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Viernes, 27 diciembre 2024
Argentina
4 de octubre de 2023
CASO INSAURRALDE

Duro golpe para un grupo de intendentes y referentes con peso en el armado bonaerense

Los alcaldes conducidos por el lomense ahora deberán salir del cimbronazo y determinar si siguen como un sector homogéneo en la estructura del peronismo provincial o quedan subyugados a la dispersión que afecta a muchos de los jefes comunales peronistas. También es un problema para Máximo Kirchner.

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Martín Insaurralde supo construir un entramado político con base en la Tercera sección electoral y brazos en todo el territorio bonaerense, que le permitieron ser un actor clave en las decisiones de la Provincia, no solo durante la actual gestión del Frente de Todos, sino también en los tiempos en que fue gobernadora María Eugenia Vidal e Insaurralde fue el vocero del grupo más nutrido de intendentes peronistas.

En diciembre de 2015, el por entonces jefe comunal de Lomas de Zamora encabezó la avanzada de los alcaldes para que Vidal aceptara introducir en el Presupuesto de 2016 el llamado Fondo de Infraestructura Municipal (FIM), que derivó en un fondo especial para los municipios destinados a obras de infraestructura y seguridad. Insaurralde, Mariano Cascallares (Almirante Brown), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Grabiel Katopodis (General San Martín), Juan Zabaleta (Hurlingham), Juan Pablo De Jesús (La Costa) y el fallecido Hugo Corvatta (Saavedra) eran las voces cantantes que, en representación de los alcaldes peronistas, llevaron adelante las negociaciones con el vidalismo.

El ministro de Economía, Hernán Lacunza, era reacio en un principio a conceder el fondo, pero debió aceptar en virtud de la paridad de bloques que no le permitían a Juntos por el Cambio dominar la Legislatura a voluntad. De hecho, el presidente de la Cámara de Diputados era Jorge Sarghini, por entonces enrolado en las filas del Frente Renovador. La alianza de Vidal con Sergio Massa fue clave para darle gobernabilidad a Vidal. Pero también lo fue la buena sintonía que a través del propio Massa y del Federico Salvai (Jefe de Gabinete vidalista) se tejió con el grupo comandado por Insaurralde.

De hecho, el bloque del lomense, en el que ya era voz cantante Federico Otermín y tenía en sus filas, entre otros, al exintendente de Florencio Varela, Julio Pereira, fue fundamental para que en la Cámara baja se aprobaran algunas leyes clave, entre ellas el límite a la reelección de los intendentes y el cambio del régimen jubilatorio para los empleados del Banco Provincia. 

Como se marca en la nota de tapa de la última edición de la revista La Tecla, todavía hay intendentes peronistas que pasan facturas por aquellas épocas, entendiendo que el peronismo debió ser más combativo del gobierno de Juntos por el Cambio en la Provincia. En rigor, siempre hubo celos entre los sectores, e Insaurralde logró que el suyo creciera mientras quienes no se alinearon a él empezaron a quedar desperdigados, sin referencias claras, y sin una dinámica de conjunto que les permitiera ser una fuente de presión. 

Esas circunstancias duran hasta hoy, donde el grupo Lomas aparece como el más homogéneo frente a un cúmulo de individualidades que empiezan por La Matanza, se extiende a otros distritos del Conurbano y se hace más visible en el interior. Por otro lado aparecen alcaldes ultrakichneristas pero distanciados de La Cámpora, como el caso de Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada), quienes son parte de la conducción de la denominada Mesa de Ensenada, ese espacio K que mira cada vez con más simpatía una conducción que, al menos en el Provincia, sea ejercida por Axel Kicillof. Y después, lógicamente, los alineados a La Cámpora.

Cuando se fundó el Frente de Todos, Insaurralde tuvo un papel importante en el acercamiento de Sergio Massa con el kirchnerismo, y desde entonces comenzó a formarse una triada de poder que unió en una misma sintonía a Máximo Kirchner, el intendente de Lomas, y quien terminó siendo el primer candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires en las elecciones de 2019 y hoy busca suceder a Alberto Fernández. Esa alianza también fue clave para desembarcar en la Jefatura de Gabinete de la Provincia tras las PASO 2021, pese a la fuerte resistencia de Kicillof.

Duro golpe para un grupo de intendentes y referentes con peso en el armado bonaerense

Insaurralde consolidó su espacio, del que siempre fue la voz cantante, pese a que en el camino se perdieron algunos apoyos iniciales por diferentes motivos. Ya no reporta ahí Julio Pereira, y por ende el alcalde de Varela, Andrés Watson. Tampoco está Fernando Gray, quien le atribuye al ex Jefe de Gabinete bonaerense la maniobra que lo desplazó de la presidencia del Partido Justicialista para liberarle la silla a Máximo Kirchner. Katopodis, por su parte, sigue manteniendo un buen diálogo, pero tiene cada vez más afinidad con Axel Kicillof. La distancia con Zabaleta comenzó cuando La Cámpora tomó cada vez más poder en el distrito. A Juanchi y a Máximo los separa un océano. 

De todos modos, es nutrido el grupo de alcaldes (algunos en uso de licencia por cargos legislativos o ejecutivos) que conforma esa mesa, tal vez la más nutrida y homogénea en cuanto a grupos de intendentes o referentes seccionales peronistas se refiere. Cascallares, amigo personal de épocas juveniles de Insaurralde, y Juan Pablo De Jesús son el círculo de confianza extrema. Son con los que habló el sábado cuando estalló el escándalo. Quizá alguno de ellos le dijo que debía renunciar en medio del estupor que atrapaba al protagonista, que se vio involucrado en un escándalo inesperado por un posteo de su nueva novia.

El grupo se extiende, entre otros, a Gastón Granados (Ezeiza), un amigo de la juventud con el que en el último tiempo habrían existido algunas diferencias, pero en el espacio lo siguen considerando adentro. También están Gustavo Menéndez (Merlo); Mauro García (General Rodríguez); Nicolás Mantegazza (San Vicente); Marissa Fassi (Cañuelas – y su esposo el jefe de Vialidad Nacional, Gustavo Arrieta); y David Angueira (Punta Indio – a través del intendente en uso de licencia Hernán Y Zurieta). En el interior, en la Quinta sección tiene una fuerte ascendencia De Jesús y también reporta el jefe comunal de Tordillo, Héctor Olivera. En la Sexta la voz del espacio conducido por Insaurralde es el diputado y ex intendente de Monte Hermoso, Alejandro Dichiara, mientras que en la Cuarta lo es el senador y ex jefe comunal de Carlos Casares, Walter Torchio.

Ese conjunto es el que ahora queda un tanto huérfano de vocero, y sobre el que se posan las miradas de los demás actores de la política bonaerense tras la caída en desgracia de Insaurralde. “Es demasiado pronto para saber cómo se va a reconfigurar esto, pero es evidente que Martín queda demasiado golpeado para conservar ese liderazgo”. La frase vale tanto para alguien que está fuera de ese colectivo como para alguien que lo integra. De hecho, fue prácticamente calcada entre un hombre cercano a Insaurralde y un intendente del interior que nunca lo tomó como conductor.

En el escenario que se abrió tras el posteo de Sofía Clerici hay demasiadas cosas que deberán encontrar un nuevo cauce. ¿Se podrá mantener como grupo de poder interno ese espacio de intendentes con base en la Tercera sección electoral, o quedará desperdigado y con cada uno atendiendo un juego propio, quizá acercándose a otro sector? Es demasiado temprano para saberlo, pero sin dudas habrá cambios.

Lo que sí se sabe, y siempre se supo, es que Axel Kicillof cobrará ahora las facturas que juntó desde que Cristina Fernández y Máximo Kirchner le impusieron al jefe de Gabinete que él no quería. Por caso, en las próximas horas, saldrán eyectados del gobierno provincial todos los funcionarios de línea directa con el lomense. El más emblemático, el titular de Loterías, Omar Galdurralde. 

Duro golpe para un grupo de intendentes y referentes con peso en el armado bonaerense

El traspié de Insaurralde también es una complicación para Máximo Kirchner, que en la última reunión del PJ anunció que en diciembre quiere abrir un proceso electoral interno para renovar autoridades del PJ bonaerense. Sin su principal aliado, y con muchos esperando con cuchillo y tenedor una debilidad del diputado nacional, la interna del Partido Justicialista provincial puede convertirse en el primer campo de batalla sangriento del peronismo tras las elecciones generales. Un dirigente aliado a Kicillof ya avisó, entre tanto, que “sería conveniente que la conducción del partido esté alineada a la conducción de la Provincia”, en caso que el Gobernador logre la reelección.

En las últimas horas, Martín Insaurralde, vivió en carne propia lo despiadada que puede ser la política. Algunos ya lo niegan como el mesías que veían hace menos de una semana. Otros, como Sergio Massa, no tuvieron reparos para emparrillarlo en público en pos de ponerle un quitamanchas a su traje de candidato. Quizá, y aunque sería el más afectado, fue Axel Kicillof quien se cuidó de no hacer demasiada leña. Incluso, cometió el error de admitir que no sabía dónde estaba su jefe de gabinete. A veces a Kicillof la sinceridad le puede traer dolores de cabezas innecesarios.

Y hablando de saber y no saber, ¿sabrá Máximo Kirchner que su alianza con Insaurralde no necesariamente significa el apoyo irrestricto de ese grupo en su conjunto? Quizá se dé cuenta demasiado pronto.
 

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