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Jueves, 26 diciembre 2024
Argentina
23 de octubre de 2023
FUTURO INCIERTO

Tiempo de facturas, reproches y ¿vientos de ruptura en Juntos por el Cambio?

La dura derrota de la alianza en los comicios del domingo abren interrogantes sobre la unidad del espacio. Los radicales comienzan a dar señales de inquietud y rechazo a cualquier apoyo hacia Milei en el ballotage. El larretismo y su proyecto moderado. Los "lilitos" y un silencio que amenaza con estallar.

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Las redes sociales no perdonan. Ayer por la noche, tras el triunfo del oficialismo en las elecciones nacionales, se ensañaron con la imagen de la derrota que trasuntaban los rostros en el búnker de Juntos por el Cambio.

La “dama de hierro” amarilla mordió el polvo de la derrota, y la imagen viralizada fue un retrato del estado de ánimo en la alianza opositora. 

A su lado, el viejo líder en retirada, a quien comenzaron a apuntar como uno de los responsables de la debacle (de las PASO a ayer, JxC perdió 700.000 votos en todo el país).

Los coqueteos de Mauricio Macri con Javier Milei, el otro en el balotaje junto con Sergio Massa, son, para muchos cambiemitas, uno de los motivos de la derrota en la jornada dominguera. 

Para muestra, un botón: “Claramente Mauricio Macri no es más el líder ni el referente de Juntos por el Cambio. Argentina eligió, y claramente fue en un sentido opuesto a lo que venimos proponiendo”, se apuró en tuitear el intendente PRO de Olavarría, Ezequiel Galli, poco después de perder el municipio a manos del camporista Maximiliano Wesner.

Puertas hacia adentro, otros creen que el “halconismo” se topó con una manera más brutal de proponer cosas similares (los libertarios), cuestionando la línea discursiva de limitar las propuestas a “terminar con el kirchnerismo” o a “yo tengo ovarios y no les tengo miedo”, leit motiv de “Pato”.

La puñalada de Galli tiene antecedentes. Fue de los primeros amarillos en cuestionar la lucha interna en los distritos bonaerenses que gobierna el PRO. Una exigencia que los jefes comunales trasladaron a ambos bandos en reiteradas ocasiones, con una advertencia: "Si no evitamos la PASO en esos territorios, corremos el riesgo de perderlos".

De hecho, el propio alcalde olavarriense mantuvo un duro cruce con Cristian Ritondo cuando el exministro de Seguridad provincial decidió impulsar la precandidatura de Dalton Jáuregui en ese distrito. "Soy el único intendente PRO de la Séptima y me vienen a romper las pelotas acá. ¿Por qué no van a otro municipio a abrir un local?", dicen que bramó el derrotado jefe comunal santillista.

Nadie puede demostrar que el larretismo-santillismo está feliz con el resultado, pero algunos de sus referentes (el mismísimo Galli) dejan traslucir que el espacio, Juntos, podría entrar en una etapa de reconfiguración.

Tiempo de facturas, reproches y ¿vientos de ruptura en Juntos por el Cambio?

No son pocos los que, a horas del mazazo (o Massazo), apelan al “viste que había que ampliar hacia el centro”, recordando lo que Horacio Rodríguez Larreta, derrotado por Bullrich en la interna, pregonaba. No solo eso, sino que dio pasos concretos como proponer un acuerdo con el cordobés Juan Schiaretti, que tendrá un rol decisivo en la segunda vuelta con sus casi siete puntos recogidos anoche.

El tiempo dirá si el todavía jefe de Gobierno porteño se queda en el seno materno, el PRO, para dar la batalla política e ideológica desde adentro, o si toma la bandera de la moderación y se lanza a su propia aventura personal.

El dilema radical

En tiempos de catarsis, a pocas horas de la derrota, en el radicalismo también se observan señales de futuros cortocircuitos, azuzados por un balotaje que los tendrá como observadores y que tensiona el frente interno.

Milei y Massa ya comenzaron con el “operativo seducción”, obligando a los diversos sectores a alinearse con alguno de ellos. O, incluso, tomando distancia de ambos.

En las filas de la UCR, algunos referentes ya rechazaron un posible apoyo al libertario. "No cuenten conmigo para votar a Milei”, lanzó anoche el exintendente porteño y referente boina blanca, Facundo Suárez Lastra. Y añadió: “Como dijo Hipólito Yrigoyen, hay que empezar de nuevo. Lo que supere al populismo deberá ser liberal progresista y socialdemócrata".

Junto con el rechazo a expresiones del economista de la motosierra como “viejos meados” (para referirse a los mayores) o sus posiciones anti educación pública, lograron enfilar a más “radichas” en la lista.

Tiempo de facturas, reproches y ¿vientos de ruptura en Juntos por el Cambio?

En la nómina se apuntó el diputado por Córdoba Dante Rossi, quien lanzó: "Está claro que no hay manera de que yo vote por alguien que insulta a Raúl Alfonsín, intenta privatizar la educación, la salud y las jubilaciones, desprecia a quienes tienen opiniones diferentes y apoya la libre tenencia de armas. Esa Argentina no es la que quiero".

Y, una vez más, se prevé un duro enfrentamiento entre tribus radicales, con posibles choques entre líderes como Gerardo Morales, Martín Lousteau, Alfredo Cornejo y algunas otras figuras jóvenes surgidas de este proceso eleccionario.

La misma efervescencia podría adelantarse en la provincia de Buenos Aires. La UCR logró colocar a Maximiliano Abad como senador nacional (hacía años que algo así no ocurría) y alardea de haber mantenido el número de intendentes y legisladores.

¿Habrá ruptura con sus socios, o seguirá manteniendo los pies dentro de la alianza? ¿Buscará generar un polo de poder propio, curando heridas con los sectores boina blanca que apoyaron al halcón Grindetti o al palomo Santilli? Todas son preguntas que, a pocas horas del golpe, son difíciles de responder.

Tiempo de facturas, reproches y ¿vientos de ruptura en Juntos por el Cambio?

Volviendo a las fotos, a lo que dejan traslucir, las únicas sonrisas que se observaron en Parque Norte (nadie puede adivinar si por alegría o como reacción ante la derrota) se dibujaron en el rostro de Elisa Carrió.

La lideresa de la Coalición Cívica se mantuvo en un llamativo ostracismo durante toda la campaña. Hay silencios que dicen más que las palabras, claro está, y no faltan quienes auguren una pronta huída de los “lilitos” hacia otros rumbos, luego de apoyar el proyecto larretista en el último proceso.
 

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