19 de julio de 2025
LA TECLA MAR DEL PLATA
Pulti quiere trepar al Senado, usa La Cámpora como escalera y traiciona a Kicillof en el camino
Aunque se muestra alineado con Kicillof, el exintendente de General Pueyrredon juega su propia interna. Presiona para encabezar la lista de senadores por la Quinta Sección, con un “gesto” que favorece a La Cámpora: si deja su banca en Diputados, asumiría “Cote” Rossi, dirigente camporista. No obstante, el oficialismo provincial perdería un lugar clave en la Legislatura.
Gustavo Pulti juega fuerte. En tiempos donde cada banca vale oro, el exintendente marplatense volvió a ponerse en el centro de la escena con una maniobra más que alevosa. Presiona para encabezar la lista de Fuerza Patria en la Quinta Sección y, en paralelo, intenta seducir a La Cámpora con una propuesta tentadora: su salida de la Cámara de Diputados permitiría el ingreso de José Ignacio “Cote” Rossi, primer suplente de la lista 2023 y dirigente de peso en la agrupación que conduce Máximo Kirchner.
Así, Pulti vende su jugada como un doble aporte: se fortalece la representación camporista y él escala políticamente. Pero en el corazón del kicillofismo no lo ven con buenos ojos. Sospechan de la jugada y, sobre todo, del momento. Justo ahora, cuando se define la ingeniería legislativa para los próximos años, el marplatense se mueve con una precisión quirúrgica que incomoda. No es que no tenga derecho a aspirar al Senado. Es que, para lograrlo, está dispuesto a desarmar la bancada que hoy defiende los intereses del propio gobernador.
La excusa es casi altruista: ayudar a que asuma “Cote” Rossi. Pero puertas adentro del oficialismo lo interpretan como un “gesto envenenado”. En el reparto de poder, cada nombre es una ficha y Pulti quiere mover la suya sin consultar el tablero. La posibilidad de que Rossi llegue a la Cámara baja tampoco es menor. En tiempos de tensión entre La Cámpora y otros sectores del peronismo bonaerense, cada lugar cuenta. Por eso, algunos interpretan que la movida de Pulti busca seducir con una mano mientras asegura con la otra su propio espacio de poder. Un clásico juego de rosca envuelto en retórica de unidad.
Asimismo, nadie olvida que Pulti ha sabido saltar de un lado al otro del mapa político según convenga, y que su lealtad tiene fecha de vencimiento si los vientos soplan en otra dirección. Además, no es considerado realmente como peronista y sus estrategias son miradas con enojo y desconfianza.
El cierre de listas está al caer y la Quinta Sección se volvió el ring donde se cruzan las ambiciones. Pulti quiere volver a estar arriba, con fueros, visibilidad y más margen para moverse. Lo que no dice es que, para lograrlo, está dispuesto a entregar una banca en Diputados y empujar a su propio espacio al borde del desbalance.
En la recta final, la pregunta que ronda en los pasillos del peronismo bonaerense no es si Pulti quiere ir al Senado, eso está más que claro, sino a qué costo. Y, sobre todo, para beneficio de quién. Porque en este juego de espejos, hasta el más generoso gesto puede esconder una jugada personal. Y el que no lo ve, se queda fuera del reparto.
Queda por ver si los demás compran su argumento o si lo leen como lo que muchos ya susurran: una emboscada prolijamente disfrazada de “unidad”.