Los economistas Fausto Spotorno, Jorge Ingaramo y Francisco Eggers hablan sobre la actualidad económica del país y las similitudes y diferencias entre la realidad y el panorama trazado por el Presidente en la Asamblea Legislativa. Por dónde pasan los problemas y las posibles soluciones. El informe de Equilibra sobre la actividad económica en los dos primeros meses de 2023
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El presidente Alberto Fernández trazó un panorama que, exceptuando el problema de la inflación, al que prácticamente no mencionó, es bastante optimista en cuanto al rumbo macroeconómico de la Argentina. Pese al escepticismo de la población que reflejan las encuestas sobre el rumbo económico del país, los expertos en la materia aseguran que efectivamente hay indicadores que han mejorado, mientras que otros problemas están lejos de solucionarse, e incluso se agravan.
🧑🏻💼🧑🔧 "Desde diciembre del 2019 que crecemos sostenidamente. Creamos más de 500 mil puestos de trabajo formal y 1 millón de puestos de trabajo en la economía popular".
En ese sentido, La Tecla consultó a tres experimentados y reconocidos economistas, que dieron su visión acerca del presente económico de la Argentina, y graficaron cuáles, a su entender, son los puntos que la política debe ir en busca de solucionar para un crecimiento sostenido y un control inflacionario. Los tres coinciden en que después de un período de crecimiento, que en rigor se debe más al rebote post pandemia, la economía entró nuevamente en un estancamiento, que encima se agrava por las consecuencias de la sequía.
Los economistas consultados son Fausto Spotorno, profesor universitario, director del Centro de Estudios Económicos de OJF, Instituto de Economía de la UADE, y miembro de la Fundación Norte y Sur; Jorge Ingaramo, ex funcionario nacional en el Ministerio de Economía, actual asesor económico de ASAGIR y exinvestigador del IERAL de la Fundación Mediterránea; y Francisco Eggers, profesor de la UNLP y la UCALP, exfuncionario nacional y provincial y asesor legislativo en temas económicos.
Además, sobre el final del informe se detalla el trabajo de la consultora económica Equilibra sobre los resultados económicos de los dos primeros meses de 2023 y algunas proyecciones para el año, que anticipan un ciclo económico complejo para el final del mandato de Alberto Fernández.
FAUSTO SPOTORNO
“Argentina entró en una espiral de caída de la que hay que salir”
-¿Entre el país del que habló Alberto Fernández en la Asamblea legislativa y el país económicamente actual, hay similitudes o muchas diferencias? -Lo que hizo el presidente fue hacer un picking de datos para justificar algo sobre la situación económica. Yo lo pongo de esta manera, la situación económica de la Argentina es mala, pero viene de un deterioro que ya existía previamente a Alberto también, y previamente a Macri. Es una economía que está estancada desde el 2012 más o menos, o antes, desde el 2011. Es una economía que está fluctuando en el mismo nivel de la actividad económica desde hace casi una década. Y eso no se resolvió del todo en el gobierno de Macri y tampoco se resolvió ahora. Toda la recuperación de la actividad económica que viste fue por el rebote de la pandemia. De hecho, el último pico en materia de actividad económica total fue en el 2017, y empezó a caer a partir de ahí. Ahora, per cápita, obviamente es una caída, porque hubo un pico de actividad económica total pero con más habitantes y más trabajadores. Entonces, lo que te encontraste es que hoy estás produciendo, en el mejor caso, lo mismo que en 2017-2018, pero con más trabajadores y más habitantes, con lo cual la productividad por trabajador ha bajado en la Argentina; y eso explica también las bajas de salarios, que vienen bajando desde hace rato, pero ahora se marcó muchísimo más.
-¿Qué es lo que habría que hacer para modificar esta tendencia? -Acá tienes que hacer muchas reformas económicas, a nivel nacional y provincial. Hay problemas regulatorios muy serios. De movida hay que ordenar la macro, y una vez que eso está empezar a hacer reformas. Reformas laborales, reformas del sector energético, reformas del comercio exterior, unificación cambiaria, y no sé si no hay que privatizar algunas empresas públicas, o al menos reformarlas. Yo creo que, por lo menos hay que abrir el capital de todas las empresas públicas, de tal manera de aumentar la eficiencia del Estado, aumentar la eficiencia de la economía y poder salir de esta caída de la productividad económica que tenemos. Ahora, lo que sí empeoró durante el gobierno de Alberto fue obviamente la inflación y yo creo que todo el tema regulatorio empeoró bastante. Las medidas que tomaron desde la pandemia, después las restricciones para exportar, las regulaciones para importar. Se aumentó la cantidad regulatoria y se empeoró la calidad regulatoria de la Argentina.
-¿La inflación es una consecuencia o es el problema? -Claramente se retroalimenta. La madre de todos los problemas es de orden estructural político. La política es la que administra las cuentas públicas y por alguna razón las cuentas públicas nunca están en orden. Y no solo eso, sino que la política tiende a empeorarla siempre un poquito más. Bueno, ¿qué hacen siete empleados más?, ¿qué hacen mil jubilados más? Entonces, va metiendo gasto, gasto, gasto, gasto, que termina empeorando la situación económica, que termina en emisión monetaria, que genera inflación. Entonces, para frenar la inflación, ponen precios regulados, se regulan los precios de las tarifas; cuando empezás a regular los precios no hay inversión; como no hay inversión la actividad económica se te frena. Eso te trae mayores problemas sociales, entonces empezás a meter planes sociales, lo cual implica más gasto público, más emisión monetaria. Argentina entró en una espiral de caída de la que hay que salir.
-Parece utópico, en el escenario político de hoy, pensar en un acuerdo macroeconómico para los próximos 20 o 30 años. -Yo creo que se puede hacer. Si nos ponemos en mentalidad pragmática, se puede hacer. Obviamente que cada uno va a tener su ideología, pero la mentalidad tiene que ser pragmática. No puede ser que las empresas públicas pierdan una tonelada de guita y que terminen siendo un lugar para darle trabajo a los punteros o a los que me apoyan. Las empresas públicas yo no sé si las necesitas, y si son necesarias tenés que tener suficiente gestión privada y control privado como para que sea eficiente y funcione como una empresa y no como un aguantadero de la política, o una caja de la política. En segundo lugar, las regulaciones. No podés llenar de regulaciones; porque un intendente necesita plata ahora y mete una tasa nueva. Eso termina en que vos tenés un kiosco y ponés un cartel que dice “fotocopias a un peso”, viene un tipo y te dice “esto es ilegal, tenés que firmar el formulario no sé cuánto, sacar el cartel y contratar un diseñador que te diga cuánto tiene que tener el tamaño. Esto existe hoy en Argentina. Y eso es porque a alguno se le ocurrió poner una tasa de dos pesos a los carteles para recaudar más, entonces la necesidad de la emergencia termina desvirtuando todo.
-¿Cuál sería el ranking de las tres problemas más importantes que tiene la economía argentina? -hay dos que son claves para mí. Uno, obviamente, los déficits fiscales y cuasi fiscales. En segundo lugar el exceso regulatorio. Y en tercer lugar el desorden impositivo. Porque tenemos dos problemas en materia impositiva: la cantidad de impuestos y el desorden impositivo.
JORGE INGARAMO
“El país está entrando en una situación de una pobreza estructural bastante compleja”
-¿Entre lo que dice Alberto Fernández y la situación económica real del país que tan cerca o lejos se está? -No estamos tan lejos. No es lo que dice él pero tampoco estamos tan lejos. El año pasado Argentina creció, aunque él omite completamente la performance inflacionaria. Ese crecimiento en el último trimestre de 2022 se achancó un poco y en estos dos meses también se achanchó porque estamos cumpliendo con el programa del Fondo y eso es de alguna manera recesivo porque no se puede importar, hay que juntar reservas, etcétera. Pero tampoco es un desastre. Algo de lo que dice es cierto, no todo.
-Hay quienes dicen que más que crecimiento lo que se ha visto es un rebote de la economía, porque los ingresos per cápita no han mejorado. -Tienen razón, tienen razón. Estamos declinando en el ingreso per cápita. En los últimos diez años la economía argentina no creció per cápita, al contrario, declinó. Hubo que hacer muchos malabarismos para sostener una mejora salarial y obviamente los jubilados la están pasando peor. En ese sentido, el país está entrando en una situación de una pobreza estructural bastante compleja, que el Presidente tampoco menciona como tal. La situación, en general, tampoco es tan catastrófica y tiene solución. Ahora nos agarró una fuerte sequía, que perjudicó las exportaciones de trigo y cebada, y va a perjudicar la de maíz y soja, y eso hace que tengamos menos divisas y menos capacidad para importar; pero conseguimos financiamiento para hacer el gasoducto.
-¿Por qué Argentina no puede solucionar el problema inflacionario? -Porque nunca se hizo un plan antinflacionario. De la convertibilidad para acá que no hubo nunca un plan antinflacionario serio, que elimine el déficit primario del Tesoro y el financiamiento monetario. El último momento en el que tuvimos una inflación razonable fue cuando estaba (Roberto) Lavagna, y desde ahí en más nunca hubo un plan serio de contención inflacionaria. Se trabaja para impulsar el mercado interno y se exporta lo que sobra. Argentina vive del campo y de la agroindustria, sino no tendría divisas.
-¿Cuáles son los primeros problemas macroeconómicos que el país debiera resolver? -El primero es el plan de estabilización inflacionaria es el primero, definitivamente. Después hay que resolver el problema de la pobreza estructural. Hay dos tipos de pobreza, la pobreza por ingresos que es una consecuencia directa de la inflación, y después una pobreza estructural que viene de la falta de inversión, que tampoco es posible por la presión tributaria, la inseguridad jurídica, etcétera. Es un paquete lo que hay que hacer. Hay que hacer un plan completo y generar con ello un shock de confianza. Algunas cosas en ese sentido han mejorado; por ejemplo, la acción de YPF valía tres dólares con treinta y ahora vale once dólares con setenta en Nueva York. Quiere decir que cuando uno se pone a trabajar seriamente en las cosas las oportunidades que tiene la Argentina son impresionantes; por ejemplo, Vaca Muerta, que no la estábamos explotando, la economía del conocimiento. Del maíz, treinta sobre cincuenta millones de toneladas la exportamos en granos y ahí hay valor agregado para sacar; de las tres carnes principales Brasil exporta nueve millones de toneladas y nosotros un millón. Hay oportunidades por todos lados.
-¿Es un problema más político que económico? -Es un problema político muy serio, con un enfoque mercado internista que persigue los famosos planes platita. Y está el problema no resuelto del kirchnerismo, que no sale de esa lógica. Ahora, con (Sergio) Massa, las cosas están cambiando un poco y están mejorando algunos aspectos, pero cuando venía mejorando vino la sequía, el año Niña, y se complicó todo. Se pierden recaudación de derecho de exportación y se pierden ingresos de divisas. Hay un problema político serio, de modelo; ojalá que vayamos a un modelo más neutro, más exportador, más inversor, que genere confianza, tenga un plan integral y baje la inflación. Es evidente que en ese sentido no le ha ido bien a (Alberto) Fernández, pero tampoco le fue bien a (Mauricio) Macri. Venimos de dos gobiernos que han fracasado económicamente.
FRANCISCO EGGERS
“Empeoramos macroeconómicamente por aumentar los subsidios”
-¿La economía está como la presentó el presidente Alberto Fernández en la Asamblea Legislativa, o la realidad marca otra cosa? -Seamos piadosos con el Presidente, que va a tratar de decir “hicimos todo bien”. Lo que yo diría es que un país en donde está todo bien no es realista, y un país como el que muestran los medios de oposición tampoco es realista, tampoco es lo que realmente ocurre. Lo que tenemos es un país que tiene evidentes problemas, tanto de inflación como de crecimiento; que recién en 2022 creció dos años seguidos después de diez años sin hacerlo y los últimos meses dan la impresión de que hay otro periodo de estancamiento; y, sobre todo, el tema de la inflación, que es el gran problema. Porque en materia de empleo, por ejemplo, estamos en la situación de desempleo más baja de los últimos años. Desde el año 2012 no estamos bien, diría desde el 2011, que es cuando se empezaron a evidenciar los problemas. Entonces, tenemos doce años seguidos de oscilaciones, en general oscilaciones relativamente suaves, salvo la fuerte caída en el 2020 por la cuarentena y la recuperación en el 2021, que fue la recuperación de la cuarentena.
-¿La inflación tapa todo lo bueno que pueda llegar a mostrar el Gobierno? -Da la impresión de que, por lo menos, tapa la mayoría de las cosas. La gran preocupación de la gente en este momento es la inflación. Como decía, el empleo no aparece como el principal problema; y en materia productiva, si bien estamos en un periodo que parece de estancamiento independientemente de que el Emae (Estimador mensual de actividad económica) de enero va a dar un aumento sobre un nivel de enero del 2022 bajo, la idea es que eso no es visualizado por la gente como el principal problema. El principal problema está en la inflación, que impacta sobre el nivel de actividad, sobre los salarios reales, sobre la capacidad adquisitiva de las jubilaciones. El enfoque de política económica de decir “tenemos que concentrarnos en disminuir los desequilibrios macroeconómicos” es correcto, el tema es el tiempo perdido. Lamentablemente, se perdió un año y pico, porque si bien en el 2021 el déficit fiscal bajó tendría que haber bajado mucho más; fue desaprovechado en ese sentido, y en gran medida por el retraso tarifario. Empeoramos macroeconómicamente por aumentar los subsidios, en general a la clase media y la clase alta.
-¿Fue una de las peores decisiones económicas del Gobierno esa? -Sí. Yo diría que, en general, la cuestión de aumentar el déficit fiscal y aumentar el déficit externo tienen que ver con los desequilibrios macroeconómicos; y la decisión de aumentar el déficit fiscal fue producto de aumentar gastos, destacándose el tema de los subsidios tarifarios. Y el desequilibrio externo es en gran parte consecuencia de haber dejado retrasar el dólar durante el año 2021, principalmente. En el 2021 hubo una decisión deliberada de utilizar el dólar oficial como ancla, que es la misma decisión pésima que tomaron muchas veces otros gobiernos: Martínez de Hoz, la Convertibilidad, el gobierno de Cristina Kicrhner, el gobierno de Macri. Retrasar el dólar y retrasar las tarifas, compensando a la distribuidora con subsidios, es concentrarte en corto plazo y no tener en cuenta las consecuencias del largo plazo.
El informe de Equilibra
El último informe de la consultora económica Equilibra, subraya que “en enero, un mes típicamente superavitario, el déficit primario del Sector Público Nacional no Financiero (SPNF) trepó a 0,1% del PIB, producto de que el gasto primario creció 6% inter anual”. En tanto, la consultora señala que los ingresos cayeron por tercer mes consecutivo, con un -3% inter anual real.
También hubo una caída de la recaudación en febrero (-9% inter anual), por la caída de los impuestos al comercio exterior. Dado que estos últimos no se coparticipan, el vaticinio es que los ingresos tributarios del SPNF tengan una caída del 12% respecto a febrero del 2022. De acuerdo a Equilibra, “tres factores disminuirán los ingresos en 2023: 1) no se podrán contabilizar las rentas de la propiedad por la colocación de títulos; 2) los impuestos al comercio exterior caerán por la menor liquidación de la agroindustria y los controles a las importaciones; y 3) el estancamiento hará que el resto de impuestos no crezca”.
En la previsión se señala, además, que el Ejecutivo tampoco ajustaría el gasto público en la previa electoral, por lo que será difícil reducir el déficit para cumplir la meta acordada con el FMI.
“A pesar del deterioro del resultado fiscal, se observa un buen desempeño de las colocaciones de deuda en el mercado local. Pero como los vencimientos se agolpan justo antes de las elecciones, Finanzas deberá diseñar un mecanismo para saltar esa barrera y asegurar una transición al próximo mandato presidencial sin disrupciones”, señala la consultora económica en su informe cuyo responsable es por el doctor en economía Joaquín Waldman.