Abroquelados para presionar y correr al Presidente
Tras el pedido de Máximo Kirchner, el PJ Bonaerense se unifica para cuestionar a la justicia por las causa de la vicepresidenta, para reclamar acciones económicas y, fundamentalmente, para mostrarle a Alberto Fernández que sin el apoyo de la Provincia su renunciamiento a aventurar electorales debe ser inminente. Lobos y corderos en un mismo corral, donde también hay cuestiones internas por resolver.
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La reunión del Consejo PJ de la provincia de Buenos Aires del pasado viernes, como ya se dijo en este medio, trazó un plan de acción destinado a presionar en varios frentes, pero fundamentalmente sobre dos entidades de la República: la Justicia y el Poder Ejecutivo nacional, más precisamente los tribunales de Comodoro Py y el presidente Alberto Fernández. Y esa presión va mucho más allá de una marcha o una declaración altisonante contra el jefe de Estado, para lo cual ya tiene el cuero bastante curtido; va en el sentido de abroquelarse como un bloque único, e indivisible pese a profundas diferencias, que haga valer el bendito peso electoral bonaerense para forzar decisiones de manera urgente.
Bajo el escudo protector de ser portavoz de parte de la estrategia de Cristina (nunca de toda porque ese privilegio no lo tiene ni tendrá nadie), Máximo Kirchner logra reunir en torno de su figura el fenómeno de tener muchos enemigos internos en off, ninguno en on, y prácticamente nadie que abandone el corral que con esporádicas apariciones logra juntar cuando las circunstancias apremian. Los corderos del PJ que juegan a ser lobos en las roscas chiquitas se alinean al rebaño cuando el pastor los llama, y los lobos que juegan a ser corderos se confunden en el mismo corral. Quizá nunca se saquen el disfraz, ya sea por comodidad o por conveniencia.
Máximo criticó con dureza a Alberto en la reunión del PJ bonaerense y también esbozó críticas sobre el gobernador Axel Kicillof, pese al pedido de Cristina de que esa guerrilla entre su hijo natural y su hijo putativo se solucione de una vez por todas. Sobre esa particular inquina hablaremos párrafos más adelante, después de transcurrir por el verdadero sentido de la convocatoria del Consejo con la excusa de organizar el Congreso partidario. Precisamente sobre ese tema es de lo que menos se habló, y muy pocos estaban concentrados en el tema cuando se dijo que la fecha y el lugar quedan bajo la decisión del propio Máximo, y que lo más probable es que sea a fines de abril.
Es que hay otras prioridades para el ultrakirchnerismo. Es necesario llegar al Congreso del PJ Bonaerense, donde se determina la política de alianzas, con al menos dos cuestiones resueltas desde lo político y una calma desde lo económico. En lo político lo urgente a resolver es “la proscripción a Cristina” y el corrimiento definitivo de la escena electoral del Presidente. En lo económico, todavía sigue abierto el crédito a Sergio Massa, pero parece tener cláusula de vencimiento y subrepticiamente se lo empiezan a hacer notar: “si no bajás la inflación, imponete a Alberto y lanzá la suma fija del salario” es el reclamo desde el sector más radicalizado del kirchnerismo que va ganando adeptos entre los cautos.
“Las dificultades con los índices (de pobreza) que se conocen en esta semana hacen que rinda menos el trabajo. Y, también reconociendo que hay mejores indicadores en cuanto al tema laboral, creemos que esos indicadores deben estar acompañados de una suma fija para que alcance a fin de mes, sobre todo en los salarios que están por debajo del nivel de pobreza”, reclamó la ministra de Gobierno bonaerense, Cristina Alvarez Rodríguez. En esa línea también se expresó su par de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque. Esa demanda tiene mucho que ver con el ejercicio de militancia que se les pide a los dirigentes. “Si tengo que salir a convencer, al menos que nos den una herramienta concreta para decirle a la gente, ´esto lo vas a tener con nuestro gobierno y no con otro´”.
LA MARCHA Y MAS ALLA
Todos están llamados a convocar a la marcha del 13 de abril a los tribunales de Comodoro Py que tienen entre las cuerdas a la vicepresidenta. No será el de La Cámpora el estandarte insignia como lo fue en la convocatoria del 24 de marzo. Ahora debe estar el PJ en toda su dimensión. Como si fuera la jura de la bandera las inasistencias están fuera de cualquier probabilidad, y el poder de movilización será el termómetro del compromiso que cada uno haya asumido para tal circunstancia. Tras la reunión en la sede del Partido Justicialista, en La Plata, una de las participantes lo dejó muy claro. “Yo creo que la movilización va a ser de tal magnitud que la Justicia deberá replantearse lo que está haciendo con Cristina”, disparó.
Se le quiere dar a esa marcha, que inevitablemente se nacionalizará, un corte absolutamente bonaerense. Que sea el poder político de la Provincia el que pone la presión máxima sobre la balanza judicial. Pero es parcial la lectura si se cree que la movilización apunta solamente a uno de los poderes del Estado. También se busca dar un mensaje a la Casa Rosada. Uno más en el fárrago de andanadas del kirchnerismo en la búsqueda de la claudicación política de Alberto Fernández.
En el análisis de la situación que se trazó a lo largo de las tres horas que duró la juntada en la casa peronista, primó la preocupación y en muchos casos hubo exposiciones de resignación acerca del derrotero electoral que se le avecina al oficialismo. Ante ese panorama, que los dirigentes territoriales pueden describir con precisión, todos adquirieron el compromiso de militar con muchísima más efusividad en el territorio. Hablarle a la gente, tratar de convencerla de que, pese a todo, el peronismo sigue siendo la mejor herramienta de transformación.
Perder la nación aparece como una posibilidad concreta y hasta difícil de revertir pese a que lo último que se pierde en la política es la esperanza y la ilusión. Sin embargo, perder la provincia de Buenos Aires no aparece como una opción para el peronismo, y mucho menos para el kirchnerismo. Sin ese poder territorial se puede abrir un panorama demasiado oscuro para los Kirchner y para muchos otros dirigentes a los que una parte de la corporación judicial espera con la misma paciencia con la que suele adormecer causas.
“Se habló mucho sobre la situación de la gente, del país y de las medidas económicas que principalmente son impulsadas por el FMI y que nos preocupan un montón”, contó el intendente de Veinticinco de Mayo, Hernán Ralinqueo, sobre la reunión en La Plata. Insistió en que “lo que está pasando actualmente es un arrastre de lo que fue el acuerdo con el Fondo y condiciona mucho la cotidianeidad”, en línea con lo que dice Máximo Kirchner sobre la necesidad de iniciar otro tipo de negociación con el organismo de crédito.
Pero, mientras tanto, se le pide a los dirigentes que traten de convencer al voto peronista que no emigre hacia otras opciones electorales. Una tarea compleja cuando el que gobierna es el peronismo y en la vida cotidiana sube el escepticismo por la inflación que golpea brutalmente sobre los alimentos, a lo que se suma el irresuelto drama de la inseguridad.
Además, “en épocas en las que la política, el gobierno, la democracia, el sistema de gobierno republicano, y las instituciones están cuestionadas; porque la justicia no da respuesta, la escuela no da respuesta, la seguridad no da respuesta. ¿Y si la gente no puede sacar a Lorenzetti, ni al comisario ni a la directora del colegio, a quien puede ir sacar? Al político”, reflexionó un asesor de un ministro nacional que defiende la postura de Alberto Fernández de no renunciar antes de tiempo a su nunca anunciada carrera reeleccionista.
CORRER A ALBERTO
Y volvemos al meollo de la cuestión. Alberto, siempre Alberto. La mosca en la sopa de los comensales K. Como se publicó en la última edición impresa de La Tecla, entre lo que motiva al tiroteo del Frente de Todos, “nunca deben perderse de vista las verdaderas razones que mueven a cada una de las tropas del oficialismo en un año electoral, y que tienen como botín de fondo la candidatura presidencial y el nuevo objetivo del kirchnerismo: retirar a Alberto sin honores”.
“Alberto Fernández se tiene que dar cuenta que sin el peronismo de la provincia de Buenos aires nadie puede aspirar a ser presidente por el peronismo. Sin la provincia que tiene el 38 por ciento del electorado es utópico pensar que puede reelegir”, disparó una de las consejeras del PJ en una charla con periodistas. No faltó que precisara que en su pensamiento y el de muchos otros el Presidente tampoco figura como un posible conductor de ningún proceso, y mucho menos electoral.
Eso es lo que, pese a sus divisiones internas, el PJ bonaerense, bajo el mando kirchnerista, le hará sentir con rigor al jefe de Estado en los próximos días hasta que diga basta y renuncie a todo, menos a quedarse hasta el 10 de diciembre como un mero inquilino de Olivos. Y no solo con palabras, sino con acciones. Una, concreta, es exigirle que vuelva a convocar a la mesa nacional del Frente de Todos.
“Tenemos la necesidad de que se defina una estrategia electoral. Luego de aquella reunión del 16 de febrero, donde no prosperó con claridad cuál es la estrategia electoral, por lo menos desde el punto de vista del Presidente, necesitamos que esa mesa se vuelva a reunir”, reclamó el “Cuervo” Larroque. A lo que sumó “la necesidad de que el peronismo bonaerense se ponga a la cabeza de ese diseño para llegar a una propuesta que genere expectativa a la sociedad”.
“Nosotros somos una fuerza política, un proyecto nacional, necesitamos definiciones en ese sentido, claridad para poder avanzar en el diseño general”, agregó el ministro de Desarrollo de la Comunidad. Y ante la pregunta de quién debe dar esa claridad, respondió: “Nosotros tuvimos una reunión y ahí el planteo fue claro. Luego no hubo más reuniones. Inclusive algunas personas cercanas al propio Presidente salieron a contradecir lo que se había hablado ese día”.
Bajo estas circunstancias, Alberto posterga el llamado a esa mesa que también le hizo Axel Kicillof y le reclaman desde otros sectores del Frente. El mandatario sabe que puede ser la guillotina que le corte cualquier aspiración, ya sea como candidato o como parte de esa estrategia que se le exige pera de la que lo quieren excluir. Quién será el verdugo es una incógnita. Por las dudas, el PJ bonaerense afila la cuchilla.
La cuestión de a quién y cómo se quiere representar también estuvo presente en la reunión del viernes. “Debemos dejar bien claro qué queremos representar, qué representa el peronismo hoy, cuáles son los valores, cuáles son las ideas, los proyectos para volver a salir a conquistar y a poder transmitir esperanza al pueblo”, dijo Cristina Alvarez Rodríguez. En ese imaginario de representación, claramente, no figura el actual jefe de Estado, ni tampoco su política económica. Pero Massa, por ahora, es un jugador de este lado del equipo y como tal se busca preservarlo, aunque sea cada vez más complicado hacerlo.
Desde el albertismo no se quedan callados y hasta a veces se muestran sorprendidos por el encono hacia el Presidente. “Todo es sucio y ruidoso. hay espacios cada vez más más chiquitos, con agenda cada vez más dirigida a los propios donde no abrimos a nadie ni interpelamos a nadie. Todo es cada vez más micro”, aseguró un colaborador de uno de los ministros más cercanos a Fernández. Aunque advirtió que la tozudez de ambos lados “está poniendo en jaque el sistema democrático” y que ello se debe a “la irresponsabilidad de Alberto y de Cristina de no juntarse de una buena vez, decirse lo que se tengan que decir y solucionar esto”.
Al respecto, un hombre del entorno presidencial reflexionó: “Alberto tiene para decirle a Cristina ´yo no te cagué en nada. 60 por ciento del Presupuesto lo manejan los pibes, de los ministros que me putearon no los eché a ninguno, a Axel no le hice ni el 10 por ciento de lo que vos le hiciste a Scioli´. Después, es un diálogo de sordos y son dos irresponsables que nos arrastran a todos a este desastre político”. Creen también en la Casa Rosada que “desde el 2013 a la fecha, lo que está en discusión es el kirchnerismo”. Un claro desafío entre un sector que quiso crecer y no pudo y otro sector que lucha al menos por mantenerse.
ELLA
El clamor por Cristina Fernández de Kirchner tiene también una demanda hasta de los feligreses más fieles. Que ella asuma el rol de conductora plena sin importar lo que haga o diga el hombre que bendijo el 18 de mayo de 2019. Además del plan de lucha para ir contra la “proscripción”, hay una demanda en alza de que la expresidenta revea su decisión de no ser candidata a nada. La quieren y la necesitan en la boleta.
“Por supuesto expresamos muchos la necesidad que tenemos de Cristina presidenta”, dijo la ministrad e Gobierno bonaerense tras el encuentro en la sede partidaria. Agregó que hay una “vocación prácticamente mayoritaria de nuestro espacio político de que Cristina sea presidenta, y si bien es una decisión que ella tomará no estamos pensando en alternativas y estamos concentrando toda nuestra energía en que la compañera tenga las condiciones para poder ser”.
Respecto a quién puede ser el delegado que le pida a Cristina que revea su decisión de retirarse de las boletas. Larroque sostuvo que “todos los miembros del Consejo y todos los sectores que integran el partido también tienen la posibilidad de hablar con ella” y de pedírselo. Hernán Ralinqueo puntalizó que no hay un apuro por una definición de Cristina en cuanto a lo electoral, pero de todos modos reconoció que cuanto antes se sepa “aglutinaría a todos, se terminaría la incertidumbre, porque eso junta a todo el peronismo y es unificador”.
Mientras Cristina medita cuál es la jugada con la que sorprenderá, en su territorio quedan cuestiones políticas por resolver y que no se puede permitir que mellen esa intención de abroquelar tras una causa común al peronismo bonaerense. Ella misma intervino para que la incomodidad que Máximo le provocó a Kicillof en el acto de Avellaneda no se saliera del caudal de la anécdota y se convierta en un torrente difícil de encausar después.
Pero Máximo lo volvió a hacer y criticó a Kicillof en la reunión del PJ. Fueron muy cuidadosos todos de no aportar nafta a ese fuego y quienes lo escucharon se guardaron para sí las quejas del presidente del PJ. Es que nadie quiere que esa puja de las entrañas del kirchnerismo se exponga más de lo que se ha expuesto hasta ahora.
En esa simbiosis, Máximo se muestra más sanguíneo y Kicillof menos confrontativo pero no menos pícaro. Del Gobernador será difícil escuchar una crítica directa al líder de La Cámpora. Sus devoluciones de gentileza son silenciosas pero de una contundencia que no hacen más que aumentar el enojo de su íntimo rival. Y esta semana sucedió algo de eso. Kicillof logró imponer como presidente del Mercado Central a Aníbal Stella, un lugar que el hijo de la vicepresidenta quería para uno de sus principales alfiles: Facundo Tignanelli.
Quizá por todo esto Cristina también necesite estar en una boleta, que bajo ninguna circunstancia compartiría de nuevo con Alberto Fernández. De lo contrario, su rol de conductora inequívoca del peronismo bonaerense puede verse envuelto en cuestionamientos, rebeldías y traiciones.
Por ahora los intendentes del PJ no dicen nada, o dicen poco. Se preocupan por no perder más de los que las circunstancias ajenos a ellos les pueden licuar en los distritos y de vez en cuando mandan un emisario a recordar que fueron ellos los responsables de la remontada de 2021 entre las PASO y la general. Mientras, y salvo alguna excepción, se mantienen con el rebaño, como corderos, o como lobos agazapados.