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La Tecla
Redacción
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Prisión Preventiva para los rugbiers
Así lo confirmó la Fiscal Verónica Zamboni en un escrito y pedirán la condena por homicidio agravado
A fines de enero, el estudiante de abogacía Fernando Báez Sosa fue asesinado por diez deportistas a la salida de un boliche en la ciudad balnearia de Villa Gesell.
Tras una ardua investigación y la detención de diez jóvenes en el Penal de Dolores, la Fiscal Verónica Zamboni ordenó la prisión preventiva para ocho acusados Luciano Pertossi, Ayrton Viollaz, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Ciro Pertossi y Lucas Pertossi por homicidio agravado mientras que se van a liberar a Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino porque no se encontraron elementos suficientes para ubicarlos en donde sucedió la golpiza.
Las pruebas que favorecieron a los dos chicos que podrían obtener su libertad estuvieron dadas por las pericias a sus teléfonos celulares y al no ser identificados en las ruedas de reconocimiento realizadas a fines de enero.
El pedido realizado por la Fiscal excede las trescientas páginas con declaraciones de veinte testigos, incluye chateos de los acusados, pericias de medicina legal videos de cámaras de seguridad ubicadas en el lugar de los hechos como también las extraídas de los teléfonos celulares. La prueba fundamental que aún no se encuentra disponible es el análisis de las zapatillas con manchas de sangre halladas en la casa alquilada por los jóvenes.
Las pruebas audiovisuales muestran a Ciro Pertossi y Matías Benicelli limpiando sus manos momento después de la brutal paliza.
Por otra parte, Zamboni cree que los rugbiers sabían que mataron a Fernando y esto se desprende de los contenidos de sus teléfonos. Primero Lucas Pertossi envía un audio desde el lugar del crimen avisándole a sus pares que llegó la Policía pues el chico estaba muerto. Se suma el video de Lucas Pertossi que registró la pelea desde sus inicios en el interior de la discoteca hasta desenlace fatal.
Por último, Ciro Pertossi fue el que sembró el pacto de silencio al escribir en un chat grupal “chicos no se cuenta nada de esto a nadie”.
Estas aristas dieron por sentado, para la visión de la Fiscal, la participación y premeditación en los hechos.
A fines de enero, el estudiante de abogacía Fernando Báez Sosa fue asesinado por diez deportistas a la salida de un boliche en la ciudad balnearia de Villa Gesell.
Tras una ardua investigación y la detención de diez jóvenes en el Penal de Dolores, la Fiscal Verónica Zamboni ordenó la prisión preventiva para ocho acusados Luciano Pertossi, Ayrton Viollaz, Matías Benicelli, Blas Cinalli, Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Ciro Pertossi y Lucas Pertossi por homicidio agravado mientras que se van a liberar a Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino porque no se encontraron elementos suficientes para ubicarlos en donde sucedió la golpiza.
Las pruebas que favorecieron a los dos chicos que podrían obtener su libertad estuvieron dadas por las pericias a sus teléfonos celulares y al no ser identificados en las ruedas de reconocimiento realizadas a fines de enero.
El pedido realizado por la Fiscal excede las trescientas páginas con declaraciones de veinte testigos, incluye chateos de los acusados, pericias de medicina legal videos de cámaras de seguridad ubicadas en el lugar de los hechos como también las extraídas de los teléfonos celulares. La prueba fundamental que aún no se encuentra disponible es el análisis de las zapatillas con manchas de sangre halladas en la casa alquilada por los jóvenes.
Las pruebas audiovisuales muestran a Ciro Pertossi y Matías Benicelli limpiando sus manos momento después de la brutal paliza.
Por otra parte, Zamboni cree que los rugbiers sabían que mataron a Fernando y esto se desprende de los contenidos de sus teléfonos. Primero Lucas Pertossi envía un audio desde el lugar del crimen avisándole a sus pares que llegó la Policía pues el chico estaba muerto. Se suma el video de Lucas Pertossi que registró la pelea desde sus inicios en el interior de la discoteca hasta desenlace fatal.
Por último, Ciro Pertossi fue el que sembró el pacto de silencio al escribir en un chat grupal “chicos no se cuenta nada de esto a nadie”.
Estas aristas dieron por sentado, para la visión de la Fiscal, la participación y premeditación en los hechos.