2 de febrero de 2012
LA PELEA DEL MOMENTO
Moyano, rodeado por CFK, apela a viejas recetas
La relación del secretario general de la CGT y la Casa Rosada empeora a diario. El camionero, sin ser igual a Vandor, aplica algunas de sus lógicas para conservar el liderazgo, seriamente amenazado. Fracciones sindicales también hacen vandorismo para destronarlo. Mañana se reúne la CGT
“Pegar para negociar”. La frase la patentó en los tumultuosos finales de los ‘60 el mítico dirigente de la UOM Augusto Timoteo “Lobo” Vandor. Poco tiempo antes de ser ultimado en la sede de su gremio por un grupo comando -sobre el que hay muchas presunciones pero ninguna confirmación-, Vandor legaba un lema, y con él el mote de vandorismo a quien lo aplicara.
Las sucesiones sindicales usaron, en mayor o menor medida, el vandorismo. Sin ser iguales ni parecidos a Vandor, los gremialistas saben como nadie que quien pega primero pega dos veces; y para Hugo Moyano llegó el tiempo de pegar.
El titular de la CGT prevé momentos difíciles para el país y, por consiguiente, para el movimiento obrero, pero lo que más lo altera es la presunción de momentos difíciles para él y su continuidad al frente de la central, acuciado por un kirchnerismo que ya no le oculta el desamor.
El conflicto del Sindicato de Camioneros con el Correo Argentino y otras empresas son pequeñas erupciones comparadas con la actividad volcánica subterránea en pleno proceso de calentamiento. Nada hace prever un freno en esos movimientos, menos cuando se acercan las negociaciones salariales y en el mediano plazo, léase junio, se pone en discusión la jefatura de la CGT.
Tampoco enfría las cosas la actitud K de desplazar cada vez más del centro del poder al peronismo histórico y sus postulados. Mientras los pingüinos exaltan la figura de Néstor Kirchner y la elevan por encima de la de Juan Perón, el ultraperonismo, donde revista gran parte del movimiento gremial, se entusiasma con un poskirchnerismo. ¿Un kirchnerismo sin los Kirchner, como Vandor planteó un peronismo sin Perón? Algo así. O más simple: peronismo sin los Kirchner.
Difícil de conseguir a dos meses de haber asumido una Presidenta que ganó por más del 50 por ciento de los votos. Eso quieren hacer entender a Moyano algunos más moderados, como Omar Viviani o Facundo, el propio hijo del camionero.
Entre otros, se montan con el overol de guerra junto a Hugo, otro hijo -Pablo-, y los dirigentes Jorge Plaini y Julio Piumato.
A medida que Moyano se distancia del Gobierno, gana la simpatía de la CTA conducida por Pablo Micheli, Antonio Caló, los “gordos” y Luis Barrionuevo, en tanto, esperan agazapados el desliz del “Negro”. El primero alimenta diariamente su comunión con el Gobierno, a la espera de ser ungido sucesor del moyanismo al frente de la CGT. Caló, para muchos, es quien hace gala del verdadero vandorismo, por su apego al gobierno de turno.
El fuerte enfrentamiento con el Gobierno lleva a Moyano a mirar con recelo a su alrededor. Sin ruptura consumada, la CGT oficial muestra fisuras. Es un derrumbe que el camionero no se pude permitir, porque con él se terminarían todas las aspiraciones. En la Casa Rosada pergeñan una estrategia para dejarlo lo más solo posible.
El partido propio
Sueño viejo del sindicalismo, la agrupación política propia tuvo siempre nombre, pero nunca sello, ni personería. El Partido Laborista Argentino jamás pasó el umbral de la intención. Sólo antes de Perón, y al servicio de Perón, el sindicalismo formó partido para ir a los comicios con chances ciertas. Después Vandor quiso, pero no pudo hacer el propio ni quedarse con el ajeno.
Ahora, Moyano lanzó tubos de ensayo. Muy pocos creen que la Corriente Sindical traspase el límite y compita en elecciones en la búsqueda de “un trabajador al mando del país”, como idealiza el líder cegetista.
Igualmente, el camionero haría el intento. Su alejamiento del PJ provincial denuncia enojo; los contactos con Pablo Micheli, el propio Daniel Scioli, algunos intendentes (también alertas por el avance de la juventud K) y hasta Mauricio Macri desnudan acción y decisión. Una contra grande es la visión negativa del grueso de la opinión pública en el acompañamiento de esa cruzada.
Igualar a Lula está cada vez más lejos para el actual titular de la CGT, pero dejar como legado el partido sindical, que a la vez sirva para continuar al mando de la central obrera y hacer de él una de las columnas principales de cualquier frente, es un anhelo al que no renuncia. Y hay allí, innegablemente, una similitud con aquel Vandor deseoso de conducir al peronismo sin Perón.
¿Está bien trazar paralelos entre el Lobo y Moyano? Estudiosos de la historia sindical encuentran más diferencias que igualdades. Sin embargo, las similitudes existen, incluso más allá de las coincidencias afines a la mayoría de los sindicalistas, como la obsesión por permanecer en lo alto del gremio, la CGT o las 62 Organizaciones, porque fuera de ello los espera la nada. En el sindicalismo peronista, sobre todo, es muy poca la posibilidad de aggiornarse desde otro lugar.
Vandor y Moyano son parecidos en el personalismo, nadie puede negarles capacidad de negociación, los dos acumularon un enorme poder a partir de manejar gremios potentes, como la Unión Obrera Metalúrgica esplendorosa del peronismo del ‘50 y los camioneros de hoy, donde comparten gremio los grandes transportistas con los repartidores de supermercado.
Los dos tuvieron a las centrales obreras divididas, pero las épocas son incomparables. Algunos trazan un paralelismo diferente, que deja a Moyano más cerca de Raimundo Ongaro, rival gremial de Vandor, más protegido de Perón y enfrentado al poder de turno.
Es que allí, en la relación con el poder, es donde radica la mayor distancia. Mientras Vandor negociaba con Onganía y despertaba la ira del general Perón, Moyano se enfrenta a la dama que lleva los destinos del país.
Pero con esa dama de Estado fue aliado hasta no hace mucho tiempo, cuando Néstor Kirchner sostenía el mando, y luego lo cedía a su mujer y sucesora.
El camionero se llevó mejor con Néstor hasta el último día que con Cristina desde el primer día. Pesa, además, sobre esta historia la presunción de Cristina Fernández de Kirchner sobre los desencadenantes de la muerte de su marido. Por entonces, Moyano presionaba bastante al Gobierno desde la conducción del Partido Justicialista bonaerense, que ahora quiere abandonar.
La Presidenta sostiene entre sus íntimos que Kirchner estaba muy nervioso por varias causas, y ésa era una de ellas.
Sin una advertencia tan dura como la de Perón a Vandor, cuando le dijo que sus traiciones le costarían la vida, ya sea por engañar a la CIA o por engañar al peronismo, sopesa sobre Moyano una dualidad inquietante. No puede abandonar a quienes lo pusieron donde está, pero arriesga demasiado si rompe con quienes lo sostuvieron allí. Por eso, para mantenerse en donde no quiere que lo bajen, hace vandorismo. Por ahora, sólo pega para negociar.
LEA LA NOTA COMPLETA EN LA EDICIÓN Nº 452 DE REVISTA LA TECLA
Moyano convocó de urgencia a la CGT
El titular de la CGT, Hugo Moyano reunirá mañana en la sede de Azopardo a los secretarios generales de diferentes gremios para debatir sobre el enfrentamiento que sostiene con la Casa Rosada.
Moyano llamó personalmente por teléfono a algunos dirigentes para invitarlos al asado. Colaboró con él, el referentes de los canillitas, Omar Plaini .
El jefe de los camioneros recibió un sí inmediato de los gremios aliados, pero no se garantizó la asistencia de los hombres de peso del bastión "independiente" ni de otros sindicatos que no comulgan con su liderazgo.
En el encuentro ambién se debatirá sobre algunos reclamos que había enunciado en su discurso del 15 de diciembre, cuando criticó abiertamente al Gobierno y dio el primer paso hacia el distanciamiento con el oficialismo.