31 de enero de 2019
INTENCION EN MOVIMIENTO
Cultivar una vida en modo flow
En 2012, Dafne Schilling fundó Yoga Booty Ballet Argentina y se convirtió en la referente nacional. Sin embargo, los diversos cambios socioculturales y la experiencia que le dio desempeñarse como guía, la llevaron a repensar su práctica y transformarla por completo
De profesión actriz y bailarina, a los 20 años Dafne Schilling llegó a Los Ángeles, como actriz de Superclásico, una película danesa que se filmó en Buenos Aires y que quedó preseleccionada para los Oscars.
Siempre inmersa en el mundo de las artes y el yoga, en Estados Unidos conoció el universo del Yoga Booty Ballet (YBB) y, de la mano de su maestra, Kristen Huffman, se sumergió en él. Tras un año de aprendizaje en el extranjero, estaba lista para traer esta innovadora práctica a su país natal. Así, en 2012 regresó y fundó YBB en Argentina.
Sin embargo, el paso del tiempo la atravesó y la transformó. Conceptos como movimiento feminista y empoderamiento, hicieron que ella repensara su rol como mujer y como profesional en esta sociedad, e influyeron directamente en la reconversión y renovación del método. Por eso, este año, Dafne lanza lo propio: una técnica que toma las bases de YBB, pero que se encuentra modificada por la experiencia y que lleva el nombre de Intención en Movimiento.
-¿De qué se trata?
-Son talleres de hora y media en los que se fusionan diversos estilos. Están destinados a que las mujeres puedan experimentar y poner en movimiento sus intenciones, sus deseos, su motor.
-¿Qué características tiene?
-Antes que nada, hay que aclarar que nada tiene que ver con una clase de yoga tradicional. Es decir, Intención en Movimiento toma algunas herramientas del yoga y las fusiona con las de otras prácticas y disciplinas tales como la meditación y la danza. A partir de esto, surge esta técnica que busca visualizar y trabajar con intenciones o propósitos para transmitirlos y llevarlos al cuerpo.
-¿Cuáles son sus beneficios?
-El principal es la tremenda reconexión con el poder y la fuerza innata de cada mujer, porque su ejercicio te devuelve al origen. Muchas llegan perdidas, en crisis o teniendo que tomar una decisión; y esta práctica te da un cachetazo de realidad y conciencia para que te vuelvas a conectar con tu fuerza. Esto tiene mucho que ver con que es una clase libre de juicio, donde cada uno va, hace lo que puede, y donde las personas encuentran libertad y sanación para el alma. Y, en lo que refiere a nivel físico, quemás un montón de calorías porque no parás de bailar y se ejercita mucho la fuerza de piernas, brazos y abdomen.
-¿Trabajás solo con mujeres?
-Intención en Movimiento siempre estuvo relacionado con la mujer. Me gusta generar espacios femeninos donde mis alumnas puedan conectarse entre sí y en los que se genere un empoderamiento en grupo. En cambio, en mis clases de yoga más tradicional involucro a hombres. Así que depende mucho de la situación y del ambiente. Pero eso no quiere decir que si al hombre le gusta venir a la clase de Intención en Movimiento no pueda hacerlo. Las puertas están siempre abiertas.
-¿Cómo es una clase de Intención en Movimiento?
-Son encuentros sumamente completos que tienen una estructura interna de taller, porque en cada clase se presenta un eje temático. A partir de ahí se arma un debate donde pensamos cómo nos relacionamos con ese concepto y, luego de conversar e intercambiar ideas, vemos la manera en que podemos llevar eso al cuerpo, es decir, cómo podemos ponerlo en movimiento.
-¿Cada alumno hace su movimiento o vos les marcás una coreografía?
-Para soltarse, las personas necesitan un poco de estructura. Entonces, al principio marco determinados pasos y todos me van siguiendo; pero, como la búsqueda es personal, también hay un momento de la clase dedicado al baile libre en donde cada uno expresa lo que le sale.
-¿Con qué generos musicales trabajás?
-Absolutamente con todos. Podemos bailar desde rock, hasta reggaeton, pop, música andina o hip hop. La idea de la clase es que te atraviese, entonces es como una montaña rusa: arranca suave, por ahí conectando con la respiración y escuchando nuestro ritmo interno, y después empezamos a bailar y puede llegar a generarse algo más bien desaforado y en busca de la liberación.
-¿Todos pueden llevar a cabo esta práctica?
-Sí, cualquiera puede venir, no hay ningún tipo de restricción vinculada al sexo, la experiencia o las capacidades. Las puertas están abiertas y cada uno hace lo que puede a su tiempo y a su ritmo.
-Dijiste que en cada clase se trabaja un concepto particular, ¿cuáles son?
-Están muy vinculados a Doce Estaciones del Alma, el libro que lancé el año pasado. Allí se plantean afirmaciones que nos invitan a reflexionar acerca de la manera en que nos vinculamos con determinados propósitos que van desde la apertura, al amor, la expansión, la intuición, la transformación, la celebración, el cambio, entre otras.
-¿Desde tu rol de guía, ¿qué propósito perseguís?
-Siempre busco generar un espacio lo más libre posible para que cada persona pueda reencontrarse con su esencia. Y estoy convencida de que, mediante el movimiento, esto se logra.
Lectura
El libro de las 12 estaciones
Mediante la combinación de experiencias personales, ejercicios, posturas y mantras, Dafne invita en su libro Doce estaciones del alma a que los lectores liberen sus mochilas para alcanzar la felicidad. A partir de doce capítulos, que se encuentran representados por una intención, busca interpelar al otro para que aprenda algo nuevo sobre sí y descubra su destello interior. Y es que, volviendo a la esencia, cada ser podrá trabajar para encontrar el camino de la felicidad.
Costo: 550 pesos
Un estilo de vida
Dejar que todo fluya
Inspirada en el libro Fluir, una psicología de la felicidad de Mihály Csíkszentmihályi, Dafne y su marido, Nicolás Bursztyn, se propusieron trabajar a diario por alcanzar el modo flow en todos los aspectos de su vida.
Al respecto, ella explica: “Nuestro objetivo y deseo es encontrar ese flow, ese fluir en todo lo que hagamos. Hallar un equilibrio en el trabajo, en las amistades, en nuestro día a día, en la conexión con la naturaleza, en todo”.
Y es que no cabe dudas, que ambos están convencidos en que encontrarlo es “hacerse cargo de lo que cada uno es y trabajar en pos de crear esa vida que se quiere vivir”, porque, claro está, ellos no creen en excusas.
Por eso, bajo este nombre crearon una productora con la que invitan a las personas a sumarse a este estilo de vida.
Una alimentación balanceada es la clave
Como guía, Dafne se limita a aconsejar acerca de la nutrición, pero no asesora. En lo personal, opta ser vegetariana, pero incluye pescado en su alimentación. Y da libertad para que cada uno elija lo que quiere para sí.
Sin embargo, recomienda comer verduras y frutas frescas, frutos secos y evitar aquello que esté industrializado.
Recomendaciones para fluir
Con la vida que estamos acostumbrados a llevar, no es fácil encontrar el modo flow. Pero para hallarlo, Dafne recomienda “buscar una actividad que te genere fluidez”. Puede ser bailar, hacer cerámica, cocinar, no importa qué; pero tiene que ser algo que realmente te guste, te atrape y a lo que quieras dedicarle un rato semanal, “el tiempo que te pida el alma”.
Al respecto, explica que “generar hábitos toma 21 días”, entonces poco a poco “esa práctica que nos hace bien, se irá apropiando de nosotros hasta que la incorporemos.
Sin embargo, aclara que si no se tiene la fuerza de voluntad necesaria para iniciar la transformación, “lo mejor será entregarse a un grupo de personas que te ayuden, apoyen y acompañen. “Un ejemplo es ir a una clase, entregarse y respetarse ese tiempo”.
Viajar y experimentar cada destino
De la mano de la productora Modo Flow, Dafne organiza viajes para vivir esta experiencia y fluir en distintas partes del mundo.
Este año ya tiene cuatro planeados: Mar de las Pampas, Uruguay, Ibiza y Tulum.
Allí se medita, se baila, se ejercita, pero sobre todo se vive el lugar.
Desde 2016
Embajadora de Reebok en el país
Hace tres años que la marca deportiva Reebok eligió a Dafne como la representante del yoga y la danza en el país. Al respecto, ella explica: “Ser embajadora es como tener un sponsor y estoy feliz de que la compañía me haya elegido y también de haberlos elegido yo a ellos porque me acompañan un montón, pero al mismo tiempo me dan una gran libertad de desarrollar mi trabajo como quiero”. Además, detalla que el acompañamiento es mutuo porque así como ella está en los eventos de la marca, la firma está en los que organiza ella.