Desde Monte Hermoso, Alejandro Dichiara: "Aprendí muchos códigos de la calle”
Disfrutando la vida, el intendente de Monte Hermoso no escatima cariño para su familia. Cómo congeniar la vida familiar, los amigos y la función pública. Su peor miedo, cómo lo afronta y mucho más.
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Alejandro Dichiara es el intendente de una de las ciudades costeras en donde el sol se ve más bonito. Con una actitud positiva, enfrenta su día a día y nunca le resta importancia a los “te amo” que comparte con sus hijas. Familiero, el jefe comunal repasa historias con Diego Maradona, nos cuenta cómo enfrenta su mayor miedo y mucho más.
-¿Tiene dos hijas?
-Sí, una de 21 años, que se llama Carola, y otra de 24, Bárbara. Las dos juegan al hockey en Monte Hermoso de toda la vida, y Bárbara forma parte del plantel de Las Leonas. Estuvimos esperando hasta último momento a ver si iba a los Juegos Olímpicos; por muy poco no pudo: viajaron 19 y ella quedó en el número 20. Pero sigue estando en el plantel de Las Leonas y ahora empieza el entrenamiento por el mundial del año que viene. Estamos muy contentos.
-Ya va a tener la oportunidad de ir a unos Juegos Olímpicos.
-Sí, es joven, todavía.
-¿Qué significa todo esto para usted como papá?
-Es un orgullo personal como padre que las chicas practiquen algún tipo de deporte. Tanto la madre como yo, en su momento practicamos el deporte, teníamos al deporte como una modalidad de vida, lo hacíamos de manera diaria.
-¿Con su esposa qué deportes hacían en la adolescencia?
-Yo jugaba al fútbol y mi señora jugaba al voley, al tenis, al paddle; hemos hecho un poco de todo, como en todo pueblo en donde, en la época nuestra, se practicaban mucho más las actividades deportivas y no había tantas tentaciones como la que pueden llegar a tener hoy los chicos.
-En ese sentido, ¿la tecnología juega mucho en contra?
-Sí, la tecnología juega un poco en contra y, obviamente, hay otras actividades; los chicos pasan muchas horas frente al televisor, a las pantallas del celular y la computadora. Creo que eso atenta en contra del deporte. Siempre digo que en nuestra generación, junto a la gente de mi gabinete, de dirigentes de 55 años, aproximadamente, el ídolo era el deportista y el buen alumno. No es porque nosotros fuéramos mejores, ni nada por el estilo, pero eso era lo que pasaba. Hoy el ídolo en los pueblos, a veces, es el que consume un cigarro de marihuana o el peleador. Creo que todavía, en las comunidades chicas, donde nos conocemos, tenemos que intentar hacer algo para volver a eso, a que se pueda practicar algún tipo de deporte y a cuidar un poco más a nuestra juventud, que es fundamental. Mientras uno pueda hacerlo trata de llevarlo adelante con prácticas desde el Estado.
-¿Cómo fue su recorrido previo a la política y una vez que llegó a ese espacio?
-Era un típico chico de pueblo. En Monte Hermoso fui disc jockey, guardavidas, estuve en pubs, vendí rifas, tuve un videoclub, trabajé de empleado bancario. Me convocó a trabajar en política por primera vez, en el año 85, Alberto Abraham, el primer intendente que tuvo nuestro proyecto político. Fui a trabajar con él en Deportes, contratado por la provincia de Buenos Aires. Al poco tiempo ascendí a ser jefe de Departamento de Deportes; después pasé a ser director de Turismo, Cultura y Deportes, y logré que insertáramos al turismo dentro del presupuesto municipal, y luego me nombraron como secretario de Turismo. Ahí formamos un consorcio turístico del Atlántico bonaerense, con todas las ciudades turísticas de la costa atlántica de Argentina, y yo fui presidente de ese consorcio.
Me conoció Carlos Brown, quien era ministro de la Producción, y me trajo en el año ‘98 como secretario de Turismo de la provincia de Buenos Aires. Luego volví a Monte Hermoso, como presidente del Concejo Deliberante, acompañando a Marcelo Di Pascuale en la primera fórmula de primer concejal. Estuve en Monte Hermoso hasta el 2003, cuando me llamó Magnanini para ser jefe de Gabinete del Ministerio de la Producción con él; ahí estuve hasta el 2005, y me fui con Lopetegui como jefe de Gabinete del Ministerio de la Producción.
Acompañé en el gabinete a Martín Lousteau y a Lopetegui, y cuando Lousteau fue de presidente del Banco Provincia me quiso llevar a trabajar con él para manejar toda la publicidad del banco, pero en ese momento Di Pascuale se va de diputado y yo tuve que ir a asumir a Monte Hermoso como intendente por primera vez, en 2005. Estuve como interino hasta el año 2007, ese año fui electo por el 77 por ciento, hasta el 2011, y hasta el 2015 fui senador, de la mano de Florencio Randazzo y Cristina Fernández de Kirchner. En 2015, cuando fue la pelea de Florencio y Cristina, quedé fuera y me volví a Monte Hermoso, donde trabajé como asesor en el Banco Provincia, como director. Finalmente, en 2019 vuelvo a ser intendente de Monte Hermoso por casi el 70 por ciento de la elección de la gente, hasta el día de hoy.
“Tenía trabajos bien de vago”
-¿Qué recuerdos tiene de los trabajos que tuvo antes de meterse en el mundo de la política?
-Fueron de vago, bien de vago (risas). Mi papá tenía un almacén, cuando me iban a despertar mis amigos al mediodía, él les decía: “Déjenlo que duerma, así no gasta”. ¡Lo que pensaba mi viejo de mí...! (risas).
“Es muy difícil que se me vea enojado”
-¿Cómo vive el paso de los años?
-Le tengo un miedo tremendo a la muerte. Terrible cagón soy. Tengo que comprarme un libro de autoayuda que diga que hay algo después de la muerte (risas). Trato de vivirlo de la mejor manera, a pesar de que pasen los años; creo que la juventud la podés tener por dentro, también. El deterioro físico es normal, es parte de la vida, pero yo trato de ser muy positivo, desde que me levanto temprano a la mañana y durante todo el día; es muy difícil que se me vea enojado, trato de tener positivismo ante la vida, mucho más ante la adversidad. A veces uno se hace problema por determinadas cosas, y algunas son para preocuparse y otras, no.
“Tener calle, sirve”
-¿Qué enseñanzas le dieron sus otros trabajos?
-Aprendí muchos códigos de la calle; creo que tener calle también te sirve para la política, para entender determinadas cosas. Pmbién se aprenden con códigos y amistades, relaciones. Hablo de la noche sana, de la que a mí me tocó vivir.
Los mejores recuerdos: “Soy hijo único”
-¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
-Los mejores. Soy hijo único, tengo 57 años, nací el 9 de noviembre del ´63. Mis padres me tuvieron de grandes, después de que mi madre perdiera tres embarazos, así que todas las complicaciones que no le traje en el parto se las traje después de que nací (risas).
“Nos gusta viajar a la playa”
-¿Qué comparte con la familia?
¡Todo! Muchas veces me esperan para comer un asado y me encargo de hacerlo. Hace poco fueron Noel Barrionuevo y su novio, Sergio Hernández. Noel y mi hija Bárbara son muy amigas porque comparten habitación en “Las Leonas”. Compartimos un asado muy rico. Así suele ser, nos juntamos muy seguido. Compartimos mucho, y fundamentalmente nos gustan los viajes y la playa. Todos los viajes familiares han sido a destinos de playa, dentro de las posibilidades; disfrutamos mucho de eso y nos cuesta despegarnos de las dos (sus hijas), a pesar de que han crecido y cada una tiene su novio, su estudio, su trabajo. Cada vez que hay un viaje, obviamente que las tenemos que contar, porque no nos las podemos sacar de encima nunca, en el buen sentido. Cuando vacacionamos, las contamos siempre.
“Fuimos a un boliche con Diego”
-Hablando de ídolos, tuvo la oportunidad de conocer a Maradona.
-Sí, estuvimos en Marisol comiendo un asado con él, cuando fue de vacaciones allá, por intermedio de un amigo en común que teníamos con Diego.
-¿Qué recuerdos tiene?
-Era como una persona que vivía en esa ciudad; tenía una vida normal, lo dejaban circular sin ningún problema, podía disfrutar de la playa, de estar con su familia. Cuando yo lo conocí estaba con Claudia, con sus hijas y con Guillermo Coppola. A la noche tuvimos oportunidad de compartir un asado y de ir a un boliche con él. Gritamos “¿¡Dónde están los de Monte Hermoso!?” y nos tiramos todos arriba de él. De ese momento salió una foto muy linda, que todavía guardo con mucho cariño.
“Me aferro a mi familia”
-¿Se aferra a algo cuando siente miedo por la muerte?
-A la familia, fundamentalmente. Al tener hijos, en lo único que uno piensa es en el bienestar de ellos, y trata de aferrarse mucho a eso. Para hacer política como me tocó hacer a mí, de forma muy itinerante, porque tengo que viajar mucho, necesito que mi familia me acompañe, una mujer que me contenga. Yo siempre digo que todo lo que tengo es gracias a mi mujer, que me permitió trabajar y crecer en esto, y, obviamente, a mis hijas. Mi contención es esa. Creo en Dios. No soy practicante, pero tampoco busco que todos los problemas me los solucione Dios; cada uno tiene que tratar de solucionarlos.
“Soy amigo de todos”
-¿Cómo transitó las rupturas que se dieron en la política?
-Soy amigo de todos, por suerte. Me escribo permanentemente con Carlos Brown, a quien le estoy totalmente agradecido. También hablo con Rafael Magnanini, con quien estuve tomando un café. Con Martín (Lousteau) hablo muy seguido, también; y con Gustavo Lopetegui, quizá de manera menos frecuente, pero siempre nos comunicamos.