Federico Thea: "No es algo que me guste la perpetuidad"
El presidente del Tribunal de Cuentas habla de la relevancia de mostrar más el trabajo del organismo, de los tiempos de los fallos, y de la titularidad vitalicia, a la que no abona, aunque “es necesaria la previsibilidad” que da
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Federico Thea, presidente del Tribunal de Cuentas de la Provincia, se excusa de contestar sobre la coyuntura política porque “desde este lugar no me corresponde dar una respuesta”, pero se muestra apasionado cuando habla del organismo que conduce desde junio de 2022 y en el que podría quedarse hasta cuando se jubile, aunque él mismo asegura que no se ve tantos años en el mismo lugar.
-¿En qué cambió el Tribunal desde que llegaste?
-No puedo ponerlo en comparativa, porque no estaba y sería muy poco prudente opinar sobre la gestión anterior. Sí es de público conocimiento que el Tribunal tuvo, de mínima, tres etapas. La gestión de (Eduardo) Grinberg duró mucho tiempo, con estabilidad de los otros vocales. Ya se sabía qué esperar de cada vocalía y del presidente, había una dinámica. Después se van produciendo vacantes en las vocalías; el único que quedó fue Grinberg y hay una nueva composición durante la gobernación de Vidal, que propone cuatro vocales que obtienen el acuerdo en el Senado. Ahí hay un período breve donde la dinámica cambia bastante, y todavía no estaba del todo estabilizada cuando se jubila el doctor Grinberg e ingreso yo. Entré cuando todavía se estaban asentando los nuevos vocales, que además les tocó la pandemia. Con la cobertura de la presidencia se terminó de renovar el Tribunal y de consolidar la nueva composición, lo cual le da mucha tranquilidad al personal para proyectar a largo plazo. Lo mismo les pasa a los cuentadantes. Y retomamos una política, que ya tenía el Tribunal, de formular planes estratégicos, que es mi impronta de gestión.
-¿Cuáles serían los puntos de ese plan?
-Hay cuestiones que tienen que ver con distinguir más los productos que hace el Tribunal, porque sobresale mucho el fallo pero hay un montón de trabajo súper valioso de los trabajadores del organismo, que tal vez está invisibilizado en la sociedad. Nos interesa que haya una visibilidad de cara a la sociedad. Decir, bueno hay un organismo que está auditando, que se está ocupando de ver que los procedimientos se cumplan, que la documentación esté, y eso requiere que se pongan en valor los distintos productos que tiene el Tribunal e implica cambios de procedimientos, de manuales de redacción. Nosotros tenemos certificación de IRAM. También hacemos auditorías a los proyectos que ejecutan organismos internacionales de crédito en la Provincia, lo cual nos requiere auditoría de parte de esos organismos. El Tribunal de Cuentas de la Provincia tiene un estándar muy alto respecto de la media de los Tribunales de Cuentas del país, que están mirando qué hace este organismo. Con eso estamos muy conformes. Tratamos de acercar el Tribunal lo más posible a la ciudadanía, que la ciudadanía sepa que existe.
-Muchas veces hay cuestionamientos a los cargos vitalicios como los del Tribunal de Cuentas. ¿Qué opinás?
-Creo que la dinámica del Tribunal excede la composición sólo de los vocales. Es un organismo muy profesional y muy independiente en ese sentido. No creo que sea bueno que el recambio sea abrupto de los cinco, sino que vaya habiendo una transición progresiva, que si sale uno ingrese otro y eso daría garantía de una continuidad de ciertos criterios, o de cambios progresivos en un organismo que para garantizar un buen control debe dar previsibilidad. En términos personales, a mí no es algo que me guste la perpetuidad en el cargo. Ahora, en términos institucionales, que un organismo como este dé cierta previsibilidad de criterios me parece relevante. Hay que encontrar el equilibrio entre las dos cosas.
-¿Y te pusiste un plazo?
-No, asumí hace poco. Tengo 40 años y asumí hace dos días (risas), si estoy pensando en la jubilación tengo un problema.
-Si te vas a la edad de Grinberg tenés 40 años más.
-No me veo con esa impronta, que es respetable obviamente. Grinberg era un fanático del Tribunal de Cuentas y una persona muy comprometida con el trabajo y con el organismo. Lo que siempre me motivó en la gestión pública fue tener algo para hacer, algo para transformar, algo para aportar y estaré en la medida en que sienta esa llama prendida de que cumplo un rol en el Tribunal, que le puedo aportar a la vida de los y las bonaerenses, en este caso a través del control, pero que también deviene en una mejor gestión tanto de los organismos provinciales como municipales. Tal vez en algún momento diga hasta acá llega mi aporte.
-O Kicillof te necesita en otro lugar.
-No, no pasa por ahí. Un poco me alejé de la política partidaria. Es una decisión de vida que uno toma, y hay una veta académica que ahora estoy retomando y que la gestión en el Poder Ejecutivo no me permitía. Un lugar como este es más compatible con dar clases, con escribir.
-¿Extrañás la adrenalina del Ejecutivo?
-Encuentro adrenalina en otras cosas, me gusta lo que hago. También depende cómo uno se toma el laburo, podés estar en el Ejecutivo haciendo la plancha. Muchas veces la persona le da la impronta al lugar y no el lugar a la persona.
-Estás sometido menos a la rosca acá.
-Y, te da la posibilidad de pensar un poco más claramente algunas políticas. Tenés otros tiempos. Este lugar te da esa posibilidad de planificar, de hacer un plan estratégico que podés proyectar a 5 o 6 años y no tener la espada de Damocles todo el tiempo. También creo en el recambio de las personas. Hay gente que viene a oxigenar y hay límites en lo que uno pueda aportar. Fui vicerector de la universidad un tiempito, fui rector cuatro años, y me podría haber presentado a una reelección, pero creía que lo mejor era que viniera otra persona, porque sentía que lo que yo tenía para darle y aportar ya había llegado a un límite y que iba a perder originalidad, y lo mejor era que viniera una persona con ideas nuevas y con hambre de concretar cosas. Bueno, acá supongo que me va a pasar lo mismo. En algún momento voy a decir: che, cumplí todos los objetivos que me había planteado, ya está, que venga otro y le encuentre una vuelta de tuerca para que esto siga mejorando.
TRAMITES ENGORROSOS Demanda de las comunas por las normativas de gestión que se exigen
-¿El marco legal con el cual trabajan está bien o habría que modificarlo?
-Las normas del Tribunal de Cuentas no tienen grandes dificultades. Con el marco normativo general, más las adaptaciones que hacemos reglamentariamente, está bien. Sí hay una demanda, a veces, por normativa de procedimientos que se les exigen a los municipios, que tal vez están un poco desactualizadas (Ley Orgánica de las Municipalidades). Ese es otro de los desafíos que tiene el organismo, tratamos de ir aggiornando la doctrina y haciendo una especie de interpretación a la luz del siglo XXI de normativas que datan de más de 70 años.
-¿O sea que hay una demanda acerca de las normativas con las cuales tienen que gestionar?
-Sí, a veces hay normativas vetustas, entonces los municipios te dicen “si me apego a la literalidad no compro dos fosforitos”. De hecho, el Tribunal trabaja en tratar de identificar algunas normas que podrían ser aggiornadas y formular sugerencias. A veces esas actualizaciones vienen vía decreto, y eso permite hacer un juego entre la ley y las normas reglamentarias por decreto que ayudan a encontrar una interpretación armónica para que haya una gestión ágil y reglas de control. Para eso es importante el fallo, porque dice estos son los procedimientos, esto es lo que tienen que cumplir. El desafío es tener las discusiones correspondientes, y estar de acuerdo los cinco en sentar criterios comunes, sobre todo para darle previsibilidad a los distritos.
PLAZOS Y DESAFIOS Los tiempos de los fallos: “Están bien, materialmente es imposible adelantarlos”
-¿Ya están todos los fallos de la rendición de cuentas de los municipios de 2022?
-Todavía no están todos concluidos, terminan a fines de abril los de los municipios, que es el plazo legal que tiene el Tribunal para expedirse. Yo siempre enfatizo que, a veces, se pone mucho la lupa en el fallo, en el producto final, pero hay un montón de trabajo antes que hace el organismo, de control, auditoría y mejora de la gestión desde el lugar que le toca al Tribunal, y que no se ve tanto. Lo que hacen las delegaciones y los delegados termina con un informe inicial que el municipio responde; después se llega a un informe conclusivo con las principales observaciones que la comuna también puede contestar; y recién ahí llega una instancia que se eleva un proyecto de fallo para el pleno del Tribunal. Para mí ese producto no es el principal. Sanciones siempre hay, por cuestiones menores capaz, que a veces son económicas y a veces son simplemente un llamado a atención o un pedido de mayor documentación. Todos en algún grado tuvieron alguna observación, pero tampoco eso pone necesariamente el foco de lo más importante, porque hay todo un trabajo previo, que para mí es el más interesante, y a la instancia del fallo se llega con ciertos estándares generales para darle previsibilidad a los que deben gestionar. El desafío es tratar de aunar esos criterios, que los fallos se vuelquen en la forma en que debe hacerse y que los municipios tomen nota de eso para ir mejorando la gestión.
-¿Hay algún caso particularmente problemático?
-La verdad es que no. En general, las gestiones son muy atentas a la mirada del Tribunal. Si me decís ¿te encontraste con alguna cosa que llame mucho la atención? La verdad es que no. Obviamente, hay municipios que tienen funcionarios de carrera que están mucho más finitos con los procedimientos y la normativa, con los requerimientos de Tribunal de Cuentas, y otros que tal vez no tanto, pero ahí también está el desafío de acompañar y de hacer una especie de tarea pedagógica.
-¿Los tiempos que se tardan hasta llegar al fallo definitivo deberían acelerarse teniendo en cuenta las facilidades que da la tecnología?
-No, para mí están bien, materialmente es imposible adelantarlos. Si vos mirás que el Tribunal no se pronuncia hasta un año y medio después del ejercicio, en la realidad no es así. Hay un montón de pronunciamientos previos, no es que vino alguien un año y medio después y te dijo “mejorá tal proceso”, te lo están diciendo en tiempo real. Somos muy estrictos con los plazos y nos vamos pronunciando. El fallo es un producto final, pero no es novedoso, porque en gran medida replica cosas que ya vino diciendo el Tribunal. Siempre hay cuestiones para mejorar, pero no veo una dificultad en eso.
"TRAIGAN LAS COSAS ANTES" Sanciones a las comunas: “A veces los municipios son hijos del rigor”
-Te reuniste hace un mes con Julio Alak y le pediste que fortaleciera la transparencia de la gestión en la comuna. ¿Con cuántos intendentes hablaste de esto?
-A fin del año pasado hubo una inquietud de las vocalías dedicadas a las municipalidades sobre el cambio de mando que se iba a dar en muchos municipios, que debía ser mirado con mucha atención por el Tribunal, porque siempre hay asimetrías de información, desacuerdos. No fue La Plata el único caso, y no se hizo como una advertencia, sino que el Tribunal acompaña la transición. Si a veces hay demasiado desacuerdo y la coyuntura política se mete mucho, eso impacta en la gestión y obviamente después impacta en nuestro trabajo de controlar. La preocupación es que eso no traiga problemas en el pago de sueldos y proveedores. Además, los cambios de gestión coinciden con fin de ejercicio; diciembre es un mes complejo y no podés dar demasiadas vueltas para hacer algunas cosas. Entendimos que si el Tribunal hacía de puente entre la gestión saliente y la entrante, podíamos colaborar en mejores transiciones. Creo que lo hemos logrado. En general tuvimos buena recepción tanto de los intendentes que salían como de los que entraban.
-En 2023, según la página del Tribunal, hubo 1.696 sanciones. ¿Es un número muy elevado?
-Es difícil medirlo por lo cuantitativo. A los 135 municipios le tenés que sumar todos los entes municipales (cuentas separadas), todos los descentralizados. Al final te quedarán tres sanciones por cuenta, y no es un número tan alto. Por ahí hay una sola que es grave y 20 observaciones menores. Muchas veces las las sanciones de un fallo son porque falta la documental que acredita lo que hicieron. A veces los municipios son hijos del rigor y hasta que no está la sanción no acercan la documental. Después presentan el recurso, acercan la documentación y la sanción devino abstracta. Entonces, tampoco es que la sanción es la medida. Estamos tratando de agotar la instancia de “che, traigan las cosas antes”. Lo he hablado con todos los intendentes con los que pude. Un número de sanciones a veces no es representativo cualitativamente de lo que significa.
-¿Cómo es controlar a los excompañeros del gabinete?
-La verdad es que yo no controlo directamente. El trabajo de auditoría lo llevan adelante los analistas, los delegados, después los relatores y después los vocales proyectan un informe. Y en los casos que me tengo que excusar, me excuso. Para darte un ejemplo, hoy llegó el expediente de Secretaría General 2022. Bueno, yo durante 15 días fui Secretario General; ahí me tengo que excusar, no puedo firmar.
MOSTRAR EL TRIBUNAL “Que la gente sepa que puede pedir información o hacer una denuncia”
-¿Esta idea de mostrar más el Tribunal tiene que ver con que la gente conozca que se pueden hacer denuncias?
-La idea es que se conozca que existe un Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires, que lleva adelante auditorías en tiempo real de la tarea que realizan tanto los organismos provinciales como los municipios. Y que la gente que está preocupada o tiene inquietudes acerca de la gestión sepa que hay un organismo que está mirando, que puede pedir información ahí o hacer una denuncia. Todo eso se recoge y se trabaja con las delegaciones para que lo miren y se trata de dar una respuesta a la gente que acerca a esas inquietudes.
-¿Se reciben muchas denuncias particulares?
-Se están recibiendo un poco más. La verdad es que no hay una tradición de gran comunicación y es uno de los objetivos que nos pusimos en el Plan Estratégico. No es lo mismo un concejal de la oposición denunciando algo en el Consejo Deliberante, que sea en el marco de una discusión de suma cero, donde uno cuestiona y el otro se defiende y es difícil que se pongan de acuerdo, a que sea una cuestión que puede tomar el Tribunal de Cuentas y lograr que se cambien ciertas prácticas, o se mejoren. Yo fui objeto de auditoría, sé lo que es estar del otro lado del mostrador, y que muchas veces al que está gestionando le viene bien que venga uno de afuera y le señale lo que hay que cambiar. Ese diálogo entre el organismo que audita y el auditado es importante, porque si hay una auditoría que está atenta y una gestión que presta atención es indudable que habrá una mejora en los procedimientos y en el producto final. Es un trabajo que nos interesa y que estamos tratando de bajarlo a todo el personal del organismo.
PERFIL “Nunca dejé de dar clases, pero ahora doy un poquito más”
-¿Quién es Federico Thea?
-Ufff. Lo primero que pensé, me salió docente. Tuve como un perfil muy orientado a la docencia, a lo académico, siempre con inquietudes de la política pública. Más allá de la política partidaria, siempre estuve interesado en la cosa pública, en la gestión. En este lugar puedo mezclar esos dos mundos, porque hay un gran componente de gestión, pero también hay un componente en el que también tengo de nuevo la biblioteca llena, usándola para el trabajo cotidiano. Soy el único abogado en el cuerpo porque los cuatro vocales son contadores, entonces un poco lo que se espera del rol del presidente es la mirada jurídica. Soy especialista en Derecho Administrativo
-¿Y ya volviste a las clases?
-Nunca dejé de dar clases, pero ahora estoy dando un poquito más (en la Universidad de José Paz, de la que fue rector luego de ser profesor en la UBA).
-¿Cómo es tu vida fuera del trabajo?
-Tengo dos nenes chiquitos, así que es muy familiar. Me gusta el deporte, practico.
-¿Qué deporte?
-Fútbol y tenis.
-¿Hincha de?
-River
-¿Tu lugar en el mundo?
-Hay un lugar que me gusta mucho. Cholila, en Chubut. Mis padrinos viven en el sur y tienen una casa ahí. Vamos una vez por año o cada dos años
-¿Una lectura para recomendar?
-Hay uno que leí hace muy poquito de Ediciones Bonaerenses, que se llama “A ningún lugar”. Me gustó mucho. Es un relato tremendo. Es una novelita que terminé hace una semana y es un librazo. Leo bastante, me gusta la literatura rusa. Dostoyevski, Tolstói. Y cosas de Derecho.
-¿Una serie o película?
-La verdad no estoy viendo nada. Lo más reciente, Succession me gustó. Pero soy más de los clásicos. Terminé hace no tanto una serie muy vieja que se llama The Wire.