En un escenario marcado por la apreciación cambiaria y la caída del consumo, la apertura de importaciones promete ser uno de los clavos del ataúd de la industria bonaerense. Radiografía del impacto en la Provincia.

El liberalismo tiene lugar en Argentina una vez más. Como una suerte de fantasma de las navidades pasadas, esta corriente económica retorna para rememorar los severos daños que causa el liberalismo cuando llega al poder. En esta oportunidad, reencarna en otra gestión y en una nueva figura política, Javier Milei.

Recientemente, el ensañamiento del Presidente contra la Unión Industrial Argentina (UIA) encendió las alarmas por lo que puede traducirse en ataques a uno de las arterias de la producción argentina. Días atrás, mientras la UIA pedía “respeto” y remarcaba que la producción fabril es la que más aporta al superávit fiscal que el Gobierno defiende como axioma, el presidente Javier Milei subía a Instagram un meme que ridiculiza a los industriales

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En una nueva cruzada, el Gobierno avanza rápidamente en la eliminación de requisitos técnicos para importar y la rebaja de aranceles e impuestos que en la baja impositiva para la producción local.

En este sentido, el discurso de Martín Rappallini, presidente de UIPBA y CEO de Cerámica Alberdi, que presidió la conferencia industrial y que suena como sucesor de Daniel Funes de Rioja al frente de la UIA, a partir del año próximo, ahondó en esta dualidad y pidió respeto.

“Somos nosotros, los empresarios que generamos empleo y pagamos impuestos, quienes sostenemos el Estado. Queremos respeto, como se respeta en todos los países -donde se entiende el rol fundamental que tenemos en una sociedad- para el bienestar de la población. La industria aporta el 30,2% del total de la recaudación y es el sector que agrupa la mayor cantidad de puestos de trabajo formales”, dijo en el discurso inaugural.

En el ojo de la tormenta

En este contexto, la provincia de Buenos Aires es, una vez más, espectador y victima de las políticas de la gestión libertaria. Su importancia como corazón productivo del país la ubica en una posición desventajosa en cuanto a el impacto negativo que puede recibir de las decisiones del Presidente. Esto se debe a que destaca como la región más relevante en términos económicos y productivos del país. Su ubicación estratégica, su vasta extensión territorial y su gran diversidad de recursos naturales la convierten en un pilar fundamental para el desarrollo socioeconómico de Argentina.

Es así que la industria bonaerense debe volver a batirse a duelo contra aquellos elementos propios del liberalismo como una fuerte recesión y la apertura de importaciones, factores que golpean de lleno en la industria local para dejarla al borde del abismo. En este sentido, todas las ramas manufactureras, tales como la automotriz, la metalúrgica, la química, la textil y la naval, entre otras, sufren la embestida de la gestión libertaria.

Tal como señaló la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA) en uno de sus informes, la industria manufacturera es particularmente trascendente en la estructura productiva provincial, aportando el 30% del producto provincial, una cifra 10 puntos mayor a la media nacional. A su vez, la industria bonaerense destaca por su diversificación sectorial, lo que la transforma en un actor protagonista de múltiples cadenas de valor, teniendo un aporte central en la creación de empleo, tanto directo como indirecto.

En tanto, la industria bonaerense también es muy relevante en las exportaciones del país (con el 37% del total de bienes), tanto a partir de las manufacturas de origen agropecuario como de las de origen industrial.

Al mismo tiempo, para tomar dimensión del peso de la provincia de Buenos Aires en la industria nacional es necesario tomar en cuenta uno de sus factores más importantes, su densidad demográfica. Parte de la diferencia entre la provincia de Buenos Aires y las provincias más ricas (CABA (cuyo PBI per cápita casi triplica la media nacional, la mayoría de las patagónicas ,Santa Fe, Córdoba y La Pampa) se explica por la vinculación que existe entre el conurbano bonaerense y CABA. De los 17 millones de habitantes de la provincia de Buenos Aires, aproximadamente 11 millones viven en esa zona, por lo que la vinculación con la Ciudad es sumamente importante.

Según un estudio del Centro de Estudios Metropolitanos, el 48% de los puestos de trabajo de CABA son ocupados por bonaerenses, mientras que solo el 9% de los trabajadores porteños realiza sus tareas en la provincia. Es decir que Buenos Aires tiene una pérdida neta de trabajadores frente a la capital nacional, que se traduce en una traslación de producto potencial entre estas jurisdicciones. Dicho en otros términos, una parte muy importante del PBI de CABA es “realizado” por habitantes de la provincia; en contraste, es mínimo el porcentaje del PBI bonaerense “realizado” por habitantes de CABA.

La industria bonaerense explica aproximadamente la mitad de lo que produce la industria argentina (49%).

La estructura industrial bonaerense

Al analizar el PBI industrial de la Provincia en cuanto a la contribución que realizan las diferentes ramas destacan principalmente Alimentos y bebidas (21%), Químicos (21%), Metales comunes (9%) -en conjunto explican la mitad del valor agregado provincial de la industria-. Aunque con menor relevancia, también destacan la maquinaria y equipo (6%), el caucho y plástico (6%), los productos minerales no metálicos (6%) y la industria automotriz (4%).

Este entramado productivo está compuesto por firmas de diferente tamaño y productividad, incluso al interior de las ramas. En el caso de los alimentos se pueden encontrar PyMEs y empresas familiares, así como también grandes firmas como Granja Tres Arroyos o frigoríficos como Arre Beef, Gorina o Azul.

La firma Granja Tres Arroyos anunció el cierre de una de sus plantas en Tristán Suárez.

La provincia también encuentra a firmas agroindustriales vinculadas al negocio de la industrialización de granos como Molinos Río de la Plata; de bebidas como Cervecería Quilmes, CCU y Coca Cola; de golosinas, snacks y galletas como Mondelez, Pepsico, Havanna, Bagley y Arcor, o de procesamiento de productos lácteos como la Serenísima y Danone. En el caso de los químicos se encuentran casos como Johnson & Johnson y Unilever -ambas con plantas en Pilar- y Sinteplast en Ezeiza. La industria de los metales también cuenta con grandes jugadores como Ternium y Tenaris en el corredor de la Ruta 9.

Sas plantas siderúrgicas que se encuentran a lo largo y ancho de la provincia de Buenos Aires son; en San Nicolás (Ternium Siderar), Ramallo (Ternium Siderar), Campana (Tenaris Siderca), Valentin Alsina (Tenaris Siderca), Florencio Varela (Ternium Siderar), La Tablada (Acindar), Haedo (Ternium Siderar), Canning (Ternium Siderar), Bragado (Acerbrag) y Ensenada (Ternium Siderar).

La industria automotriz también se encuentra en la zona norte y oeste del Área Metropolitana de Buenos Aires, destacando Toyota, Ford, Volkswagen y Peugeot, pero el parque autopartista también es relevante destacándose, por ejemplo, Taranto o Industrias Guidi. Por último, en el caso de la producción de minerales no metálicos se pueden encontrar Cerámica Alberdi (José C. Paz), Loma Negra (Olavarría), Rigolleau (Berazategui), Cattorini (Quilmes) y Ferrum (Pilar y Avellaneda).

Recetas del pasado reciente

Martín Epstein ,politólogo, analista económico y miembro del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), dialogó con La Tecla sobre el modelo político del Gobierno de Javier Milei y el programa desplegado.

Respecto a la fuerte recesión que atraviesa el país, Epstein sostiene que la política del Gobierno es la misma desde la asunción, licuar salarios y achicar el poder adquisitivo. “La situación que estamos viviendo es una recesión provocada e incentivada por el gobierno con su ausencia de políticas de recomposición de salarios”, sostiene.

En cuanto a la apertura de importaciones, se prevé que este fenómeno tenga un “impacto negativo” en sectores sensibles de la economía.

Por último, como una suerte de revés, ahora deben paliar la disparada de precios con medidas. “En este sentido, en teoría, las importaciones tienen un efecto de bajada de la presión inflacionaria. Pone a competir a los formadores de precios locales con la importación, pero ese es un efecto que se sostiene en el mediano plazo”, agregó.

Problemas estructurales, recesión e incertidumbre ante la apertura de importaciones

El presidente de la Cámara Textil de General Pueyrredón e integrante del Movimiento Nacional Pyme, Guillermo Fasano, realizó un diagnóstico de la realidad que atraviesa el sector textil, las consecuencias de las políticas del Gobierno nacional y los problemas estructurales que afectan a los textiles. En este sentido, Fasano señaló que, si bien la apertura de las importaciones puede proporcionar acceso a insumos más económicos, también representa un desafío para las empresas locales que enfrentan problemas estructurales y una carga impositiva elevada.

“En marzo/abril hicimos un diagnóstico de la situación, la conclusión que hemos sacado es que todo este proceso de ajuste ha impactado en el nivel de actividad, consumo y producción dejando retrayendo un 30% menos nuestro mercado”, advirtió.

Respecto a alguna mejora a futuro, Fasano explicó que a nivel macroeconómico estamos en una L y que “por el momento no hay signos de mejora”. A su vez, señaló que el panorama a futuro “es un interrogante”, debido a que no hay noción del impacto que pueda llegar a tener la apertura de las importaciones.

Sin embargo, para Fasano la posibilidad de conseguir insumos importados representa una ventana hacia un saldo positivo. “En los últimos años tuvimos problemas para importar insumos por lo que la apertura puede ser beneficiosa. Pero, en Argentina hay buena calidad así que podemos competir. Lo que tenemos es un problema de costos y eso realza un problema estructural que tiene el país”, detalló.

En este sentido, remarcó que las Pymes argentinas enfrentan 4 principales problemas que detienen su crecimiento, estos son; los juicios laborales, la falta de acceso al financiamiento, la altísima carga impositiva y la presión burocrática que les impide ser competitivas.

Por último, Fasano explicó que si bien la coyuntura explica la contracción que atraviesa el sector textil en la actualidad, no es ahí donde hay que detenerse. ”Hay que generar las condiciones para que las empresas puedan competir, y ahí va a haber crecimiento”,

Panorama poco alentador

De acuerdo a datos aportados por la Subsecretaría de Industria y Pymes, con un menor impacto positivo del sector agropecuario en octubre (no creció a la velocidad de meses anteriores), la economía nacional medida por el EMAE mostró una caída interanual del 3,8%.

Situación similar se observa a nivel provincial, la economía bonaerense se contrajo 5,0% interanual en agosto: el crecimiento del sector agropecuario no fue suficiente para contrarrestar la caída en ramas de peso como la industria, el comercio, la construcción y la hotelería y restaurantes. De esta manera, en los ocho primeros meses de 2024 acumula una caída del 3,9% de la actividad (-7,5% excluyendo al agro). En la comparación mensual sin estacionalidad el descenso fue del -1,2%.

Por su parte, el Índice de producción industrial manufacturero (IPI) del INDEC creció 2,6% mensual sin estacionalidad en septiembre (tercer aumento seguido).

En la comparación interanual descendió 6,1% (alcanzando 16 caídas consecutivas), llegando a una contracción acumulada en 2024 del 12,7% en los nueve primeros meses de 2024.
A nivel provincial, si bien hubo un comportamiento dispar a nivel sectorial, rubros de peso como la siderurgia, la metalurgia, la elaboración de cemento y la producción de neumáticos mantuvieron su contracción en septiembre.

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