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Argentina
14 de marzo de 2013
INSEGURIDAD

Junín en llamas: crimen, pueblada y cruces

El asesinato de Karen Campos fue la gota que rebasó la paciencia de un pueblo harto de la ola de crímenes y asaltos. Los desmanes, que el intendente Meoni achaca a presuntos infiltrados, no pueden ocultar el verdadero problema de fondo. Cruces y responsabilidades políticas

Junín en llamas: crimen, pueblada y cruces
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A Karen Campos le apagaron la vida a los 17 años. Al pueblo de Junín, el asesinato de la adolescente le encendió la ira y la indignación. Los desmanes producidos en la protesta, la teoría de los infiltrados políticos y la pelea entre el intendente Mario Meoni y funcionarios nacionales aparecen como una cortina postrera que no puede ocultar las deficiencias previas por las cuales la ciudad registra una alarmante estadística de delitos.

Once asesinatos en un año, el reconocimiento de calles ganadas por la droga, una plaza donde los estupefacientes corren con asiduidad frente a la comisaría Segunda del distrito y barrios periféricos donde las bandas parecen moverse sin resistencia son muestras suficientes para confirmar que la otrora ciudad tranquila hoy transita por el peor momento de su historia en cuanto a seguridad.

Pocos días antes del asesinato de Karen y de la reacción popular que incendió una comisaría y destruyó parte del edificio municipal y de dependencias judiciales, el intendente Meoni dijo que su distrito no se había conurbanizado. Pues, bien, los niveles de delito registrados son comparables con los de la zona más caliente del país.

El accionar policial y judicial es muy cuestionado por la sociedad juninense, que además comienza a mirar con recelo las actitudes de la conducción política. Si bien la seguridad es responsabilidad del Estado provincial, en el caso de Junín se achaca al jefe comunal no llevar adelante otras políticas que permitan bajar el nivel de delito.

“La impericia municipal pone en riesgo a toda la comunidad”, dicen quienes ven en el alcalde a uno de los principales responsables del flagelo que sacude a la ciudad. Incluso hay quienes le endilgan no tomar las medidas necesarias (crítica extensiva a la Policía), no actuar a tiempo para parar los desmanes del fin de semana tras el asesinato de la chica.
El intendente se defiende con argumentos que apuntan a la falta de asistencia, y, curiosamente, recarga las responsabilidades más en la Nación que en la Provincia. Quienes defienden a Meoni remarcan que “el Municipio está trabajando bien; en Junín tenemos patrullando las calles a alrededor de cuarenta móviles que son mantenidos a partir de una tasa complementaria”.

El titular del Foro de Seguridad, Osvaldo Giapor, apuntó además: “La Municipalidad nos ofreció seis empleados y un taller mecánico pagados por la comuna. Hay treinta y tres cámaras, y se van a poner muchas más; tenemos el centro de monitoreo. Si bien es cierto que el señor intendente no se echó a cuestas lo que podemos llamar la seguridad de la ciudad, hay control y plata puestos para que las cosas funcionen bien”.

Por su parte, desde la oposición y una fuente periodística local dijeron a este medio que “Meoni no le puede echar la culpa a nadie de lo que pasa acá”. Las mismas voces aseguraron que “se ponen muchas cámaras, pero a veces no hay nadie en el centro de monitoreo. Si uno pasa a las dos de la mañana, no hay nadie controlando las cámaras”. El intendente ha nombrado funcionarios y creado organismos, pero con ello no se bajó el nivel de delito, a la vez que esta política lo ha autorresponsabilizado de la cuestión seguridad.

También se reprochan las faltas de políticas sociales en determinados barrios, fundamentalmente de la periferia. Sindican como los más peligrosos el Fonavi, La Vaca y Almirante Brown, estos dos últimos cercanos a la cárcel y con una población importante, que ha llegado en los últimos años.

“Los problemas de seguridad son complejos, no tienen una sola arista y no hay un solo responsable. Ahora, cuando uno ve los números de criminalidad de Junín entiende por qué Junín se parece más a una ciudad de Santa Fe que a una ciudad promedio de la provincia de Buenos Aires, y tiene que ver fundamentalmente con la gestión”, argumentó ante La Tecla el viceministro de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.

“El intendente es el responsable de coordinar, de generar todos los espacios de discusión y de trabajo para llevar a Junín la mejor y mayor política para dar calidad de vida a los ciudadanos. Decir ‘escribí una carta y nadie me da bola’ es faltarle el respeto a la sociedad, que lo votó para que gestione, no para que escriba cartas”, agregó.

En la puja entre el jefe comunal y el funcionario nacional, la responsabilidad de la Policía bonaerense quedó diluida. “La Provincia es la responsable de la seguridad, y ha actuado como tiene que actuar. Lo he visto al ministro Casal trabajando en la resolución del conflicto. Pero esto no lo van a resolver dos o tres patrulleros o un par de policías más, esto tiene que ver con políticas activas de inclusión social. No hay políticas de seguridad por fuera de un marco de inclusión social”, dijo Berni.
Lo cierto es que Junín vive desde hace tiempo sumida en una inseguridad preocupante, y la sociedad local ya dio muestras de no soportar más la situación. Con infiltrados o no, el problema que desembocó en la violenta pueblada lejos estará de solucionarse si las excusas le ganan a la búsqueda de soluciones.

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