles la temperatura a quienes iban a llegando. Por supuesto, con más de 37.5 no pasaba nadie. Por suerte, nadie superó ese número.
Asesores de prensa y la ministra Rey, también con tapabocas