Por Carlos Ruckauf
El ex ministro de Relaciones Exteriores de Argentina analiza la situación de Afganistán tras los últimos atentados en Kabul y las consecuencias que esto tiene para el mundo
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Los terribles atentados de los últimos días en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul, no son el final del drama afgano, sino el comienzo de días aciagos para ese pueblo y la humanidad entera.
Los fanáticos del IS K que se adjudicaron esos crímenes son una parte del complejo universo de la lucha entre diversas interpretaciones de la religión islámica.
Estos grupos odian a quienes no interpretan los libros sagrados como ellos y consideran apostatas ,no solo a quienes no profesan sus creencias, sino también a los musulmanes que, sin adjurar de su fe, piensan distinto.
Por eso debemos esperar, que bajo la nueva teocracia gobernante, se cobijen grupos terroristas que atacaran en cualquier lugar del mundo.
USA y sus aliados comenzaron, entre fines del 2001 y mediados del 2003, dos guerras, Afganistán e Irak. En el primer caso por la negativa del gobierno de Kabul de extraditar a Osama Bis Laden, en el segundo por la presunta tenencia de armas de destrucción masiva.
El presidente Bush dio palos de ciego buscando los responsables de los ataque del 11 de septiembre de 2001 al territorio norteamericano.
Vale recordar que tanto Saddan Hussein como lo mujaidines afganos fueron aliados de los norteamericanos durante la Guerra Fría.
Ante la impopularidad de estas guerras los gobernantes norteamericanos se han retirado de ambas. Tras ellos no quedo la democracia que pretendían imponer sino los mismos conflictos previos a las invasiones. La rendición ante los Talibanes ha sido la más torpe de las dos.
El mullah Baradar, preso en las cárceles de Pakistán, fue liberado a pedido del gobierno de Obama, luego, durante el gobierno de Trump, Baradar firmó, en febrero de 2020, los acuerdos de paz y retirada de las tropas de USA y ahora Biden, contra la opinión de su estructura de inteligencia, termina el proceso y, virtualmente, entrega Kabul a los fanáticos.
Los millones de hombres y mujeres afganos, sobre todo estas últimas, que creyeron que en estos 20 años ,educarse y progresar era posible, ven su presente y futuro destruidos. Por eso tratan de escapar de allí y son masacrados.
En Afganistán se incuba el huevo de la serpiente, que nos puede atacar a todos