16 de febrero de 2012
ANALISIS
Hacia la malvinización
Para el analista Rosendo Fraga, titular del Centro de Estudios Nueva Mayoría, las secuencias de iniciativas para recuperar Malvinas se da ya que con esto el kirchnerismo percibe que "ganará popularidad en un año de tensiones sociales y al mismo tiempo crecen los conflictos políticos dentro del oficialismo"
Por Rosendo Fraga (*)
El gobierno argentino ha decidido malvinizar no sólo su política exterior, sino su gestión en conjunto, buscando profundizar el nacionalismo. La idea central del último discurso de la Presidenta fue que Argentina ha logrado globalizar el conflicto. En los próximos días la Argentina formalizará ante el Consejo de Seguridad de la UN su denuncia de militarización y nuclearización del Atlántico Sur por parte del Reino Unido; el 24 de febrero legisladores nacionales se reunirán en Ushuaia -la Antártida puede ser un lugar alternativo- para ratificar el reclamo de soberanía de las islas que desde 1994 está en la Constitución Nacional; el 9 de marzo Cristina Kirchner hablará en un acto partidario en Huracán -busca reunir la misma gente que Hugo Moyano en diciembre en ese lugar- con motivo de un nuevo aniversario del triunfo de Cámpora -que es el 11- y hará de Malvinas un capítulo central de su discurso, como lo ha hecho en los tres que ha pronunciado desde que terminó su licencia; el 26 y 27 de marzo podría asistir a la Cumbre nuclear en Seúl para ampliar la denuncia sobre los submarinos nucleares británicos en el Atlántico Sur; el 2 de abril pronunciará otro discurso desde Ushuaia -no se descarta tampoco que sea en la Antártida- al cumplirse el 30 aniversario del desembarco de las tropas argentinas en las islas; el mismo día y al mismo tiempo su mensaje será leído en actos que se busca organizar en las principales capitales del mundo en apoyo de la posición argentina respecto a Malvinas; una semana después llevará el tema a la VI Cumbre de las Américas que se realiza en Colombia; el 14 de junio se cumplen 30 años de la rendición de las tropas argentinas y ese mismo día el Comité de Descolonización de la UN tratará el caso, oportunidad en la cual Cristina Kirchner podría asistir personalmente, lo que hasta ahora no ha hecho ningún Presidente argentino; el 27 de julio se inauguran las Olimpíadas en Londres, oportunidad en la cual el gobierno argentino impulsará actos de repudio a la ocupación de las islas en el Reino Unido aprovechando la atención internacional sobre la capital británica y teniendo la nueva Embajadora de Argentina ante el Reino Unido, la ex embajadora en Venezuela, Alicia Castro, un rol importante en estos actos.
Esta secuencia de iniciativas se da cuando el gobierno argentino percibe que ganará popularidad asumiendo la malvinización como eje en un año de tensiones sociales. El torneo de Fútbol de primera división ha pasado a llamarse Crucero General Belgrano por el buque argentino hundido por los británicos al iniciarse la guerra. También se jugará la copa Gaucho Rivero por el personaje que fue capturado por los británicos tras ocupar las islas en 1833. Guillermo Moreno -el funcionario hoy con más poder dentro del gobierno- ha hecho colocar en el frente de la Secretaría de Comercio, cuya titularidad ocupa, un cartel que dice el que no salta es un inglés, la misma consigna que coreaba la gente en la Plaza de Mayo en abril de 1982, en el momento de mayor euforia antes de iniciarse las acciones militares de la guerra. El ministro de Defensa (Puricelli) ha dicho que Argentina si bien tolera la presencia militar británica en las islas, si fuerzas británicas llegan a territorio argentino, Argentina va usar la fuerza, ejerciendo el legítimo derecho de defensa. Seguidamente se reunió con los mandos militares y trascendió que éstos manifestaron las limitaciones que tienen para enfrentar esta circunstancia. Por su parte, el canciller argentino (Timerman) sostuvo que el Reino Unido ha cuadriplicado su presencia naval en el Atlántico Sur y que los misiles ubicados en las islas pueden alcanzar el sur de Brasil. La realidad es que hace un cuarto de siglo que el dispositivo británico es el mismo, con una guarnición de algo más de 1300 hombres, una fragata permanente que es reemplazada cada seis meses y un patrullaje anual de uno de los cuatro submarinos nucleares.
La convocatoria a la oposición y a Hugo Moyano para asistir al último discurso de la Presidente centrado en Malvinas, puso en evidencia la significación política interna del conflicto. El titular de la CGT asistió, pero el gobierno hizo trascender que ello no implicaba una recomposición de relaciones. La oposición política no logró plantear la exigencia de que fuera convocada para ser escuchada respecto a temas como inflación, desigualdad, inseguridad, etc. La decisión de no anunciar la prohibición de que el vuelo que une semanalmente la ciudad chilena de Punta Arenas con las Islas pase por territorio aéreo argentino, fue una decisión conveniente, ya que hubiera significado un acelerador en la escalada del conflicto que además complicaría la relación con Chile. Las organizaciones de veteranos de guerra consideraron que no habían tenido el espacio para el cual habían sido convocados. En cuanto a la dilación en la desclasificación del Informe Rattembach, ratificada en este discurso, se demora porque algunos de los pasajes de su texto -que está publicado por EMECE, los veteranos y la revista Siete Días, además de estar disponible en Internet- pueden favorecer a la posición del Reino Unido. Por la misma razón, el Ejecutivo ha decidido no difundir las documentación de los Ministerios de Defensa y Relaciones Exteriores sobre lo sucedido 30 años atrás. Al mismo tiempo, el oficialismo sigue impulsando la posibilidad de nacionalizar total o parcialmente YFP. Carteles con la consigna Malvinas e YPF argentinas fueron colocados en diversos lugares y firmados por el Frente para la Victoria (FpV). A su vez La Cámpora pegó carteles con las consignas Malvinas argentinas y Fuera los ingleses de Malvinas. La prudente advertencia del titular del Episcopado (Arancedo) de que el tema no se utilice políticamente generó duras réplicas del oficialismo.
Mientras tanto aumentan las tensiones sociales y políticas dentro del oficialismo. La discusión salarial entra en días decisivos con la paritaria docente, en la cual el gremio pide 28% de aumento y el gobierno ofrece 18%. Se trata de un acuerdo que influirá sobre las negociaciones de los restantes gremios y en particular sobre el sector público. Los aumentos de tarifas se siguen postergando y van creando un clima de malestar en la clase media. Las protestas contra la minería se están realizando en más de la mitad de las provincias y en el caso de Catamarca la represión ha sido violenta. El gobierno nacional ha apoyado esta actividad económica, pero ahora teme el costo político que puede generarle. En lo político, desde la Casa Rosada se ha decidido avanzar en el cuestionamiento al gobernador Scioli por su política de seguridad. Este se reunió con Moyano, quien confirmó la renuncia a la presidencia del PJ bonaerense, cuya conducción hoy está en disputa entre Scioli y el Cristinismo. Las denuncias de corrupción que afectan al Vicepresidente (Boudou) comienzan a ser un problema para el oficialismo, aunque sectores del mismo parecen querer aprovecharlas en su contra.
En conclusión: el discurso de la Presidente del 7 de febrero fue un hecho que implica la extensión de la malvinización no sólo a la política exterior, sino también al ámbito interno; el oficialismo percibe que gana apoyo en la opinión pública con esta política, en momentos que surgen tensiones internas y en los próximos meses seguirá escalando el conflicto; la convocatoria de la oposición y Moyano a la Casa Rosada no implica que el Ejecutivo cambie su actitud hacia ellos, mientras crecen las tensiones sociales y los conflictos políticos dentro del oficialismo.
(*) Titular del Centro de Estudios Nueva Mayoría