Los intendentes apasionados por el deporte
El deporte y la política tienen muchas cosas en común. La perseverancia, la dedicación y el esfuerzo son algunas de las condiciones necesarias para desempeñarse en ambas actividades. Tal vez por esto no sorprende encontrar a más de un político deportista, y viceversa
Los intendentes son la cara visible del Estado en el territorio. Son las personas que los vecinos eligieron para solucionar sus problemas cotidianos y a las que re-curren las 24 horas los 365 días del año. Sin embargo, muchos alcaldes organizan sus agendas y encuentran los momentos necesarios para realizar aquella actividad física que los estimula y mantiene más activos.
En el universo de mandatarios bonaerenses están los que no consideran al deporte como una actividad secundaria, sino que practicaron profesionalmente una disciplina y hoy la miran por el retrovisor con nostalgia. Un ejemplo de ellos es Alejandro Cellillo, automovilista que sueña con volver a las pistas. También están los que sostienen un entrenamiento de alto rendimiento, como el jefe comunal de Bolívar, Eduardo “Bali” Buca.
Martín Yeza (Pinamar) : “Represento al equipo de vóley de Pinamar”
“Empecé a jugar porque mido 1,95, y por una cuestión de altura me es más fácil este deporte que otros”, dice, entre risas, el intendente de Pinamar a La Tecla. “Represento al equipo de vóley de Pinamar; actualmente estoy jugando. Juego desde hace mucho, desde hace 10 años; y después de un parate retomé hace 3 años. El equipo juega a nivel regional; todo lo que es Villa Gesell, partido de La Costa, Pinamar y Mar del Plata. Hay un torneo mensual y somos pocos los equipos de vóley; no es un de-porte muy popular en la zona y siempre jugamos entre los mismos ochos equipos”.
-¿Juega con sus amigos?
-Nos terminamos haciendo amigos en el club, y nos juntamos a comer; es un grupo más de gordos que de deportistas... Además, durante la semana jugamos al fútbol todos los lunes, con un amigo que es pastor y que trae pibes de su iglesia, a los que ayuda a recuperar; hacemos el mezcladito.
-¿Hace algún otro deporte?
-También hago montañismo. No soy runner, pero si hay una carrera de 10 o 12 kilómetros, la corro. Acá tenemos una o dos por mes.
-¿Cómo es su entrenamiento habitual?
-Salgo a trotar dos o tres veces por semana; en vóley entrenamos dos veces por semana, y algún domingo jugamos un torneo con el equipo.
Eduardo “Bali” Bucca (Bolívar) : “Mi próximo objetivo en hacer Ironman”
“Comencé hace muchísimo tiempo a hacer deportes. Jugué los nacionales y los torneos latinoamericanos de tenis; soy de la camada de Mariano Zabaleta y Mariano Puerta. Pero se cortó cuando en el secundario me tenía que ir a vivir afuera y opté por quedarme; era muy chico, tenía 14 años; y llegué a jugar en Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil; y en tres oportunidades fui campeón nacional.
-¿Cuándo empezó a hacer maratón?
-Primero hice maratón y ahora hago ultra- maratones. Empecé hace 4 años a correr carreras de 50 kilómetros; el año pasado me animé a correr una de 100, y este año encaré una de 130, en la que estuve 26 horas y media corriendo. Me gustan mucho los deportes y los desafíos. Empecé a experimentar que el cuerpo me daba bien. Para la carrera pasada me focalicé un año antes, entendiendo que con mi trabajo se me complica para entrenar. Me preparé con un año de anticipación, entrenando mucho los fines de semana y muchas veces a la madrugada, de las 12 de la noche a 6 de la mañana, y después me iba a laburar.
-¿Cómo es el día a día?
-Trato de correr dos veces por semana, en los días de semana, trotes cortos de 14 o 15 kilómetros; y cada 15 días también trato de hacer bicicleta.
-¿Tiene un próximo objetivo?
-Voy hacer el Ironman, una competencia que combina el trote, la bici y la natación. Es muy dura pero muy buena.
Javier Martínez (Pergamino): “El deporte me arrimó a lo público”
Javier Martínez fue presidente durante seis años del Club Douglas Haig de Pergamino. Su ejercicio fue de 2009 a 2015, y como vicepresidente de 2007 a 2009. Durante su gestión, el club tuvo dos ascensos: del Argentino B al A y del Argentino A al Nacional B. Consultado sobre su historia y la del club, el alcalde relató que “mi padre era socio vitalicio. Yo fui un lateral derecho bastante limitado hasta la Quinta división; y mi hijo juega en la Cuarta ahora, él tiene 20 años”. Además, Martínez explicó que en este momento no hace deporte. “Sólo caminar en la cinta de vez en cuando”, indicó. Se define como “futbolero”. De chico era hincha de Independiente, como todos sus vecinos en el barrio. Después, toda su pasión futbolística se volcó a Douglas. En cuanto a la relación entre fútbol y la política, el alcalde señaló que “el deporte me arrimó a lo público, me permitió conocer gente. Bastantes cuestiones en común tienen”. Martínez agregó: “Administramos fondos que no son nuestros, y la repercusión que tienen nuestros actos son muy importantes”. El intendente también indicó que sigue participando en el club, que tiene una estructura muy importante.
Alejandro Cellillo (General Alvear): “Es una experiencia adrenalínica”
El intendente de Alvear, Alejandro Cellillo, como buen corredor automovilístico, lleva la actividad en el alma y en el corazón. A pesar de haberse alejado de las pistas hace unos años, dice que “volvería a correr” sin dudarlo. Aunque aclara que “tendría que entrenar y practicar”. “Yo corrí en el TC roqueperense, en la categoría Turismo Estándar”, señala Cellillo, y recuerda que “eso fue del 2001 al 2007. Corría con un Opel K 180, que es un auto intermedio, que se fabricó durante cuatro años en los ‘60”. Se sincera: “Me gustan los autos, me gustarán siempre”, y añade: “No puedo estar en el alambrado”. Por ese motivo no va a ver las carreras, lo hace por televisión, donde sigue a la Fórmula Uno y el Nascar, que una categoría norteamericana. Para el intendente, el automovilismo es comparable con pocas cosas, una sensación parecida a esquiar. “Es una experiencia adrenalínica”, afirma. En cuanto a aquellos años en que se calzaba el casco, el radical cuenta que “corriendo en la categoría A llegué a tener curvas de 140 kilómetros”. “En camino de tierra”, destaca, y sobre los riesgos de la actividad dice: “Tuve dos vuelcos y unos cuantos choques, pero nunca con daños. Se necesita tiempo y dinero para correr; nosotros armábamos el auto”.
