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Argentina
31 de diciembre de 1969
Informe

Kirchner juega a la ruleta rusa y asusta

Flota en el aire la idea de una posible renuncia de Cristina si el FpV no gana los comicios. Su esposo juega a todo o nada, se instala un discurso de “nosotros o el abismo” y hay temor a una salida abrupta, aunque el peronismo no la permitiría

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“Esto es plata o mierda. Lo de Kirchner está bien”. Directa y contundente, la respuesta de un funcionario nacional de segunda línea encarna el sentimiento de muchos kirchneristas creyentes que en las próximas elecciones se dirimen más cuestiones que el simple recambio de bancas legislativas.

Entre el dinero y el excremento de la concepción oficialista hay un juego a todo o nada de Néstor Kirchner, asemejado más a una peligrosa ruleta rusa que a los avatares de la democracia, donde la alternancia está dentro de las saludables posibilidades.

Casi en simultáneo, el dirigente Emilio Pérsico y el diputado mendocino Jorge “Pampa” Alvaro dijeron que la presidenta Cristina Fernández debía renunciar si el Frente para la Victoria pierde los comicios. Aunque Pérsico varió unas horas después y cambió el destinatario de la renuncia, apuntando a Julio Cobos, el efecto quedó instalado.

Con el antecedente de “nos vamos” que Kirchner le dijo a su esposa tras el fracaso de la resolución 125, la amenaza de renuncia está latente. Y, lo que es peor, en la cabeza del titular del Partido Justicialista.

Llevar la elección al terreno del miedo de que se pierda la gobernabilidad es parte de la estrategia. Sin embargo, preocupa en las filas oficialistas el paso del dicho al hecho si las cosas no salen como los K esperan.

No todos comparten -y mucho menos lo hacen cuando hablan en reserva- el modo de Néstor y la forma de encarar la campaña, sobre todo desde lo discursivo, enfrentándose hasta la guerra misma con sus enemigos de hoy, fundamentalmente encarnados por el campo y el multimedios Clarín. No obstante, ha prendido en el discurso del oficialismo el “todo o nada”. Entienden en las filas pingüinas que todo lo hecho hasta ahora se plebiscita, y que la derrota es el fin del modelo.

“Kirchner está tomando las decisiones que corresponden, y sus discursos co-

rresponden a sus formas, a veces hay gente que dice cosas graves con mayor delicadeza”, justifica el intendente de Hurlingham, Luis Acuña, mientras resta entidad a Pérsico. En tanto, el jefe comunal de La Matanza, Fernando Espinoza, cree que “ésta no es una elección más, es muy importante darle continuidad a este proceso de crecimiento y desarrollo, hay que profundizar este modelo”. Esta frase la repiten alcaldes, ministros, funcionarios y adherentes. Es la base de la campaña.

También es central en el discurso proselitista la necesidad de otorgar a los gobernadores y la Presidenta la seguridad de mayoría en los respectivos parlamentos. En ese sentido, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, ya comunicó a sus ministros que se pondrá al frente de la campaña. Irá, según adelantó en una reunión de gabinete, a todos los actos posibles con Néstor Kirchner y se pondrá al hombro la campaña en el interior. Tierra adentro, el santacruceño está muy complicado por el conflicto agrario. Scioli aún conserva un buen índice de imagen positiva, que puede ayudar. Y, además, concibe la elección como un plebiscito también para él.

Pero más allá de todo, se vislumbra una preocupación en el oficialismo no solamente centrada en el resultado de la elección. Incluso se podría aseverar que muchos tienen más confianza en ganar que en la reacción posterior de Kirchner, si éste no lee positivamente el resultado. Por ejemplo, si el triunfo es por escaso margen.

El ir a fondo del ex presidente y su insistencia en doblar siempre la apuesta pone en alerta a varios. Nadie cree que Pérsico, Alvaro y algunos otros dirigentes dijeron lo de la renuncia por motu proprio o arranque de ira prematura.

“El peronismo no lo va a dejar”

¿Juega tanto Kirchner a la ruleta rusa de la política que es capaz de resignar todo su capital político -y hasta lo bueno de su presidencia- en una renuncia de Cristina? Quienes adhieren a la posibilidad de “salida heroica” -que también estaría en la cabeza del ex presidente- creen que si se va pronto podría regresar “para apagar un incendio seguro”. Quienes piensan esto no son precisamente dirigentes apegados al peronismo ortodoxo.

En el PJ tradicional nunca lo buscarían como bombero. Pero tampoco lo dejarían ir. La concepción justicialista no admite de renuncias. “Ese karma lo arrastran los radicales”, y en el currículum peronista aparece entre las primeras virtudes el no abandonar.

“No lo vamos a dejar ir, el peronismo no lo va a dejar ir”, asegura un dirigente del PJ disidente. Al punto que asevera: “Llegado el caso, todo el peronismo va a abrazar a él y a la Presidenta para asegurar la gobernabilidad”. Ahí empezaría a jugar con fuerza la incipiente liga de gobernadores.

Cuando Julio Cobos dio su voto no positivo y Kirchner dijo “nos vamos”, no fue solamente la intervención de Máximo la que salvó la continuidad gubernamental de sus padres. Aseguran que para las 8 de la mañana de ese 18 de julio ya se habían comunicado casi todos los intendentes del Conurbano y algunos gobernadores entre sí para sostener lo que, intuían, podía ser un descalabro institucional.

No lo iban a dejar en ese momento. No lo dejarían ahora. Pero como Kirchner parece jugar a la ruleta rusa con la polí-tica, el peligro siempre está.

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