Crisis y aislamiento: cuánto más se puede resistir
La actividad económica está paralizada hace más de 40 días. Las medidas anunciadas por los gobiernos nacional y provincial no llegan a tiempo y los sectores productivos no aguantan más. La difícil realidad de los barrios más vulnerables
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“No hay más tiempo. Alberto Fernández, va a explotar todo por los aires”. Estas palabras, escritas por el dirigente piquetero Luis D’Elía en su cuenta de Twitter, no hicieron más que poner nuevamente bajo la lupa la desesperante situación que se vive en los barrios más vulnerables de la Provincia y el país a raíz de la caída de la actividad económica, agravada aún más por el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio que rige desde el 20 de marzo.
Pero la imposibilidad de salir no sólo afecta a los sectores más excluidos de la sociedad, sino que pone en peligro la fuente de trabajo de miles de bonaerenses y de personas del resto del país que no encuentran una alternativa financiera en medio de la pandemia, y que por estos días se preguntan cuánto tiempo más pueden resistir en estas condiciones.
Si bien desde los gobiernos nacional y provincial se pusieron en marcha una batería de medidas para intentar aliviar la economía de las familias en este contexto, muchas llegan tarde o, directamente, no llegan.
Fue por este motivo, entre tantos otros, que el presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia a Alejandro Vanoli, quien se desempeñaba como director de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), organismo que centraliza el pago de gran parte de asignaciones sociales, pensiones y jubilaciones. La caótica primera jornada de pago en la cuarentena y la innumerable cantidad de rechazos (muchos de ellos, inexplicables) a la inscripción para percibir el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) fueron las gotas que rebasaron el vaso.
“Hoy, el aislamiento social y obligatorio pone de relieve aún más esta desigualdad social que se vive cotidianamente, pero, además, profundiza esta crisis socioeconómica, porque la gran mayoría de estas personas viven del día a día: son changarines, realizan tareas de cuidado de mayores y de niños, limpian casas, venden comida, venden y reciclan cartones, trabajan en la construcción, cortan pasto. Es decir, son parte de eso que llamamos la economía informal o, como preferimos, la economía popular, que les permite comprar a diario el alimento y las cosas básicas para sostener la familia. Claramente, eso no está siendo una posibilidad, y uno puede ‘quedarse en casa’ si tiene un sueldo asegurado, y los servicios básicos garantizados. Pero estamos hablando de familias que viven hacinadas en una casilla, en una casita humilde, sin agua potable, sin acceso a la salud pública”, dijo, en diálogo con La Tecla, la dirigente de Barrios de Pie en La Plata, Maia Luna.
Desde el Gobierno tienen en claro que cuando la cuarentena se levante habrá más pobreza. Es que, frente a la imposibilidad de trabajar, son muchos los sectores productivos que ven hoy amenazada la continuidad de su actividad: hotelería y gastronomía, transporte privado de pasajeros; locales comerciales de ropa y electrodomésticos; industrias y pequeñas empresas de distintos rubros.
Para algunos, desde Nación se anunció una línea de créditos a tasa del 24 por ciento para abonar los salarios del mes de abril. Para otros, directamente, es el Estado el que se hace cargo del 50 por ciento de los sueldos de los trabajadores.
“Nos parece una locura que tengamos que pagar un crédito con tasa del 24 por ciento para sueldos, cuando el banco toma un plazo fijo a 19 por ciento. Evidentemente, no es una gran tasa, que tendría que haber sido cero. Además, los bancos solamente dieron los créditos a los grandes clientes y son los que menos lo necesitan. Nuevamente, el sistema bancario mostró qué poco le interesa el país, como ya pasó en otras épocas. Hubo cero voluntad para ayudar”, sentenció Silvio Zurzolo, secretario general de Federación Económica (FEBA) y presidente de la Asociación de Industriales de la provincia de Buenos Aires (ADIBA).
Y añadió: “Lo que vemos con estos programas que lanza el Gobierno es que todo es muy complejo. Necesitamos hacer las cosas más simples, más sencillas. Las Pymes no tienen los medios, se hace engorroso y los beneficios no llegan a tiempo”. La economía es como una cadena, está conformada por distintos eslabones, y cada uno resulta esencial para su correcto funcionamiento. Si uno falla, el resto se resiente. Hoy, la actividad productiva está al límite de sus fuerzas. Si la ayuda del Estado no llega rápidamente a cada uno de ellos, algunos quedarán en el camino. La pregunta ahora es cuánto más puede resistir cada eslabón.
La situación en los barrios “El Estado es responsable, pero no llega a todas partes”
Maia Luna, dirigente platense de Barrios de Pie, advirtió que, en este contexto de crisis económica desatado por el coronavirus, “la ayuda del comedor barrial no alcanza, entonces hay que salir por fuera del barrio, a buscar allí donde nos enteramos que llegó alguna donación, o que están haciendo una olla popular, o donde la Iglesia avisó que tiene algo más para repartir. Difícil ‘quedarse en el barrio’ así, nada más, cuando no tenés para darles de comer hoy a tus pibes”.
En este contexto, Luna aseguró que “la gente tiene miedo, y la situación de que el virus llegue al barrio y se pueda expandir rápidamente por las condiciones en que se vive allí asusta aún más. Sin embargo, no hay alternativas de salir a buscar comida cuando tenés que darle de comer a tu familia, o cuando necesitás sí o sí conseguir un remedio y desde el sistema público no hay respuestas.
Entendemos que la resistencia es colectiva. Y también que el Estado es responsable. Pero el Estado no llega a todas partes, y allí es crucial el rol de las organizaciones sociales, tal como queda demostrado de hecho y es asumido por el propio Presidente”.
Luna concluyó: “Este momento que atraviesa el mundo nos da también la oportunidad de rever las prioridades, y nuestros funcionarios, legisladores y gobernantes deben recordar y tener en claro que cuando todo esto pase, la pobreza será mayor, y las políticas públicas que se piensen deberán contemplar esta realidad que se visibiliza más en este tiempo, tal como lo venimos pidiendo desde hace bastante”.
Industria y comercio El complicado panorama de las pequeñas y medianas empresas
Las Pymes son uno de los sectores productivos que más atención necesitan de parte del Estado, ya que representan más del 50 por ciento de la producción bonaerense. En este sentido, Silvio Zurzolo, presidente de ADIBA y secretario General de FEBA, brindó a La Tecla un oscuro panorama de la situación que atraviesan.
“Desde lo productivo estamos muy complicados porque tenemos muchas industrias y comercios que están sin facturación, es decir, que sus cajas dan cero y tienen muchos impuestos, sueldos y obligaciones que tienen que pagar. Se les complica muchísimo seguir estando activos. Tenemos dos años de caída constante en la industria. Eso hizo que muchas empresas que ya estaban muy mal trataron de hacer lo posible para llegar vivas a diciembre, y eso hace que no tengan reservas como para poder aguantar mucho más”.
En este contexto, Zurzolo aseguró que se precisa un Estado más presente, “que entienda que necesitamos que el ciento por ciento de los sueldos que sean puestos por el Estado. Sabemos que se le complica por la baja en la recaudación, pero la única manera de poner una pausa y poder continuar cuando la pandemia termine es que el Estado se haga cargo”. Si la cuarentena continúa, la realidad será cada vez peor. “Hay que diferenciar tres sectores: uno más complicado, que ya no puede pagar los sueldos; uno que puede llegar a aguantar un mes más y otro que va a poder subsistir más tiempo siempre y cuando le lleguen los programas”, finalizó.
Transporte El aislamiento social y un jaque para los choferes de taxis
Con la baja circulación en las calles, los trabajadores del transporte privado vieron cómo su actividad también se desplomaba. En diálogo con La Tecla, Raúl Salomone, secretario general de la Asociación de Empleados Conductores de Taxis, dijo que el sector ha sufrido una importante caída en sus recaudaciones diarias, debido a la escasa cantidad de viajes que se realizan actualmente. “A raíz del aislamiento preventivo, no hay movimiento en las escuelas, organismos públicos, judiciales, ministerios; en fin, los usuarios regulares de nuestra actividad. Esto ha vulnerado severamente la situación económica de los compañeros taxistas. Varios compañeros han tenido que resguardarse en sus casas por encontrarse dentro del grupo de riesgo, y los que aún siguen trabajando se encuentran llevándose 200 o 300 pesos a su casa. Ha sido muy difícil sobrellevar este mes de cuarentena”.
Por otra parte, Salomone reveló que no pudieron ingresar en los planes de contención, ya que fueron rechazados por el sistema. “Los taxistas ya no pueden esperar mucho más por una ayuda que les permita sostener a sus familias. El sector venía acarreando una dura crisis por la situación económica y la proliferación del transporte ilegal, y esto terminó de poner en jaque a nuestros compañeros. Hoy, los taxistas, aun tomando todos los recaudos sanitarios solicitados por el protocolo de emergencia, exponen su salud a diario sin saber si esto les garantizará darle de comer a su familia”.