14 de octubre de 2011
CONFLICTO EN LA SERRANIA
En Tandil, un piquete a la Ley de Paisaje Protegido
Con motivo de la implementación de la ley que protege las sierras de Tandil, la ciudad colapsó ante una protesta transportista. Lunghi estuvo al borde de una crisis
Finalmente, el viernes pasado se levantó la medida que había paralizado a Tandil. Decenas de camiones estuvieron estacionados día y noche en el centro de la ciudad serrana, demostrando el poder del gremio y sacando de quicio a Miguel Angel Lunghi, el calmo intendente radical.
El detonante fue la ley de Paisaje Protegido, una norma provincial que cuenta con el apoyo público y total de la gestión municipal y del sciolismo, así como también de la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras.
La ley, que fue promulgada “con el fin de elevar la calidad de vida de la población y la protección del medio”, protege el paisaje serrano de Tandil y obliga a tres canteras que hoy continúan su explotación a que cesen en su actividad este mismo mes.
La desesperación había cundido entre los transportistas de la zona y alrededores que se encargaban de trasladar la piedra que se obtenía de las canteras. Estos, con la venia del gremio comandado por Hugo Moyano, osbtruyeron por completo la ciudad. “Los muchachos están inquietos”, advirtió el titular de los transportistas provinciales, Miguel Bettili, antes de que se cerrara el acuerdo con el Municipio.
Sin embargo, previo a las elecciones, y en un tema crucial para la concepción turística de Scioli y de Lunghi, ambos dirigentes no dieron el brazo a torcer en la implemetación de la norma. El temor siguen siendo los trabajadores mineros afectados a las canteras que deben cerrar el 16 de octubre, que, según el compromiso político del Municipio con la Provincia, tienen garantizado un nuevo empleo y la correspondiente indemnización.
Pero, por otro lado, pesa la duda en torno al poder económico de las canteras, cuyo negocio queda afectado por la ley: desde la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras manifestaron a La Tecla la preocupación porque las empresas “estén haciendo lobby en La Plata para que la ley no se cumpla”, o, al menos, se dilate su puesta en marcha.
El jefe comunal Miguel Lunghi se mostró satisfecho por la disolución de la protesta de los transportistas, pero se mantuvo intransigente con las canteras, a cuyos dueños achacó la culpabilidad del conflicto que mantiene en vilo al distrito. “Tenemos una ley que un pueblo vino buscando durante muchos años y que, más allá de que yo estaba comprometido desde 2003, era un clamor total”, dijo el intendente, que catalogó el entuerto como una de los trances más difíciles de toda su gestión.