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Argentina
6 de diciembre de 2011
INFORME

Una lucha contra el más grande

En marzo de 2008, un accidente laboral en uno de los laboratorios de Roemmers terminó con la vida de Damián Correa. A más de tres años, la causa está estancada a pesar de que la Fiscalía afirmó la negligencia empresarial. La lucha de una familia contra un poderoso grupo que intentó, en primera instancia, desligarse del tema

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La historia de los poderosos sobre los más débiles es siempre la misma. El ganador no cambia y el perdedor ya se conoce de antemano. Luchar contra los grupos dominantes es muy difícil, aunque uno tenga los suficientes argumentos para convalidar su verdad. Las influencias ganan y el dinero pesa a la hora de las decisiones. Pero siempre hay alguien que pelea y batalla contra esos poderosos, aunque el resultado no sea el deseado.

Ese alguien es Carlos Raúl Correa, quien se puso al frente por la causa de la muerte de su hijo y batalla contra el Grupo Roemmers desde hace más de 3 años. En marzo de 2008, su hijo Damián murió a causa de un accidente mientras trabajaba en el laboratorio Maprimed SA ubicado en la calle Murguiondo n° 2011 de Mataderos y que es subsidiaria perteneciente a este poderoso grupo. Desde ese momento, comenzó el litigio judicial que, hasta el día de hoy, tiene la causa estancada.

Damián se desempeñaba en el sector de sólidos del Laboratorio. El 26 de marzo “entró a un habitáculo que estaba improvisado, porque estaba en refacciones, y había 3 bocas para enchufar unos picos; uno de oxígeno, el otro de nitrógeno y otro de agua. El, en vez de oxígeno, se enchufó a nitrógeno y murió instantáneamente”, comentó a Desafío Económico Carlos Correa.

Desde ese momento, Correa y su familia comenzaron una lucha judicial contra el laboratorio buscando que se haga justicia por su hijo. Debieron enfrentar en un primer momento la indiferencia de la empresa, que intentó despegarse del caso, los intentos por parte del grupo de conciliar económicamente y el dolor por la pérdida del hijo. “Mi hijo de llamarse Damián Leonel Correa pasó a ser un número”, dijo Carlos.

Lucha contra un poderoso

La pelea contra este imperio fue ardua desde un principio. El grupo Roemmers, una compañía que se basa en el desarrollo, la elaboración y la comercialización de especialidades medicinales para la medicina humana, no colaboró con la causa en la primera instancia.

“Al principio, ellos trataron de desligarse de todo, nosotros tuvimos un par de reuniones para tratar de llegar a conciliación y no conciliamos” explica Correa a Desafío. Los directivos del laboratorio pretendían desvirtuar el hecho y llegar a un acuerdo económico al ver que no dejaban de insistir en la búsqueda de justicia.

Fue así que la familia insistió para que la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 10 investigue el hecho y se determine la desidia en la seguridad industrial en el Laboratorio Maprimed.

Las intenciones inmediatas de la empresa fueron desvincularse totalmente de la falla de seguridad y aludir a que la muerte fue inducida por el propio Damián por problemas personales. Carlos expresó que Damián “no se quiso suicidar como hicieron circular, diciendo que tenía problemas sentimentales, cualquier cosa, embarraron la cancha”.

Desde el momento en que la familia decidió investigar el caso, el Laboratorio intentó desviar la atención y arreglar de algún modo evitando la decisión judicial. Aprietes a testigos, conciliación mediante el pago de dinero, negaciones en cuanto a su vinculación con el Grupo Roemmers, fueron algunas de las circunstancias por las que tuvo que pasar la familia, según dijo Correa.

La primera medida de la empresa fue acordar el tema mediante la entrega de una suma considerable de dinero. “Ellos se pensaban que nos iban a arreglar con plata y lo de nosotros era una cuestión de dignidad, de reivindicar la figura de Damián”, explica Carlos Correa a Desafío. Si bien éste comentó que el dinero ofrecido por el Laboratorio era una buena cantidad y les servía para solventar su presente económico, no pretendían esa solución.

Correa se refirió a otro obstáculo que tuvo que cruzar la familia: el apriete que sufrieron algunos trabajadores de la empresa a la hora de declarar. Reservando el nombre del testigo, se refirió al tema y dijo que “hubo aprietes para los compañeros de trabajo y uno es el compañero que encontró muerto a Damián, que ahora está en juicio con Maprimed”.

Y, no conformes con lo sucedido, los directivos de la empresa negaron en todo momento que el Laboratorio Maprimed pertenecía a Roemmers. Así, y en ese contexto, comenzó la causa judicial por la muerte de Damián en las instalaciones del Laboratorio. “Empezamos con el litigio judicial, yendo todas las semanas a la Fiscalía, fuimos manoseados por este poder judicial, que es una de las patas que no funciona bien, porque te denigran y te subestiman”, dijo Correa. Pero la familia no se dejó ganar y luchó contra este poderoso grupo y contra la Justicia.

Golpeando puertas, con la ayuda de distintas organizaciones, lograron que la Fiscalía comience citar a los testigos, a la gente de la empresa, y se dé forma a una causa que aún no está cerrada. Un año y medio después del fallecimiento de Damián, “la Fiscalía determinó la negligencia empresarial”, comentó Correa en diálogo con Desafío.

La causa espera…

Hace más de tres años que el caso se encuentra en litigio judicial, y si bien la Fiscalía estipuló la existencia de negligencia por parte de la empresa y se cambió la carátula de la causa a “Homicidio culposo”, aún no hay una resolución. Luego de pasar por la Fiscalía, ingresó al Juzgado N° 45 a cargo de la doctora María Dolores Fontbona de Pombo. “Lo último que nos enteramos es que habían citado al director (del Laboratorio) y que hubo varios allanamientos en Maprimed” cuenta Correa en relación a la causa.

El proceso aguarda una sentencia que la familia espera que sea satisfactoria. Pero lo que uno desea no es lo mismo a lo que uno intuye que va a pasar, y Correa lo entiende bastante bien. “Yo creo que la causa se va a cerrar como está, mi esperanza es que haya una condena mínima para el responsable de la seguridad industrial o para el directivo de la empresa” cuenta a Desafío. Y agrega: “Yo intuyo que el poderío de Roemmers va a hacer que la causa se cierre”.

Correa sabe que el poderío del Grupo juega en la decisión final de la Justicia, pero sólo espera una sanción aunque sea mínima. “Esto lleva tiempo, y la planchan y la cajonean hasta que la causa prescriba” dice Carlos, casi desganado por los tiempos y el esfuerzo de luchar contra una poderosa empresa y una Justicia que él considera desvirtuada.


LEA LA NOTA COMPLETA EN LA EDICION Nº 42 DE DESAFIO ECONOMICO

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