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Jueves, 26 diciembre 2024
Argentina
31 de diciembre de 1969
Entrevista

“Al Gobierno se lo ve muy aislado de la gente”

Formada en el Frente Grande, socia crítica del kirchnerismo, excluida del PJ porteño y pareja del ex jefe de Gabinete Alberto Fernández; éstas son algunas características de la diputada nacional Vilma Ibarra.

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Sencilla y temperamental se muestra Vilma Ibarra, diputada nacional del bloque Encuentro Popular y Social, aliado del kirchnerismo. Recibe a La Tecla en su sobria oficina de la calle Riobamba dispuesta a sostener una charla que retome su historia de militante de izquierda; su relación con su hermano Anibal, ex jefe de Gobierno porteño; su acercamiento al kirchnerismo y sus actuales críticas al gobierno de Cristina Kirchner. Un solo tema se excluye explícitamente de la charla, su relación sentimental con el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández.

“Con Alberto estoy en pareja desde hace cinco años, es una relación oficial, todos lo saben, pero no voy a hablar de eso porque pertenece a mi vida privada”, afirma, y no deja posibilidad de retruque.

El diálogo se encamina entonces hacia sus inicios en la política.

“Fue desde muy chica -relata-. Mi papá, Aníbal, fue asilado político que tuvo que escapar de la guerra civil en Paraguay; su hermano perdió la vida en esa guerra. Mi mamá, Lidia, era peronista, de una familia muy humilde. Vivía en Banfield. Siempre recordaba que su mamá, que era lavandera, no la podía criar porque trabajaba todo el día, y que la fundación Evita le había dado la máquina de coser; a partir de ahí pudieron empezar a estar mejor, y además recuperó una madre, porque tenía tiempo para cuidarla”.

-¿Ella militaba?

-No, pero tenía una veta popular muy fuerte; mi papá, al revés, venía de una experiencia mucho más vinculada con el ideario socialista.

-Entonces, la vocación política nació en el ámbito familiar.

-Sí, porque en casa se discutía mucho

de política. Por ejemplo, con el caso de Stroessner (dictador paraguayo). Cuando mi papá volvió a Paraguay, Stroessner lo metió preso un tiempo, entonces él recriminaba la buena relación que Perón tenía con el dictador, ¡y se armaban unas discusiones! Todos nos vinculamos con la política, aunque de mis cinco hermanos, sólo Aníbal y yo terminamos ejerciéndola.

-¿En la facultad?

-Desde el secundario, ambos fuimos al Nacional Buenos Aires. Yo entré en el ‘73, y cuando tenía 14 años y estaba en la comisión directiva del centro de estudiantes, nos expulsaron a 24 alumnos, por unos reclamos, salimos en los diarios; hasta que, por un recurso de amparo, nos reincorporó la Justicia. Después, hice mi carrera en Derecho, también algo de historia, aunque ya desde los 18 años, que empecé a trabajar en la Justicia. Más tarde, cuando me recibí, puse mi estudio.

-¿Y cuándo comenzó tu actividad política partidaria?

-Cuando Aníbal entró como concejal por el Frente Grande. En el ‘94 fui de asesora a la convención constituyente, y en el ‘96 Chacho (Alvarez) me propuso ir a trabajar como secretaria parlamentaria de Diputados. Cuando Aníbal fue candidato a jefe de Gobierno me dijo que necesitaba alguien que supiera de leyes en la lista, entonces ingresé. Y en menos de un año se quebró la Alianza, hubo crisis política en el Gobierno. Venían las elecciones a senadores, y yo consideraba que había que armar otro tipo de frente político. Por mi posición (Rodolfo) Terragno me ofreció acompañarlo en la lista, y por eso fui senadora nacional, en 2001.

-¿Y con qué te encontraste?

-Entré en la Cámara de senadores y a

los diez días se cayó el país, para mí fue muy brutal. El día de la sesión preparatoria, el PJ decidió que iba a poner a (Ramón) Puerta como presidente provisional, una suerte de vice, ya que Chacho había renunciado. El radicalismo estaba furioso por esta decisión, pero el PJ igual siguió adelante, y entonces la UCR dedidió dejar el recinto. Yo no estaba en el bloque de los radicales, pero decidí quedarme porque me pareció que no era bueno terminar de empujar al Gobierno, además, me tenía que hacer cargo de la renuncia de Chacho. Pedí la palabra, y todas las barras en los palcos me chiflaban, y yo, impertérrita, fui la única que hablé en contra de Puerta.

Presente crítico

Cuando aún no había culminado su mandato de senadora, y Néstor Kirchner comenzaba su mandato presidencial, Iba-rra, por afinidad de proyectos, decidió adherir al nuevo gobierno. Más tarde, elegida diputada nacional por el FpV, empezó, de a poco, a desandar ese camino.

“Siento que se retrocedió con la concer-tación plural que prometimos en la campaña. Hoy las alianzas que quedan son más tácticas que de convicción. El Gobierno está recostado en la estructura del PJ tradicional, el bonaerense, y con acuerdos con caudillos sindicales, y se le nota un fuerte aislamiento con la ciudadanía, una sensación de divorcio muy fuerte con una gran parte de la sociedad”.

-¿Y esto por qué sucedió?

-Tuvo que ver con el conflicto con el campo, más allá del contenido de las retenciones; lo que está claro es que la ciudadanía no quería ir a esa confrontación, y es contenido de la democracia y de un gobierno entender qué quiere y qué no quiere el pueblo. Pero se llegó a un nivel de irritación brutal, donde mucha gente sintió que vivió en zozobra más de cien días. Nadie está exento de un error, el problema es la capacidad de corregir, y creo que ahí el Gobierno no pudo aún dar cuenta de la nueva etapa.

-¿Esperabas otra actitud de la Presi-denta?

-Con Cristina se esperaba un camino más institucional, con más diálogo. No el escenario de un gobierno crispado, como vimos. Los proyectos de ley pueden salir con buenos acuerdos con otros sectores, no todo tiene que ser una guerra, una batalla dura, donde parece una enorme conquista hacer una modificación a una iniciativa.

-¿Te desilusionó Cristina Fernández?

-Uno esperaba más diálogo, y sólo se vio mucha irritación, mucha confrontación, casi diría mucho más que la que se observó en los últimos años de Kirchner, y eso es decir bastante.

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