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Lunes, 21 octubre 2024
Argentina
31 de diciembre de 1969
Nota de tapa

El millonario problema de los intendentes para tirar

En el negocio de la basura ganan pocos y pierden muchos. Las empresas contratadas para levantar los residuos domiciliarios y las concesionarias de las plantas de la Ceamse aparecen como las únicas beneficiadas en un mercado que mueve fortunas.

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Cada vez más agudo y difícil de solucionar, el problema de la basura suma dolores de cabeza a los gobernantes, y en muchos casos a los vecinos de ciudades dispuestas a generar desechos

de todo tipo, pero jamás a recibirlos. A las dificultades de la Provincia para encontrar lugares en los cuales disponer rellenos sanitarios, y a las arduas negociaciones que lleva adelante con la Capital para que ésta contribuya con más recursos, se suma la preocupación en ascenso de los intendentes del Conurbano. Sacar los residuos es cada vez más caro. No se puede compensar con el ABL, y en el retiro de las bolsas depositadas en los frentes domiciliarios se van millones de los ajustados presupuestos.

Son excepciones las comunas que tienen menos del 10 por ciento del presupuesto comprometido para este menester. En algunos casos, los encargados de mantener la limpieza se devoran hasta un cuarto de los recursos. Además, los municipios deben hacer un aporte a

la Coordinadora Ecológica Area Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse) por cada tonelada depositada

en los distintos rellenos sanitarios.

El negocio es para las empresas contratistas y para las compañías que operan en el tratamiento de los desperdicios dentro de la Ceamse. Para la mayoría de los intendentes se hace casi imposible salir del régimen de contratación y hacerse cargo del servicio. Necesitarían una logística costosa, que las sociedades y Unidades Transitorias de Empresas ofrecen tentadoras.

Mientras se impulsan planes para re-ducir la cantidad de residuos orgánicos, fomentar el reciclaje y concienciar a la sociedad, las toneladas de desperdicios se incrementan, los costos suben, los contratos renegociados indexan inflación y, para colmo, hay oscuros movimientos y presiones de las que los intendentes se asumen como víctimas. Es notoria la que-ja de los últimos días contra Hugo Moyano. Parece que el gremio de los camioneros (al que pertenece el líder de la CGT y co-manda su hijo Pablo) presiona a los alcal-des, sobre todo donde está la empresa Covelia, para evitar reducciones de presupuesto a la recolección de residuos. Otros hablan de “un mercado oligopólico en el que las empresas se ponen de acuerdo” en los montos a cobrar.

El conflicto macro de la Provincia pasa por encontrar lugares para reemplazar los rellenos sanitarios que la Ceamse debe cerrar por intimación judicial y para instalar dos plantas de transferencia. Pero para las comunas socias de la Coordinadora Ecológica el desafío es reducir costos. Casi una utopía si se tienen en cuenta algunos aspectos a futuro:

1- Los dos nuevos rellenos estarían más alejados y a las empresas contratadas por las comunas les subiría el costo del traslado.

2- Se intentará hacer sustentable a la Ceamse, hoy a pérdida. Entonces, es probable el incremento del canon por tonelada.

3- Los aumentos de la tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza son resistidos, y tampoco alcanzarían para cubrir el costo de recolección y traslado.

Con este panorama, la preocupación en las dependencias municipales crece, y ya se lo hicieron saber al gobernador Scioli. En algunos lugares estiman que no podrán afrontar ni siquiera los costos ya comprometidos. Los datos de la realidad muestran cómo, junto a las cáscaras de banana, las latas de tomate vacías y los diarios viejos, se esfuman miles de pesos mensualmente. La problemática también la tienen los distritos del interior, pero se profundiza en las grandes ciudades y en el conglomerado metropolitano, donde vive el 35 por ciento de la población del país y se genera el 40 por ciento de la basura producida en todo el territorio nacional.

Ejemplos

Paradigmático, el caso de Esteban Echeverría puso la luz de alerta. Sin la recolección de ramas (corre por parte del Municipio), la limpieza del distrito le cuesta 1.800.000 pesos por mes, constituyendo el 25 por ciento del presupuesto. No alcanza con el ABL para afrontar el gasto, y encima debe sumarse la tasa correspondiente a la Ceamse, fijada en 22 pesos por tonelada.

En Quilmes salieron de los líos no demasiado aclarados de la administración Villordo con la empresa Tuqsa. Están Covelia y Cliba, que se llevan más de tres millones y medio por mes entre las dos. El intendente, Francisco Gutiérrez, intentaría buscar, mediante un crédito internacional, la infraestructura necesaria para hacerse cargo del servicio. Parece que se le vienen manifestaciones en contra acompañadas por un fuerte pedido de incremento en el canon. “Hay inflación”, justificaría cualquier defensor de la postura empresarial. Otra media docena de intendencias cuenta con el servicio de Covelia, pero no es la única con un cheque millonario depositado a fin de mes en su cuenta. “Actúan de manera oligopólica”, insiste un funcionario.

“Acá tenemos un sistema privado, la empresa se llama Eco Ciudad y es de un vecino; nos cuesta dos millones de pesos por mes”, comenta el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino, quien tiene a su cargo la recolección de los residuos no domiciliarios. Se le va un 10 por ciento del presupuesto, a lo que debe agregar unos 120.000 pesos mensuales en el pago a la Ceamse. A Malvinas, como a la mayoría de las comunas, el organismo le descuenta el monto directamente de la Coparticipación. Otros distritos, como por ejemplo San Martín y San Fernando, entregan religiosamente un cheque a la Ceamse y mantienen indemnes los recursos coparticipables. En caso de que una administración se atrase dos meses en el pago, inmediatamente le comienzan a descontar de los recursos derivados.

En San Martín operan Covelia y Ashira, con un costo de 4 millones

mensuales para la gestión de Ricardo Ivoskus. El propio intendente confirmó que “la recolección representa el 20 por ciento del presupuesto”. Hay cierta preocupación porque en el corriente año

se vencen los contratos y se abrirá una

licitación. Ivoskus espera que “si es que lo hay, el impacto de un posible aumento sea el menor posible”.

San Fernando tiene una de las mejores tasas de ABL, con un valor promedio de 49 pesos. Pues no le alcanza para pagar la recolección de residuos y la mitad del barrido del distrito (la otra mitad la hace la comuna). La compañía Transportes Olivos se lleva 114 pesos por 100 recaudados. Se consume en la basura un 19% del presupuesto, que llega al 20 si se suma el canon de la Ceamse.

En el otro extremo del Conurbano

en geografía y capacidad contributiva, Florencio Varela tampoco es una excepción. “Por ahora la UTE que nos recolecta los residuos nos lleva un nueve por ciento del presupuesto, pero están exigiendo renegociar el contrato, y se nos va a ir a un 12 o 13”, confía un funcionario. Por ahora la comuna paga unos 8 millones de pesos al año, más 900.000 a la Ceamse. Pero el monto será incrementado más temprano que tarde.

Reclamos

En los distritos que sirven como muestra hay distintos sistemas, pero el efecto es el mismo. “Es caro, pero es un servicio imposible de prescindir”, reiterarían a coro en una tribuna los jefes comunales del conglomerado.

“Estamos haciendo gestiones ante Nación y Provincia para que nos ayuden a hacernos cargo. Hay cada vez más basura, y yo no puedo afrontar la recolección con la infraestructura que tengo”, se sincera Fernando Gray. En tanto, un funcionario del Conurbano norte advierte: “Entendemos que debe haber una política universal respecto de la basura, y deben prestar más colaboración la Nación y la Provincia”.

Algunos pedidos ya fueron planteados al gobernador Scioli. También se espera con ansiedad la convocatoria por parte del ministerio de Economía para una reunión con el Consejo Provincial de Responsabilidad Fiscal. Aguardan los jefes distritales para hacer allí los reclamos pertinentes, ya realizados en ese ámbito durante la gestión de Felipe Solá. Esperan un salvavidas. El tema no escapa en las reuniones que en distintos foros tienen intendentes y concejales.

“Con estas variables de ajuste y los mayores costos, nos están matando”, conclu-ye un funcionario municipal del Frente para la Victoria, deseoso de conservar en reserva su identidad, pero interesado en difundir la problemática

De a poco, la problemática de la basura incomoda cada vez con mayor impacto a las economías municipales. El probable alargamiento de las distancias llevará a un mayor reclamo de las empresas contratistas. La necesidad de sanear la Coordinadora Ecológica presionará sobre los municipios. La olla a presión espera

que alguien con caja generosa levante

un pistón y descomprima. Por ahora, los planes de reducir la basura y reciclar al máximo son buenas intenciones y acciones incipientes, cuyo resultado necesita tiempo. Los intendentes no parecen tenerlo.

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