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Argentina
5 de mayo de 2011
DATOS Y ANALISIS

La curva ascendente de los asentamientos urbanos

Día a día crece en forma sistemática la cantidad de personas que viven en estas condiciones "habitacionales" en Provincia y Ciudad, reflejando hondas distancias entre lo que esgrime desde los atriles el gobierno nacional y la realidad. Síntomas de una Argentina que muchos buscan tapar y que disparan otras problemáticas que no se cierran en la necesidad de las viviendas

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La Argentina de hoy es un país dividido no sólo por las diferencias políticas entre los distintos actores de la realidad nacional, sino también por las diferencias sociales que cada día son más marcadas en un país donde los que no tienen nada están totalmente marginados del sistema.

Los cambios en la distribución territorial de la población se presentan también en el sistema de asentamientos de población, específicamente en la relación entre asentamientos urbanos y rurales.

Ya se ha marcado el alto nivel de urbanización que el país presentó en el siglo XX, con niveles superiores al 50% a principios del mismo y prácticamente del 90% en el 2001. El sistema urbano nacional estuvo históricamente caracterizado por el alto nivel de concentración en la ciudad de Buenos Aires y sus regiones aledañas.

Lo llamativo es que no existe en el ámbito estatal información estadística sobre las villas de emergencia: la cantidad y los lugares donde están radicadas, el porcentaje real de incremento en los últimos años y las características específicas de cada una de ellas.

Existen datos sueltos, engrosados con un informe, luego convertido en libro, de la Universidad Nacional de General Sarmiento, a través de su equipo de investigación Infohábitat, realizado en 2006. Allí se establece que en el área metropolitana existen 1.650.000 habitantes, radicados en 819 villas y asentamientos precarios.

Datos suministrados por el mismo oficialismo, dan cuenta que en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), existen más de 1.000 asentamientos populares de muy baja calidad en los que viven hacinados y en tétricas condiciones más de dos millones de habitantes, con la falta de los servicios y condiciones magras de higiene que eso representa. Casas hechas con cartones, chapas rotas, vidrios, maderas, es el panorama común en estos asentamientos, donde las esperanzas de una generación entera han sido perdidas.

En un análisis más profundo de los datos, puede verse que entre el 2001 y 2006 la población general del AMBA aumentó en un 6,6% al pasar de 8,6 a 9,2 millones de habitantes mientras que las villas se multiplicaron en un 57.5%.

Además, en el año 2001, antes del estallido de la gran crisis política y económica nacional, medio millón de personas vivía en estos asentamientos, y esto creció hasta superar los dos millones de ciudadanos en este 2011.

Resulta risorio que desde el Indec se indique que la pobreza y la indigencia han bajado considerablemente en los últimos años, cuando la realidad muestra una cosa totalmente diferente.

Desde el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), surgió hace poco un informe en el cual se afirma que desde los años 2006 al 2010, la Argentina incrementó su cantidad de indigentes en 1,1 millones de personas, pasando de 4,3 millones a 5,4 millones de habitantes.

Este caer en la indigencia que sufre la población argentina, que es negada en forma sistemática por un gobierno nacional que no para de “dibujar” los números de las estadísticas oficiales, ha llevado a que entre el 2006 y el 2010 el crecimiento vegetativo de la población fuera de 1,5 millones, al pasar del 38,5 a 40 millones de habitantes.

De esta manera, se deduce que en nuestro país siete de cada diez chicos que nacieron en territorio nacional, pasaron a ser miembros de la pobreza profunda que vive la Argentina desde hace décadas, no cubriendo sus necesidades básicas ni pudiendo alimentarse como un chico debe para crecer sano y feliz en este mundo.

Según el IPYPP el gobierno no hace más que “desestimar” las cifras reales de pobreza e indigencia, las que según el instituto privado se “subestiman” entre un 61 y un 77 por ciento. El estudio indica que el Indec “oculta la existencia de casi 7,4 millones de pobres, de los cuales 4,2 millones están pasando hambre”.

En síntesis, el informe del instituto señala que en la República Argentina hay 12,2 millones de pobres y 5,4 millones de indigentes, un 30,5 y 13,5 por ciento de la población, respectivamente, mientras que el INDEC reconoce solo 4,8 millones de pobres y 1,2 millón de indigentes, 12 y 3,1 por ciento.

De este modo, los datos de la realidad muestran a un país que ha creado a millones de “desaparecidos sociales”, que son los chicos que se criaron en casas donde sus padres no tenían trabajo y estaban al desamparo total de un Estado ausente, y que se sumergían en la pobreza debido sobre todo a una política económica que viene desde la última dictadura militar, pasando por el neoliberalismo de los '90, que llevaron a una buena parte de la Argentina a la pobreza estructural sobre todo en Provincia y Capital Federal.

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