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Argentina
9 de abril de 2013
OBISPOS BONAERENSES

Aliados y oponentes de Francisco

Cómo quedan posicionados los cuatro arzobispos con incidencia en la provincia de Buenos Aires, y en qué lugar los 16 obispos restantes. La llegada de Jorge Bergoglio al Vaticano deja ganadores y vencidos en la interna eclesiástica. La mayoría son moderados, pero hay fuertes referencias conservadoras

Aliados y oponentes de Francisco
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Conservadora por concepción, la Iglesia Católica casi no contempla progresismo en sus filas, más allá de lógicas excepciones. Pero la interna clerical siempre fue materia de observación. En la actualidad se expresa entre los sectores reaccionarios, vinculados a la derecha, y los moderados, dialoguistas y con fuerte compromiso social.

Jorge Bergoglio debe incluirse en el último grupo, pese a que desde la doctrina también tiene visiones conservadoras. Como arzobispo de Buenos Aires llevó adelante un silencioso trabajo que certifica esa ponderación, y tuvo, junto a otros moderados, una lógica oposición de los más reaccionarios. En este sector deben ubicarse como principales referencias a Héctor Aguer (arzobispo de La Plata) y Alfonso Delgado (obispo de San Juan).

En la Provincia acompañan el pensamiento conservador los obispos Marino (Mar del Plata), De Elizalde (Nueve de Julio) y Sarlinga (Zárate - Campana). Podrían ubicarse en una posición intermedia Garlatti (Bahía Blanca) y Malfa (Chascomús). Otros doce obispos y los arzobispos Agustín Radrizzani (Mercedes - Luján) y Mario Poli (Buenos Aires) están cerca de Bergoglio. Algunos más que otros, pero todos con una concepción abierta.

Desde la ortodoxia siempre se acusó al flamante Sumo Pontífice de ser un tibio en temas con fuerte incidencia en las costumbres, como, por ejemplo, el matrimonio igualitario.

El ahora Papa tenía una ventaja al ser cardenal, pero los ortodoxos manejaron siempre compensatorios contactos en el Vaticano. Las cosas han cambiado. Varios festejan, otros saben que han perdido.

Héctor Aguer, Arzobispado de La Plata
El arzobispo de La Plata se ubicó siempre en la vereda opuesta a Jorge Bergoglio en la interna clerical. Nacido el 24 de mayo de 1943, próximo a cumplir 70 años, a Aguer aún le faltan cinco para pedir el retiro por jubilación, por lo que seguirá siendo una figura fuerte de la Iglesia argentina al menos por un lustro más. Y con incidencia sobre otros obispados tanto de la provincia de Buenos Aires como de otros puntos cardinales del país. El propio arzobispo contó, en un acto público, que conoce a Bergoglio desde hace 35 años, y que trabajó seis junto a él, cuando era auxiliar de Buenos Aires, cargo al que accedió en 1992, ordenado por el cardenal Antonio Quarracino. Sin embargo, esa cercanía nunca pudo zanjar las diferencias en cuanto a sus maneras de ver el rol de la institución y de cómo obrar entre los fieles. Nombrado obispo de La Plata en el año 2000, para suceder a Carlos Galán, Aguer es considerado un cruzado de la ultraderecha católica, con estrecha vinculación al Instituto Religioso Clerical de derecha Miles Christi, y apoya al grupo Verbo Encarnado. Es amigo del ex embajador en el Vaticano Esteban Caselli, quien le dio una gran mano para que desde la Santa Sede lo nombraran Capellán Conventual de la Soberana Orden Militar de Malta y Gran Canciller de la Universidad Católica de La Plata. La llegada de Francisco es una mala noticia para el arzobispo platense, que ve demorado su sueño de ser cardenal, para lo que ya contaba con algunos operadores de su amistad en el Vaticano, donde solía viajar seguido. Los tiempos de Benedicto XVI, de haberse extendido, habrían sido más promisorios para él.

En otro orden, sobre las espaldas de Aguer todavía pesa el episodio en el que pagó la fianza ante la Justicia de Francisco Trusso, acusado de estar tras el cierre del Banco Crédito Provincial, y presuntamente también vinculado a la Curia. El arzobispo de la capital provincial, especialista en teología, filosofía y catequesis, es reacio a que la Iglesia se involucre demasiado en temas políticos. Y siempre se ha mostrado a la vanguardia de las críticas en cuestiones como educación sexual, matrimonio igualitario y todo aquello que modifique un ápice la concepción más conservadora de la Iglesia.

Guillermo Garlatti, Arzobispado de Bahía Blanca
Pese a que algunos lo encasillan entre los más reaccionarios por su formación, los entendidos en teología lo colocan “en un término medio, con concepciones que lo ubican entre los moderados, aunque más cerca de los conservadores que de los progresistas”. Garlatti tiene una buena relación con el actual Sumo Pontífice, y hasta llegó a decir que “ojalá pueda venir a Bahía Blanca”. Nació en un pueblo de la provincia de Udine (Italia) hace 72 años, pero se ordenó sacerdote en La Plata en 1964. En 1994 fue elegido obispo titular de Acque Regie y auxiliar de La Plata durante el papado de Juan Pablo II. Fue ordenado obispo por el entonces arzobispo platense Carlos Galán. En 1997 fue designado obispo de San Rafael, y a Bahía Blanca llegó en 2003, para hacerse cargo de una de las provincias eclesiásticas más extensas (llega hasta Santa Cruz).

Mario Poli, Arzobispado de Buenos Aires
La arquidiócesis porteña, además de ser la sede primada de la Argentina, tiene como sufragáneas a diócesis de la provincia de Buenos Aires establecidas en el Conurbano, donde las necesidades sociales requieren de una Iglesia activa y presente. Designar a su sucesor al frente del arzobispado de Buenos Aires y, por ende, a quien luego lo reemplazará como cardenal primado, figura entre las primeras tareas del pontificado de Francisco. El nombramiento de Mario Poli, hasta hace tan sólo unos días obispo de Santa Rosa, causó sorpresa, porque no estaba entre los candidatos, pero, en rigor, es un garante de la continuidad de la obra de Bergoglio, a quien acompañó como auxiliar en la catedral porteña, y de quien se considera amigo personal. Con 54 años, en 2002 Poli fue nombrado obispo por Juan Pablo II, y ordenado por Bergoglio. Ahora tiene 65 años, y el Papa le otorgó la responsabilidad de sucederlo. Aunque también moderado y dialoguista, Poli ya marcó alguna diferencia en cuanto a su actuación política con su predecesor. “Yo soy pastor y no político; no soy Bergoglio en eso”, dijo el flamante arzobispo en una entrevista concedida al diario La Nación tras conocerse su nombramiento al frente de la sede primada. En la Conferencia Episcopal es miembro de la comisión de Educación Católica y delegado suplente de la Región Pastoral Platense. Es doctor en teología y profesor de historia eclesiástica (Pontificia Universidad Católica Argentina). También es capellán nacional de los boy scouts. Poli dijo haberse sorprendido mucho con el llamado de Bergoglio para proponerle mudarse de nuevo a su capital natal, ahora como cabeza de la Iglesia argentina. “No tengo expectativas, ni tengo un plan pastoral. El plan ya está hecho. Nosotros tenemos que seguir la misión continental. El modelo que tengo es el de obispos caminantes”, dijo en la mencionada entrevista. En la Conferencia Episcopal es delegado de la Región Pastoral Platense. Es licenciado en teología, pedagogía y diplomado en exégesis bíblica. Fue rector en seminarios de La Plata. Algunos problemas en la vista lo han llevado a manifestar a confidentes que podría retirarse pronto, pese a que le faltan tres años para llegar a la edad jubilatoria.

Agustín Radrizzani, Arzobispado Mercedes-Luján
Salesiano y ordenado obispo en 1991, por monseñor Argimiro Daniel Moure Piñeiro, su primera diócesis fue la de Neuquén, donde sucedió nada más ni nada menos que a Jaime De Nevares. De allí pasó al obispado de Lomas de Zamora, en 2001, y en marzo de 2008 tomó posesión de la arquidiócesis de Mercedes - Luján, cuando renunció Di Monte, actual arzobispo emérito y administrador apostólico de la sede. Su nombramiento significó un cambio importante en el mencionado arzobispado, ya que sus dos predecesores, Di Monte y monseñor Emilio Ogñenovich, se caracterizaron por sus posiciones conservadoras. El hombre responsable de la sede pontificia donde se ubica la basílica nacional es presidente de la comisión de Comunicación Social en la Conferencia Episcopal, y su perfil es netamente dialoguista, con una reconocida vocación progresista y un manifiesto compromiso por los derechos humanos. Se recuerda que su tedéum fue el elegido por la presidenta Cristina Fernández cuando se realizaron los actos del Bicentenerario, en 2010. En aquella oportunidad, la jefa de Estado hizo un desplante a Bergoglio y premió a Radrizzani, quien siempre mantuvo contacto con funcionarios del Gobierno, incluso a costa de perder terreno en el episcopado.

El servidor de la obra de Don Bosco siempre se muestra muy abierto y dispuesto al diálogo, pero se le atribuye, entre los entendidos en las cuestiones eclesiásticas, una diferencia sustancial con Bergoglio. “Es más ingenuo y no tiene los conocimientos políticos del actual Papa”, aseveran. En las manos de Radrizzani y en las de Bergoglio entregó Daniel Scioli la escritura de la basílica de Luján, que después de muchos años de lucha pasó a ser patrimonio de la Iglesia y no de la Provincia, como sigue siendo, por ejemplo, la catedral de La Plata. Tiene 68 años, es difícil verlo de mal humor y su tarea pastoral social va acompañada por una constante militancia hacia la apertura del diálogo y la búsqueda de consensos. Con el ascenso de Bergoglio, es uno de los obispos que tendrían más campo de acción en las pretendidas modificaciones de la Iglesia.

Rubén Frazzia, Diócesis Avellaneda-Lanús
Tiene 67 años y tomó el cargo como máximo responsable de la diócesis de Avellaneda en marzo de 2001. En abril de ese mismo año, el obispado pasó a llamarse de Avellaneda - Lanús. Fue ordenado obispo por el cardenal Antonio Quarracino en 1992, y fue el primer obispo de San Carlos de Bariloche (1993). Frassia, licenciado en teología moral por la Universidad Gregoriana y bachiller en Teología por la UCA, está entre los obispos del ala moderada de la Iglesia, con un fuerte compromiso social, que deja traslucir en sus reflexiones semanales en una radio de la zona de influencia de su obispado. Cuando Bergoglio era cardenal, tenía diálogo permanente con este pastor que fue párroco de San Cayetano. En la Conferencia Episcopal es miembro de las comisiones de Fe y Cultura y de los Ministerios.

Carlos Malfa, Diocésis Chascomús
Uno de los obispos que no están quizá entre los más abiertos, pero tampoco se lo puede catalogar de ultraconservador, si bien podría serlo desde el punto de vista de la doctrina. Tiene 64 años y fue ordenado obispo en 2000, por monseñor Santos Abril y Castelló, y se hizo cargo de la sede de Chascomús en julio de ese año. De línea directa con el presidente de la Conferencia Episcopal, José María Arancedo, es en esa organización el titular de la comisión de Migraciones y Turismo. Es también uno de los principales responsables en el diálogo interreligioso. Licenciado en psicología (Universidad Nacional de Mar del Plata) y licenciado en sagrada teología (Pontificia Univer-sidad Santo Tomás de Aquino -Angelicum- de Roma).

Antonio Marino, Diócesis Mar del Plata
Tiene 70 años y fue ordenado obispo en 2003, por monseñor Héctor Aguer, con quien concuerda doctrinalmente y de quien fue auxiliar en La Plata. Se responsabilizó de la sede marplatense en 2011. Marino y Aguer fueron quienes encabezaron la avanzada eclesiástica contra el matrimonio igualitario, en una posición mucho más radical que la de Bergoglio, a quien desde el sector conservador de la Iglesia acusan de haber actuado tibiamente en ese debate. Marino es porteño y militó desde chico en las filas de la Acción Católica, hasta su ingreso en el seminario. Tras ordenarse mantuvo una larga trayectoria como docente de Teología, siendo por más de 30 años docente de la facultad de Teología de la Universidad Ca-tólica. En la Conferencia Episcopal es miembro de las comisiones de Fe y Cultura y de los Ministerios. Es doctor en Teología Dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana (Roma).

Jorge Casaretto, Diócesis Merlo-Moreno
Tiene 76 años y ya es obispo emérito, por haber llegado a la jubilación, pero fue enviado por Bergoglio a ocupar la sede de Merlo - Moreno tras la renuncia de Fernando María Bargalló, quien se retiró luego de conocerse un affaire con una mujer. Casaretto, quien está dentro de los moderados de la Iglesia, volverá al retiro una vez que el Vaticano, en conjunto con el arzobispado de Buenos Aires, disponga un reemplazo para esa sede. Casaretto fue nombrado obispo en 1977, por monseñor Justo Oscar Laguna, e inició su ministerio pastoral como segundo obispo de San Isidro, por sucesión, el 13 de mayo de 1985, cargo al que renunció por edad el 30 de diciembre de 2011. Durante muchos años fue el presidente de la Pastoral Social, cargo que ahora ocupa monseñor Jorge Lozano. Casaretto tiene buen diálogo con el Papa Francisco, y es, además, un referente para otros obispos.

Juan Horacio Suárez, Diócesis Laferrere
Es otro de los obispos encasillados en el ala moderada de una Iglesia de por sí conservadora, pero que pronto dejaría la diócesis que él mismo inauguró porque acaba de llegar a la edad de la jubilación. Suárez nació en Villa Nueva (Córdoba), el 12 de marzo de 1938, por lo que acaba de cumplir 75 años, momento en que los obispos pasan a ser eméritos. Fue ordenado obispo el 23 de diciembre de 2000 en el santuario en San Justo, por monseñor Santos Abril y Castelló, y seis días después tomó posesión como primer obispo de la diócesis de Gregorio de Laferrere. En la Conferencia Episcopal Argentina es miembro de la comisión de Misiones, y su lema episcopal es: “La caridad de Cristo nos apremia”.

Hugo Salaberry, Diócesis Azul
Jesuita como el Papa, maestro normal nacional y licenciado en filosofía, Salaberry es uno de los obispos más allegados al actual Sumo Pontífice entre todos los de la provincia de Buenos Aires. Precisamente, Bergoglio lo ordenó obispo de la catedral de Azul en 2006. Tiene 61 años y siempre marcó su impronta en la preocupación por los temas sociales; absolutamente abierto y de contacto cotidiano con los fieles. En la Conferencia Episcopal es miembro de la comisión de Educación Católica y suplente del delegado de la Región Pastoral Platense. Los temas educativos son uno de sus fuertes. En los corrillos religiosos se dice que su llegada a Azul llevó al conservador obispo de Nueve de Julio a cambiar el lugar de los seminaristas de ese distrito, por tener ideologías antagónicas en cuanto a la formación de los curas.

Jorge Lugones, Diócesis Lomas de Zamora
Es uno de los dos obispos provenientes de la Compañía de Jesús (jesuita) de la provincia de Buenos Aires; por ello mantiene una relación cercana con el actual Papa Francisco. No obstante, Lugones tiene una concepción un poco más conservadora que éste y Salaberry. Tiene 60 años y fue ordenado obispo, por Bergoglio, en 1999, tras lo cual se hizo cargo de la sede de Orán. Llegó a la diócesis de Lomas de Zamora en 2008. En la Conferencia Episcopal es miembro de la comisión de Comunicación Social y suplente del delegado de la Región Pastoral Buenos Aires. Es profesor de filosofía y licenciado en teología (Facultad del Colegio Máximo, San Miguel - Buenos Aires). Su lema episcopal es: “A mayor gloria de Dios”.

Luis Eichhorn, Diócesis Morón
Este entrerriano de 70 años está entre los obispos considerados moderados, y expresó una genuina alegría con la designación de Francisco. “El fue quien me entregó la diócesis en el momento del recambio Tenemos un trato muy frontal, y siempre trabajamos juntos en la Conferencia Episcopal”, contó Eichhorn a un medio de Morón cuando se enteró de la buena nueva llegada desde el Vaticano. También dijo: “Empezamos a tener trato más directo a partir de 1997, cuando asumí como obispo”. Ese año fue ordenado en Gualeguaychú por monseñor Pedro Boxler. Tomó posesión de la sede de Morón en 2005. En la Conferencia Episcopal es presidente de la comisión de Catequesis y Pastoral Bíblica.

Martín de Elizalde, Diócesis de Nueve de Julio
“Está entre los más conservadores. Es un monje benedictino de una tradicional familia porteña, que no se mete en política”, asegura uno de los más reconocidos teólogos argentinos. De Elizalde tiene 63 años y fue ordenado obispo en Luján en 1999, por monseñor Carlos Galán. Ese mismo año llegó como obispo a Nueve de Julio. Responde a la línea doctrinal de Héctor Aguer, con un fuerte espíritu en la conservación de la liturgia. En la propia comunidad hay quienes lo ven como “una persona distante”, pero no lo es con la prensa local. Su familia pertenece a la aristocracia de Buenos Aires, con un fuerte perfil intelectual, interesado en la historia eclesiástica. En la Conferencia Episcopal es miembro de las comisiones de Liturgia y Vida Consagrada.

Carlos Tissera, Diócesis de Quilmes
Cordobés, 61 años, ordenado obispo en 2005 por monseñor Ramón Artemio Staffolani (uno de los co-consagrantes es el actual arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli), y a cargo de la diócesis de Quilmes desde diciembre de 2011, en reemplazo de Luis Teodorico Stöckler. Tissera es de los moderados, y le hace honor a una diócesis signada por la herencia de Jorge Novak, primer obispo de Quilmes, reconocido por su compromiso con los más pobres y por su defensa de los derechos humanos durante la dictadura. En su homilía pascual, Tissera dijo que la designación de Francisco es “una sonrisa y una caricia de Dios para su pueblo, para el pueblo argentino y para la humanidad”. En la Conferencia Episcopal es miembro de la comisión de Cáritas.

Guillermo Melgarejo, Diócesis San Martín
Tiene 69 años y es obispo desde 1994, ordenado por el cardenal Quarracino. Fue auxiliar de Buenos Aires, luego designado por Bergoglio provicario general de la arquidiócesis porteña, y más tarde como responsable de San Martín, en 2003. Muy culto, moderado e interesado en el plan cultural de la Iglesia. De la línea de Casaretto. En la Conferencia Episcopal es presidente de la comisión de Fe y Cultura.

Oscar Ojea Quintana, Diócesis San Isidro
Este porteño de 66 años es allegado a Jorge Bergoglio y a Alcides Casaretto, cultor del bajo perfil y de una postura muy abierta en cuanto a la concepción social. Se ocupa más de las cuestiones pastorales internas que de las políticas. Fue ordenado obispo por el cardenal Bergoglio (de quien fue su auxiliar) en 2006. También fue vicario episcopal de la zona Centro de la arquidiócesis porteña. En 2011 sucedió a Fernando Bargalló como presidente de la Comisión Episcopal de Cáritas Argentina, y ese mismo año sucedió a Casaretto en la diócesis de San Isidro. Sobre Francisco, ha dicho: “Durante tres años trabajamos juntos, yo como obispo auxiliar; aprendí muchas cosas de él, de modo que tengo la inmensa alegría de que ahora sea el supremo pastor de la Iglesia”.

Sergio Fenoy, Diócesis San Miguel
Es de la línea de Jorge Bergoglio, y hasta sonó como posible reemplazante de su amigo en el arzobispado de Buenos Aires. Moderado y dialoguista, está entre los que no ven con malos ojos un aggiornamiento de la Iglesia. Es rosarino, tiene 53 años y es obispo desde 1999, cuando fue ordenado por monseñor Eduardo Vicente Mirás. Desde 2007 es el quinto obispo de San Miguel. Antes fue secretario general del episcopado, nombrado por Bergoglio, quien siempre le dio impulso a su carrera dentro de la institución. En la Conferencia Episcopal es miembro de las comisiones de Educación Católica y de la Universidad Católica Argentina, y presidente de la comisión Episcopal de Fe y Cultura, de importante gravitación en el rumbo eclesiástico. Es licenciado en derecho canónico, con especialización en Jurisprudencia (Pontificia Universidad Gregoriana de Roma).

Baldomero Martini, Diócesis San Justo
Tiene 73 años y fue ordenado obispo en 1989, por el cardenal Raúl Francisco Primatesta. Estuvo a cargo de la diócesis de Córdoba hasta que llegó a San Justo, en 2004. En la Conferencia Episcopal es miembro de la comisión de Migraciones y Turismo. Pese a que tuvo hasta un enfrentamiento con el INADI por sus críticas al matrimonio igualitario, está considerado como moderado. Tras la asunción de Francisco, dijo que conoció a Bergoglio “como auxiliar de Buenos Aires, como coadjutor, y luego como arzobispo; nos reuníamos periódicamente junto a otros obispos”. Martini recordó que el actual Pontífice lo puso en la sede de San Justo, y aseguró que Bergoglio “fue mi consejero”.

Héctor Cardelli, Diócesis San Nicolás
“Es la primera vez que puedo decir que tengo un amigo Papa”, dijo Cardelli al diario de San Nicolás. Desde 2004, que es obispo de esa diócesis, mantuvo un contacto permanente con Bergoglio. Tiene 71 años y fue ordenado obispo, en 1995, por monseñor Eduardo Mirás. En la Conferencia Episcopal preside la comisión Episcopal de Pastoral Penitenciaria y es miembro de la comisión Episcopal de Pastoral Social.

Oscar Sarlinga, Diócesis Zárate-Campana
Cumplirá 50 años el 20 de mayo. Fue ordenado obispo por monseñor Rubén Di Monte en 2003, y uno de los co-consagrantes es, precisamente, Bergoglio. Pero Sarlinga está en la vereda opuesta en cuanto a la concepción ideológica de la Iglesia. Más aún, su nombramiento al frente de la sede de Zárate - Campana por parte de Benedicto XVI, en 2006, fue motivo de un planteo del cardenal Bergoglio al Papa, porque no se lo consultaba por los nombramientos en sedes que consideraba clave. Sarlinga está entre los catalogados como de ultraderecha, con una concepción muy conservadora. Figura entre los amigos de Esteban Caselli, ex embajador en el Vaticano. Es doctor en teología dogmática y licenciado en derecho canónico. Actualmente es miembro de la comisión de Pastoral Social.

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